Las compañías automovilísticas compiten entre ellas de manera feroz, pero hay momentos en que es más conveniente realizar alianzas puntuales para unir fuerzas, y encarar una situación con mejores perspectivas, ampliando tu conocimiento, mejorando procesos o técnicas. Sin contar, claro está, el ahorro que proviene de la economía de escala en el caso de desarrollar conjuntamente un vehículo o plataforma. Hoy se han anunciado tres acuerdos estratégicos con diferentes objetivos entre Ford y Volkswagen, Hyundai y Audi, y Rimac y Porsche.

Volkswagen y Ford: vehículos comerciales

Ambas compañías han anunciado hoy que acaban de firmar un MoU (Memorandum of Understanding) para explorar diferentes alianzas estratégicas, pero sin intercambio de acciones. ¿Qué es un MoU? Es como cuando te gusta una chica y le dices: “Me gustas y me gustaría salir contigo, pero aún no sé donde llegaremos”. Si ella acepta, poco a poco se van sentando las bases de la relación, con acuerdos más importantes y concretos.

“Ford tiene el compromiso de mejorar nuestra posición como compañia y adaptar nuestro modelo empresarial, que incluye trabajar con socios para mejorar nuestra efectividad y eficiencia.” – Jim Farley, Presidente de Mercado Global de Ford

Esto puede ser un símil de lo que acaban de hacer hoy Ford y Volkswagen: quieren colaborar de manera genérica, pero deberán establecer acuerdos concretos más adelante, que ya serán mucho más complejos, pues establecerán los alcances y responsabilidades de cada compañía en el ámbito de cada alianza que quieran llevar a cabo.

“Ambas compañías ya tienen posiciones fuertes y complementarias en diferentes segmentos de vehículos comerciales. Para adaptarse al entorno, es de suma importancia ganar flexibilidad a través de alianzas. Este es un elemento central de nuestra Estrategia del Grupo Volkswagen 2025.” – Dr. Thomas Sedran, Jefe de Estrategia del grupo Volkswagen

Para empezar, parece que tienen claro que van a realizar una alianza para la creación de una gama de vehículos comerciales. Desde luego tendría sentido desde el punto de vista del ahorro de costes proveniente de compartir plataforma. Próximamente tienen previsto aportar más información acerca de esta alianza.

Audi y Hyundai: pila de combustible

Audi y Hyundai han anunciado su intención de colaborar estrechamente en el desarrollo de la tecnología de pila de combustible, de cara a la producción masiva, que se prevé “al comienzo de la próxima década”. Como vemos, un marco temporal que abarca de 2020 a 2025, pero aún no completamente definido.

Ambas compañías tienen intención de crear una alianza estratégica para desarrollar esta tecnología de manera conjunta, compartiendo patentes. Este punto aún está bajo escrutinio de los reguladores, pues podría ir contra las normas de la libre competencia, aunque, en principio, no se vislumbra ningún problema en que las autoridades den luz verde al proyecto.

Hyundai Nexo

Tanto Audi como Hyundai llevan tiempo investigando y desarrollando la tecnología de pila de hidrógeno o FCEV (en este enlace podéis saber más sobre ella). El fabricante coreano ha creado diferentes prototipos, como el Hyundai ix35 Fuel Cell o el más reciente y su sustituto, el Hyundai Nexo, que consigue aumentar la eficiencia, teniendo 580 km de autonomía, frente a los 410 km del ix35 Fuel Cell.

En cuanto a Audi, ya va por la sexta generación de pila de hidrógeno, siendo responsable dentro del Grupo VW de trabajar sobre este asunto. Se espera que en unos pocos años, Audi lance una pequeña serie de un SUV deportivo que emplee esta tecnología. Hasta el momento, Audi ha estado trabajando en la tecnología de pila de combustible durante casi 20 años, pero sin ofrecer comercialmente ningún vehículo que disponga de esta tecnología. El primer vehículo de pruebas fue el compacto Audi A2H2 de 2004, seguido por el Audi Q5 HFC de 2008. El Audi A7 Sportback h-tron quattro de 2014 introdujo el sufijo “h-tron” para los modelos con este sistema. El más reciente en llegar fue el prototipo Audi h-tron quattro de 2016.

Porsche y Rimac: tecnología eléctrica

En los dos casos anteriores hemos visto que los fabricantes realizan alianzas o joint-ventures para desarrollar nueva tecnología. En el caso de Porsche la aproximación ha sido, digamos, más tajante. La marca de Stuttgart ha comprado el 10% de Rimac Automobili -evidentemente con el beneplácito de Rimac- para tener acceso a la tecnología del fabricante croata, y a toda su experiencia con vehículos eléctricos.

“Al desarrollar los superdeportivos eléctricos de dos plazas, como el ‘Concept One’ o ‘C Two’, así como los sistemas fundametanles de los vehículos, Rimac ha demostrado de manera impresionante sus credenciales en el campo de la electromovilidad” – Lutz Meschke, Vicepresidente ejecutivo de Porsche

Y es que Rimac no solo vende sus vehículos, como el Rimac Concept One o el más reciente Rimac C2, sino que también ofrece servicios de ingeniería en el tema en que son expertos: la propulsión eléctrica, diseño de baterías de propulsión e interfaces hombre-máquina -una manera exótica de llamar al cuadro de mandos-, teniendo ya a unos 400 empleados en su sede de Zagreb.

“Esta alianza es un paso importante para Rimac en nuestro camino para convertirnos en un proveedor de componentes y de sistemas para la industria en la electrificación, la conectividad y el apasionante campo de los Sistemas Avanzados de Asistencia al Conductor.” – Mate Rimac, CEO de Rimac Automobili

Recordemos que el recientemente presentado Rimac C2 tiene 2.000 CV gracias a sus motores eléctricos, y logra alcanzar los 412 km/h. No solo es rápido, sino que su autonomía da para recorrer 650 km con una carga. Si quieres recargarlo, puedes llegar al 80% en tan solo 30 minutos, pero si dispones de un cargador de 250 kW, una potencia muy alta que se encuentra fuera del ámbito doméstico.

Según parece iremos viendo más y más alianzas entre fabricantes, pues la concentración les supone ahorros importantes debido a las economías de escala. También parece que la electrificación va a estandarizar en gran medida las plataformas de los vehículos, y eso puede suponer que los fabricantes se asocien entre ellos para ahorrarse los costes de desarrollo, pudiendo llegar a tener la misma plataforma, pero cada uno con el “disfraz” de su marca, como ya ocurre con algunos vehículos de motor térmico.