Está claro que el precio de los coches de segunda mano se ha inflado en los últimos años. Es difícil encontrar coches deportivos a precios asequibles, por lo que se hace misión prácticamente imposible estrenar el carnet de conducir con un pequeño deportivo con el que aprender a ir relativamente rápido. Pero el deportivo que en los años noventa se adelantó a su tiempo, no es otro que el Mazda MX-3, y que más tarde sería considerado una joya escondida entre los cupés deportivos, es una de esas opciones que, por poco dinero, te ofrece un mundo de posibilidades. Este modelo se lanzó en 1991 y fue un intento de capturar los corazones de los aficionados con una combinación de rendimiento, estilo e innovación rara vez vista en su segmento.

Los años 90 fueron una era de gran competitividad en el segmento de los compactos deportivos, con fabricantes de automóviles de todo el mundo luchando por la atención de un grupo demográfico joven y aficionado al mundo de la automoción, ávido de automóviles que fueran divertidos de conducir sin gastar mucho dinero. Curiosamente, respecto a muchos de sus contemporáneos, a día de hoy se mantiene asequible, y muchas veces no se plantea como opción por desconocimiento.

El Mazda MX-3 se destacó en el mercado como un cupé deportivo bien diseñado que ofrecía algo diferente, distinguiéndose de los compactos de tracción delantera de la época. No comprometía el rendimiento ni la facilidad de uso, lo que era una perspectiva que llamaba la atención de aquellos jóvenes que buscaban un coche con cierto carácter. Y, además, ofrecía algo único, el motor V6 más pequeño del mundo, además de los modelos de edición especial, un alto nivel de personalización y potencial de modificación que ayudaron al MX-3 a distinguirse y mantener su estatus como un modelo muy buscado incluso hoy en día.

Este icónico cupé deportivo se fabricó entre 1992 y 1998 y bajo su capó estaba el K8-DE, y más tarde el K8-ZE, que proporcionó más potencia y una experiencia de conducción más agradable en comparación con muchos de sus competidores de cuatro cilindros. Los competidores del MX-3 incluían modelos como el Honda CRX, el Toyota Paseo y el Ford Probe, cada uno de los cuales fue diseñado para reflejar la idea del fabricante de lo que podría ser un cupé deportivo compacto.

Esta versión del V6 de la serie K utilizaba un colector de admisión de longitud variable (VLIM), que aumentaba la potencia y el par del motor al tiempo que reducía el consumo. La implementación del VLIM por parte de Mazda, llamado “Sistema de inducción de resonancia variable” (VRIS), optimizó específicamente la salida de par del motor mediante la resonancia de admisión, mejorando el rendimiento del motor en diferentes rangos de revoluciones. El DOCH de Mazda contaba con 24 válvulas, y dos bancadas de cilindros a 60°, que con sus 1,8 litros y producía 130 caballos de fuerza a 6.500 rpm.

A pesar de su tamaño compacto, el motor ofrecía un rendimiento respetable y era capaz de impulsar el cupé a una velocidad máxima de más de 200 km/h y lograr una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,5 segundos. Esta combinación de tamaño, potencia e innovación, junto con una configuración de asientos 2+2 con asientos traseros realmente utilizables, garantizó que el cupé no renunciara por completo a la comodidad de los pasajeros y al mismo tiempo mantuviera un perfil y una estética deportivos.

El diseño compacto y aerodinámico del MX-3 contribuyó a que su conducción fuese también algo destacable. Su centro de gravedad bajo y una carrocería relativamente ligera permitían una gran agilidad y estabilidad a alta velocidad. Mazda se enfocó en un equilibrio y un rendimiento dinámico que permitiese a los conductores explotar todo el potencial del motor, ya sea en curvas o en rectas. El sistema de suspensión ofrecía un buen equilibrio entre comodidad y agilidad, ya que proporcionaba un confort de marcha ideal para la conducción diaria, pero con la suficiente firmeza para no comprometer la agilidad en las curvas.

Esto es debido en parte a que Mazda empleó su tecnología Twin-Trapezoidal Link (TTL) en el sistema de suspensión del MX-3, que era otra de las ventajas que tenía el vehículo sobre sus competidores. Esta tecnología patentada proporcionó beneficios similares a los de los sistemas activos de dirección en las cuatro ruedas, pero con una construcción ligera y evitando ser complejo mecánicamente. Esta innovadora tecnología mejoró significativamente las capacidades de manejo del MX-3, convirtiéndolo en uno de los mejores de su clase en cuanto a dinámica de conducción.

El impresionante MX-3 fue algo especial en su época, pero su producción fue mucho más corta de lo esperado, ya que se suspendió en 1998, solo seis años después de su estreno. Esto se debió a varios factores, pero el cambio en los gustos del mercado jugó el papel más importante. A finales de los años noventa se produjo un cambio en las preferencias de los consumidores hacia los dichosos SUV y vehículos más grandes, lo que dejó a los cupés deportivos más pequeños con una participación de mercado cada vez menor.

Otras consideraciones son factores económicos, la crisis financiera asiática de finales de los años 90 que afectó a Mazda y otros fabricantes de automóviles japoneses, lo que llevó a una reevaluación de sus líneas de productos y a la descontinuación de modelos menos rentables. A pesar de poseer una base de aficionados y una reputación por su dinámica de conducción y su V6, las ventas comenzaron a disminuir. La evolución del mercado automotriz, combinada con las presiones económicas, llevó a Mazda a centrarse en modelos más rentables y populares, como el MX-5 Miata y, más tarde, su línea SUV.

El legado del MX-3 se destaca por su posición única en el mercado de cupés deportivos compactos de los años noventa y, hoy en día, el Mazda MX-3 goza de un culto entre los entusiastas y coleccionistas que aprecian su diseño y sus características únicas. Aunque nunca alcanzó el estatus de ícono de algunos de sus contemporáneos, el MX-3 sigue siendo una parte querida de la línea histórica de Mazda, y puede ser una opción perfecta para esos conductores nóveles que quieran comenzar su andadura con un coche peculiar.