Fue presentado en el Salón del Automóvil de Ginebra el 28 de febrero de 2011 con el código interno de desarrollo LB834. Poco después de su debut, Lamborghini ya había vendido más de 12 meses de su producción, y en 2016 ya se habían adjudicado 5.000 unidades y en 2020 las 10.000. Así que sí, el Aventador es el superdeportivo V12 de mayor éxito de la historia de la firma italiana. Lógicamente, la despedida del modelo tenía que ser a lo grande, y aquí está, en forma de Lamborghini Aventador LP780-4 Ultimae.

Empecemos con cosas importantes. El corazón V12 atmosférico de 6,5 litros del Aventador LP780-4 Ultimae genera 780 CV y 720 Nm, y ubica su línea roja en 8.700 RPM. Estas cifras lo convierten en la evolución más enérgica del propulsor, por encima incluso del Aventador SVJ. Como resultado del incremento de potencia y varias medidas que ahorran 25 kilos de masa con respecto al Aventador S, tiene la misma relación potencia-peso del mencionado SVJ. Una pena que solo 600 afortunados puedan echarle el guante.

Como hasta ahora, toda la potencia se envía a las cuatro ruedas a través de una transmisión automatizada de un solo embrague de siete relaciones, que es capaz de realizar los cambios de marcha en tan solo 50 milisegundos. Esto permite que el Aventador LP780-4 Ultimae sea capaz de hacer el 0 a 100 km/h en 2,8 segundos en su camino a una velocidad punta de 355 km/h en su carrocería de techo cerrado; el Roadster pierde una décima en el sprint hasta los 100 km/h, pero mantiene fijada la velocidad máxima a 355 km/h.

Siendo el canto del cisne del modelo, el Lamborghini Aventador LP780-4 Ultimae se podrá disfrutar tanto a techo cerrado como a cielo abierto, aunque solo se harán 600 ejemplares para todo el mundo

Y hablando de las diferencias que hay entre el coupé y el descapotable, otra de ellas sería el peso, con el primero inclinando la balanza en 1.550 kg y el segundo en 1.600 kg. Dicho esto, ambas variantes del Aventador LP780-4 Ultimae están equipadas con suspensión pushrod magnética, dirección en el eje posterior y frenos carbocerámicos con pinzas de seis pistones delante y de cuatro detrás. Asimismo, se mantienen los modos de conducción Strada, Sport y Corsa, así como el Ego, que es completamente personalizable.

En lo referente a la estética, a pesar de declarar el mismo rendimiento del Aventador SVJ, la compañía con sede en Sant’Agata Bolognese no ha querido ir tan lejos. No hay alerones o conductos de aire sobredimensionados en exceso, pero sigue siendo un Lamborghini, por lo que no se puede definir como “aburrido”. Lo más destacado es el nuevo parachoques en la vista frontal, con un difusor dedicado y ondulaciones adicionales delante de ambos pasos de rueda que suavizan la penetración hacia el aire a altas velocidades.

El Aventador LP780-4 Ultimae juega un papel clave en la hoja de ruta de Lamborghini hacia la electrificación, siendo la primera fase del plan bautizado como “Celebración del motor de combustión”

En el interior, el característico patrón en “Y” de la marca se ha repetido y cortado con láser en un color que contrasta con los asientos y el salpicadero, algo exclusivo de esta versión. Los asientos de hecho se comparten con el Aventador S, pero llevan la palabra “Ultimae” bordada, y el pilar A en el lado del conductor muestra el número de su ejemplar. El cuadro de instrumentos es 100 % configurable y puede mostrar los modos de conducción y manejar la conectividad a bordo, dado que hay compatibilidad con Apple CarPlay.

Por último, hay 18 colores estándar para elegir, aunque Lamborghini dice que su servicio de personalización Ad Personam abre la opción a más de 300 acabados de pintura. En el caso del Aventador LP780-4 Ultimae Roadster, viene con un techo de fibra de carbono visible en dos piezas que, a buen seguro, promete ser bastante incómodo de quitar y poner si empieza a llover repentinamente. De todas formas, solo se harán 250 unidades a cielo descubierto, en contra de los 350 coupés que Lamborghini tiene planeado fabricar.

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