Si bien los reportajes son maravillosas formas de entretenerse, a veces también es de agradecer el entretenimiento por puro entretenimiento. Si perteneces a ese pequeño grupo de entusiastas que disfruta con el sonido de un buen propulsor de combustión interna, esta entrada no te apasionará por el contenido escrito, pero sí por lo que escucharás. Y ojo, porque el clip puede herir los sentimientos de los más puristas: un Nissan Skyline R32 con un motor V8.

Primero de todo, cabe aclarar que estamos ante un ejemplar berlina. Y no una con las siglas GT-R; la primera generación fue la primera y única en equipar esta icónica denominación con esta carrocería. Además, la versión sedán del Skyline R32 nunca equipó el mitificado corazón RB26DETT, sino unidades de cuatro y seis cilindros en línea de entre 91 y 215 CV, tanto con transmisión automática como manual. Por tanto, ninguna “apreciada” unidad ha sido mancillada.

Nissan Skyline GTS-T Sedan (HCR32)

El Nissan Skyline de octava generación (R32) trajo de nuevo la denominación “GT-R” en 1989 tras 16 años en el olvido. Y con él, el maravilloso bloque de seis cilindros biturbo RB26DETT

Pero lo cierto es que poco sabemos de esta creación. Desconocemos el año de fabricación, cuándo fue adquirido, o cuándo fue transformado para acoger en su vano a todo un propulsor V8 estadounidense. Concretamente un LS1 de origen General Motors, el mismo bloque que dio vida al Corvette de quinta generación en 1997. En el deportivo de Detroit era capaz de entregar 345 CV y 495 Nm, aunque bien es conocido este motor por ser relativamente fácil de potenciar.

De hecho, este motor tiene un montón de actualizaciones, que incluyen amortiguadores ajustables, válvulas de un bloque LS7, una bomba de aceite de alto volumen, un embrague cerámico y nuevas líneas de escape y de admisión y una cadena de distribución de doble hilera (se puede ver la lista en la descripción del vídeo). El coche no tiene problemas para derretir los neumáticos y ponerse totalmente de lado, besándose con la línea roja en cada oportunidad.

Quizá sea el morbo por ver a una leyenda japonesa con un enorme motor estadounidense, pero es innegable que el conjunto resulta ciertamente atractivo, especialmente para nuestros oídos. Todos mis respetos hacia Ben Lane, creador de está máquina de drifting para competir en Australia.