Prueba: Suzuki Ignis

Prueba: Suzuki Ignis

Dos unidades han pasado por nuestras manos y si forma parte de sus opciones, olvídate del cambio CVT


Tiempo de lectura: 14 min.

No recuerdo en estos momentos si lo he dicho por aquí en alguna ocasión, pero soy de esas personas que prefieren conducir un coche poco potente al 100% de sus capacidades –y de las mías– que conducir un coche muy potente al 30% de sus posibilidades. Llega un momento en el cual, el exceso de potencia hace que cualquier carretera se quede pequeña y cualquier intento de ir un poco más rápido signifique jugarse el tipo. Y, para ser sincero, cuando acudimos a una carretera de montaña es para divertirnos, ¿verdad?, no para flirtear con un accidente. Sí, cada uno ve las cosas de una forma particular y tiene habilidades distintas, pero cualquier coche con más de 300 CV llevado al límite se queda sin sitio, y aunque seas muy bueno, te la vas jugando.

Esto también lo podemos traspasar al terreno del off road, sobre todo si, como a mi, te gustan los raids y los rallyes, es decir, la velocidad. Un exceso de potencia complica las cosas y muchas veces, deja de ser divertido, lo que, a su vez acaba por provocar que se afloje el ritmo y no se aproveche todo lo que se tiene disponible. Sin embargo, con un coche que tenga una potencia justa, las cosas son diferentes y puedes ir “a saco” constantemente, sin que la diversión decaiga.

Por eso me gustan coches como el Suzuki Ignis, modelos pequeñitos, de potencia justa y en bastantes casos, con muchas sensaciones al conducir porque van poco aislados y todo llega menos filtrado, más directo. Realmente me compraría algo como el Hyundai i20 N, que desde mi punto de vista, ofrece todo lo que se puede pedir a un coche deportivo para vías públicas, pero para diario, confieso que una opción podría ser el Ignis, con el que también acabaría por escaparme en alguna ocasión a las mismas carreteras a las que iría con el i20N. Al fin y al cabo, me gustan los coches y cada modelo ofrece sensaciones diferentes. Además, el Suzuki Ignis siempre me ha llamado la atención por su diseño y porque puede montar tracción total. no hay nada como este pequeñín en el mercado.

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Sin embargo, hay cosas que no me gustaron nada, y aunque tiene una fácil solución, el común de los usuarios no llegará hasta ese punto. Esas cosas que no me gustan nada fueron los frenos y el cambio automático que se ofrece como opción, pero vayamos poco a poco, porque en esta ocasión hemos podido tener no una, sino dos unidades del Suzuki Ignis.

¡Esta cosa es muy pequeña!

Con las llaves de la primera unidad del Ignis que nos cedieron, me dirijo hacia el coche y lo primero que llama la atención es el tamaño: todo es minúsculo. He visto Ignis por la calle y en fotos infinidad de veces, pero nunca me había parado a verlo de cerca y detenidamente y es un coche muy pequeño. Incluso sus ruedas parecen enanas, pero en realidad solo lo parecen porque cuando miras las medidas te llevas una sorpresa: ¡son de 16 pulgadas! Nos hemos acostumbrado a ruedas enormes y una llanta que podemos considerar como normal y lógica, resulta visualmente pequeña. Su anchura también parece demasiado contenida, cuando en realidad, sus 175 milímetros de ancho son más que suficientes para las aspiraciones del coche. El Toyota Aygo X Cross, el más rival más directo que se me ocurre, monta ruedas 175/60 R18; mismo ancho, mismo perfil, pero una llanta mucho más grande –la misma llanta que monta el Mazda 6 que tenemos en casa, un coche que mide más de 4,70 metros de largo y casi 1,80 metros de ancho–.

Abro la puerta y casi la arranco de lo ligera que es y al cerrarla, poco más y la dejo encajada. Las primeras impresiones es que se trata de “poquita cosa”, reforzado aún más por el habitáculo, estrecho y supersencillo, donde todo también es pequeño a excepción del volante –aunque puede ser más una sensación al estar en un interior de reducidas dimensiones–. Llama la atención que todo es plástico duro, aunque bien montado y de un negro satinado que le da un aspecto bastante aceptable, todo lo contrario que la combinación de elementos blancos en el salpicadero y otros en azul… ¿metalizado? Me gustan los toques de color en los interiores, suelen dar un aire desenfadado e interesante, pero en este caso, la combinación no es buena y la plancha de color blanco en el salpicadero parece barata y no está acorde con el resto de elementos.

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Como se suele decir, para gustos los colores y además, no me encuentro incómodo y todo parece estar en su sitio. Me hubiese gustado mayor regulación del volante en profundidad –y así no llevar las piernas demasiado dobladas–, pero tampoco podemos pedir demasiadas cosas en un coche como este. La sencillez es la nota predominante y así debe ser para poder salir al mercado por los poco más de 15.000 euros que pide Suzuki. Sí, 15.000 euros, hoy día, en lo referente a coches, es poco dinero. De hecho, la contención de costes es una de las bases del Suzuki Ignis: líneas rectas, paneles de la carrocería muy lisos, ausencia de curvas… pero aun así, reconozco que me parece bastante molón y eso que sus dimensiones y sus volúmenes me recuerdan a coches como el Hyundai Atos, no en balde, son coches del mismo segmento y son casi un kei car japonés.

Pero… ¿Nadie se ha dado cuenta?

Dejo de darle vueltas al coche y de mirar aquí y allá, que ya es hora de salir hacia casa. Me quedan unos 40 aburridísimos minutos por autopista y tengo mil cosas que hacer todavía. Pongo en marcha el motor, coloco el sector en D e iniciamos el camino. Como me esperaba, pedales de tacto blando, poco aislamiento y una dirección que parece tener muchas vueltas entre topes, es decir, nada que suponga una sorpresa. Freno para salir de la zona de estacionamiento y llega la primera sorpresa, ¡no frena! Pongo el pie en el pedal, presiono ligeramente –voy muy despacio– y no hay ningún atisbo de que los frenos estén actuando. Piso más de medio recorrido de pedal y ahora sí, noto la deceleración y el coche se detiene. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué tengo que pisar tanto el freno para detener el coche? Menos mal que iba despacio, si me pasa eso en autopista lo mismo tenemos un disgusto.

Con los frenos en mente, inicio de nuevo la marcha y pongo dirección a la autopista, lo que me lleva a pasar por una rotonda, para la cual, hay que frenar. Y efectivamente, los frenos vuelven a mostrar el mismo funcionamiento; no he recorrido ni 300 metros con el coche y ya empiezo a ver cosas que no deberían ocurrir. Los frenos son el principal sistema de seguridad de cualquier coche, no importa si es un vehículo económico, si es un superdeportivo o si es el correpasillos del niño, los frenos son vitales y cualquier fallo, por tonto que sea, supone multiplicar el riesgo de forma exponencial. Nada tranquilo y nada cómodo, salgo de la vía de servicio y afronto el camino a casa con el velocímetro clavado en los 100 km/h, no me atrevo pasar de ahí hasta que eche un vistazo a los frenos, quizá sea algo de porquería y con el circular, más unas cuantas frenadas, todo funcione como debe, pero prefiero no jugármela de primeras, mejor llegar a casa y luego ya veremos.

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Obviamente, las frenadas que tuve que hacer por el camino mostraron la misma tendencia a no detener el coche hasta que se pisaba más de medio recorrido del pedal, y si quería detener el coche por completo, había que acercarse al tope del recorrido. Es inconcebible que un coche tenga unos frenos así, el cabreo que tenía y la incredulidad por la situación me hicieron olvidarme de todo lo demás; llegue a casa, aparqué y automáticamente, envié un correo a Suzuki contando la situación y además, les pedí que me buscaran otra unidad para poder comprobar si los problemas de frenos eran de este coche o eran comunes en el modelo. No devolví el coche, lo tuve durante el tiempo estipulado y lo probé en toda clase de situaciones, pues quería estar completamente seguro de que no era algo temporal, no es justo analizar y opinar sobre algo sin tener las cosas claras, y no, no se resolvió el problema, la poca potencia de los frenos fue una constante.

La verdad es que fue una auténtica faena, pues no me dejó disfrutar del coche todo lo que me hubiera gustado, no iba cómodo, no iba seguro al 100% y eso que no estamos hablando de un coche que sea especialmente rápido. El motor, un 1.2 semihíbrido con poco más de 80 CV, es muy voluntarioso, mueve con soltura todo el conjunto y permite circular a ritmos bastante elevados para el tipo de coche que es, pero no pidas nada más, al menos no lo pidas con el cambio CVT. Creo que es una muy mala combinación, tanto por agrado de uso como por prestaciones y respuesta a las solicitudes desde el pedal del acelerador. Circulando por las calles, en plena urbe… bueno, cumple con su cometido sin luces ni sombras y los consumos no se disparan, no resulta un coche desagradable de conducir, pero tampoco destaca por nada en especial.

Muchísimo mejor con cambio manual

Cuando acudí a por la segunda unidad, me encontré con un Suzuki Ignis de color blanco y con llantas negras, exactamente igual al que me llevé con antelación, lo que me hizo dudar y comprobar la matrícula, pensé que se habían equivocado o que había resuelto el problema de los frenos y me dejaban la misma unidad para que pudiera testar el coche en correcto funcionamiento. Pero no, era un ejemplar totalmente diferente. La decoración era la misma, incluso en el habitáculo, pero en esta ocasión contaba con cambio manual y el sistema de tracción total AllGrip, detalles que me arrancaron una sonrisa de la cara. Además, pensé que en caso de tener los mismos y horribles frenos de a la otra unidad, podría ayudarme con la caja de cambios.

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Abrir, cerrar, colocar asiento y espejos, mandos básicos… todo igual, todo sin cambios entre una unidad y otra, es como si no hubiera cambiado de coche salvo por la presencia de un tercer pedal y un selector del cambio diferente y de manejo manual. El coche presentaba el mismo aspecto –destacar, por cierto, el nivel de pulcritud con el que entrega Suzuki los coches: espectacular– y con el motor al ralentí ofrecía las mismas sensaciones, así que no necesité nada de tiempo para adaptarme al coche. Como curiosidad, el selector del cambio y el embrague ofrecen el mismo tacto blandito y sencillo de todo el conjunto, con unos recorridos tirando a largos para el seclector del cambio.

Una vez en marcha, teniendo por delante exactamente el mismo recorrido hasta llegar a casa, mis espectativas eran claras: no puede suceder lo mismo que en la otra ocasión. Así, llego a la primera frenada, la de salida de la zona de estacionamiento… y sí, ocurrió algo similar, el pedal tenía un tacto abrumadoramente blando y había que emplear mucho recorrido para detener el coche, pero era notablemente mejor que con la primera unidad. Aun así, no quise hacer deducciones precipitadas y esperé hasta llegar a casa y haber recorrido los 50 kilómetros que tenía por delante. Mientras tanto, me di cuenta de que este Suzuki Ignis corría más, o quizá no fuera más, sino mejor. El motor respondía mejor, ganaba velocidad con más ímpetu y resultaba más agradable de conducir, y no tengo la más mínima duda de que todo era por la caja de cambios.

El comportamiento fue básicamente el mismo, a excepción, como he dicho antes, del cambio de sensaciones y de entrega de potencia al montar un cambio manual y no el CVT. Los frenos tenían un tacto similar, pero frenaban algo más. Era necesario, igual que en la otra unidad, pisar mucho el pedal, pero no hacía falta llegar al extremo como en la unidad anterior, así que ya habíamos ganado algo y podemos decir que era cosa del coche y no era tema de diseño. La cuestión, además, es que si nos fijamos bien, tampoco se puede decir que tenga unos frenos especialmente grandes. Los discos delanteros son muy pequeños y atrás lleva tambores, aunque el coche no pesa gran cosa –940 kilos– y no corre mucho –tarda más de 11 segundos en llegar a los 100 km/h desde parado y no pasa de 165 km/h–, así que deberían ser suficientes.

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No obstante, con esta unidad me sentía más cómodo y además, era un AllGrip, tenia tracción integral; la ocasión pintaba en bastos y hubo que aprovechar. Todo lo que no se hizo con la primera unidad, se hizo con la segunda y ojo, porque menudo cacharro divertido es el Suzuki Ignis. Por carretera no destaca, te diviertes por lo que decía al inicio, vas siempre “a fuego”, pero en caminos de tierra el coche se transforma. Sube por sitios que no te esperas, derrapa con un ligero movimiento de volante y vuelve a su sitio con la misma facilidad, puedes pasar por agujeros a una velocidad atroz sin que se te duela hasta el alma… el Suzki Ignis AllGrip, en caminos de tierra, se encuentra en su salsa. El sistema AllGrip es muy sencillo: un acoplamiento viscoso se encarga de conectar el eje trasero cuando se detectan pérdidas de motricidad, unas pérdidas que puedes provocar con movimientos de volante y “picando” un poco de embrague.

Cuando cogí la primera unidad me llevé una decepción enorme, pero con la segunda, y sobre todo por el cambio manual y la tracción total, me lo pasé en grande y Miguel durante las fotos más de lo mismo. Los frenos son flojos, en las dos unidades, pero eso tiene fácil arreglo: líquido y pastillas nuevas. Si todo sigue igual, entonces, pasamos a cosas mayores como bomba o pinzas, que seguramente se puedan montar de otro modelo de Suzuki como el Swift. Merece la pena gastarse en dinero en algo como los frenos, además, si lo hacemos para otros coches que ya tienen frenos “de sobra”, ¿por qué no mejorar uno que viene flojo de fábrica? Por muy pequeño y muy Suzuki Ignis que sea, merece unos frenos dignos de ese nombre.

Datos técnicos

FICHA TÉCNICA
MODELOSuzuki Ignis
MOTORGasolina. 4 cilindros en línea transversal con 1.197 centímetros cúbicos. Inyección, culata de 16 válvulas
RENDIMIENTOPotencia máxima61 kW (83 CV) a 6.000 rpm
Par máximo107 Nm a 2.800 RPM
TRANSMISIÓNTracción delantera, cambio manual de cinco relaciones o automático tipo CVT. En opción, sistema All Grip de tracción total.
DIMENSIONES Y PESOSLargo por ancho por alto en milímetros3.700 x 1.690 x 1.605
Batalla2.435 mm
Vías del./tras.1.460 / 1.470 mm
Peso940 kg
DATOS PRESTACIONALESAceleración de 0 a 100 km/h12,7 segundos
Velocidad punta165 km/h
Relación peso potencia11,3 kg por CV
CONSUMOSConsumo medio homologado (NEDC)5 l/100 km
Consumo medio durante la prueba5,1 /100 km
PRECIO UNIDAD PROBADA15.045 euros (sin tracción total)

Galería de fotos

 

Suzuki Ignis

15045 euros
Suzuki Ignis
6.1

Comportamiento en carretera

6.5/10

Comportamiento en ciudad

7.0/10

Confort

6.5/10

Consumo

7.0/10

Habitabilidad

6.5/10

Infoentretenimiento

6.0/10

Prestaciones

5.0/10

Relación valor/precio

6.5/10

Seguridad

7.0/10

espíritu RACER

3.0/10

A favor

  • Diseño
  • Diversión por pistas de tierra
  • Consumo

En contra

  • Frenos
  • Prestaciones justas
  • Cambio CVT
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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Invitado

yo tengo uno de lo más básico con allgrip y caja manual pero me encanta conducirlo, por ciudad y por campo sobre todo, y en autopista me lleva también y poco consumo, un saludo

pabeni
Invitado
pabeni

Hola, te faltó decir que los automáticos frenan menos porque no tienen retención de motor o es mucho menor. Por lo demás un cochazo en versión all grip.


NUESTRO EQUIPO

Pablo Mayo

Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

Francisco Javier Rodriguez

En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.