Es una tendencia cada vez más instalada a la que habría que ponerle un freno. Estoy de acuerdo con el fastidio que nuestros lectores han expresado en la caja de comentarios de algún artículo relacionado al tema, al tema de los revivals. Asocio el desencanto colectivo a una palabra: sacrilegio. ¿Hay excepciones? ¿Hay casos en los que el recurso funciona? Desde luego.

Se me viene a la mente la Volkswagen ID.Buzz, que, si bien cumple el requisito de heredar el legado de un modelo de culto, representa algo diferente. No es un vehículo del día a día para la ciudad y eso le permite apuntar a un mercado específico. Bien pensado y ejecutado el despertar de la Combi. Lo sé, el modelo es materia para espíritu RACER aventura, pero valía la mención, pues no le escapa a un contexto que no sabe de tipo de carrocerías y las abarca a todas.

Respecto de la alemana, otra modernización que funcionó fue la del Volkswagen New Beetle, pero no la incluyo en estas apreciaciones porque no era más que eso, la versión moderna de un modelo al que todavía le quedaban unos años en las plantas mexicanas, si bien el Escarabajo, Bug, Beetle, Sedán o como quieras llamarlo ya era un clásico mucho antes de que se despidiera.

Las críticas se intensifican cuando este combo entre revivir un modelo icónico del pasado y hacerlo a través de la propulsión toda eléctrica se traslada a los coches que algún día fueron manejados en masa lo suficiente para interpelar diferentes generaciones, y hoy retornan no a modo de homenaje mediante algún concepto, restomod o edición limitada, sino para atender a segmentos de considerable demanda en la producción en serie como los compactos o los crossover, a los segmentos que demandan la ciudad y la cotidianeidad.

Es ahí cuando el margen de error se achica, pues si a esa interpretación del pasado no la ejecutas con justeza y tacto para con los usuarios –no quiero decir que deban ser un calco–, ¿con qué cara les explicas a éstos que eso que acabas de lanzar no es un sacrilegio? El rombo más famoso de la industria automotriz está experimentando esta nueva ola. Es una marca de gran volumen de ventas en Europa y España en particular, y está llevando a las concesionarias modelos que deben responder.

La apuesta es fuerte y arriesgada. Puede resultar, no lo sé. Tal vez, como ya ocurre en Francia y en toda Europa con el nuevo Renault 5, su buena posición como generalista le actúe de impulso más allá de cualquier virtud o defecto que pudiesen evidenciar estos modelos que, de momento, no se han librado de las opiniones divididas y las sensaciones encontradas. Pero hay dos cuestiones. Hablamos de una moda que trasciende al desempeño de ventas, que está sujeta a críticas aún cuando sus intérpretes se matriculan con creces. Por otro lado, condicionando esta moda al terreno del mercado, insisto con que si no la ejecutas a la perfección…

El Renault 4 es exponente de esta controvertida tendencia, así también como el Renault 5, ambos refundados bajo la insignia E-Tech. No se termina de entender hasta qué punto el apático concepto de diseño que ambos comparten es consecuencia de la falta de respeto hacia sus propios clásicos y hasta qué punto ha influido su condición de eléctricos, que, guste o no, en la búsqueda por la mayor autonomía posible termina inmiscuyéndose en el departamento de diseño. Como si fuese poco, ahora el regreso de otro ícono de tiempos pasados, el Citroën 2CV, estaría en marcha.

En casos puntuales, mejor no tocar nada. Como las segundas partes que dejan que desear de una película que había marcado a fuego, como el decepcionante segundo ciclo de un míster que ya lo había ganado todo y que hasta tiene su estatua en el museo del club. Como un club, estos son clásicos que descansan en los museos de sus marcas, pero ahora salen de nuevo al barro. Quiero que comentes más abajo, que me des tu opinión sobre este tema y los ejemplos mencionados. ¿Qué otros casos agregarías? ¿Cuáles crees que no deberían haber sido revividos y cuáles consideras que están bien apuntados por los fabricantes?