Coche del día: Opel Adam

Coche del día: Opel Adam

Un mundo de posibilidades


Tiempo de lectura: 8 min.

En los últimos días hemos visto la cara y cruz del segmento de los coches urbanos, en el que solo parece triunfar la italiana Fiat y donde PSA parece querer tirar la toalla, no su socio Toyota. Ya sabemos que se trata de una categoría complicada con pocos márgenes, para la que se debe recurrir a alianzas entre fabricantes en busca de algo de rentabilidad. Dentro de la propia Opel ya vimos un ejemplo con el primer Agila (A) (un Suzuki con otro logo), así como su andadura en solitario con diversos concepts (Junior, Maxx y Trixx) que pretendían adelantar un futuro urbanita bajo la marca del rayo.

Y de los dos posibles caminos que se les planteaban, los de Rüsselsheim eligieron el más delicado. Por un lado estaba la opción de un urbano sencillo, práctico y asequible como aquel Agila, o coches del tipo SEAT Mii, Peugeot 107 o Kia Picanto entre muchos otros. La otra opción pasaba por seguir la moda de vehículos exclusivos y coquetos donde primaban la estética o la infinidad de configuraciones para hacerlo aún más personalizado. Y aquí es donde entraba de lleno este Opel Adam.

Lo hacía tarde, puesto que el precursor de esta tendencia se remontaba al año 2001 con la primera generación del MINI Hatch moderno bajo el paraguas de BMW, en el que era posible combinar techo con espejos, elegir distintos tipos de llantas de aleación o pegatinas para la carrocería. Fiat dio un paso más en el 500 con el que, aparte de lo mencionado, podía equiparse con una cafetera Lavazza, una pizarra en el salpicadero o incluso llaves totalmente personalizadas con la mano de Swarowski de por medio. Lejos quedaba ya aquel intento de Lancia con el programa Kaleidos ofrecido en el Lancia Y o las pinturas bitono de su sucesor, el Ypsilon.

Opel Adam Black Link White Link 2013

Opel Adam Black Link y Adam White Link (2013)

Y si parecía que no era posible complicarlo, llegó Opel con el Adam para volver al posible cliente totalmente loco por las prácticamente ilimitadas combinaciones. De esto presumía precisamente la marca: miles de composiciones para no toparse con un coche igual que el tuyo. Entonces vimos un techo cubierto de luces LED tratando de imitar una constelación o un tapizado con dibujo de nubes. Se ofrecían carcasas para el retrovisor interior, para el volante, salpicadero o la zona de la palanca de cambios. En el exterior clips de colores para las llantas, la moldura del logo de la parrilla, espejos, adhesivos…

Todo ello partiendo de tres niveles de acabado: el básico Jam, el lujoso Glam, y el Slam con tintes deportivos. Cada uno con sus colores para carrocería o techo y con sus propias tapicerías de tela o cuero según versiones. Al menos la marca lo puso relativamente fácil en cuanto a la oferta mecánica inicial. Las opciones eran tres tetracilíndricos: un 1.2 de 70 CV y el veterano 1.4 con 87 o 100 caballos. Digo que la decisión no era complicada porque el 1.4 resultaba a todas luces el más recomendable, ya que el Adam no era precisamente un peso ligero, y para el planteamiento del coche el de 87 CV resultaba más que suficiente y estaba disponible a GLP.

Motores atmosféricos a priori fiables con consumos ajustados sin ser brillantes, pero más reales que en un downsizing con el que hay que mimar el pedal derecho si buscamos la máxima eficiencia

Con la misma plataforma que el Corsa, el Adam tenía una longitud de 3,7 metros que le alejaba de los más pequeños del segmento A, dejándole a caballo entre estos y los utilitarios. La variante más liviana se iba a los 1.100 kilos en una época en la que se buscaba fervientemente la eficiencia con reducción de peso y motores pequeños en cuanto a cubicaje o número de cilindros. El downsizing llegó al Adam de forma efímera con el 1.0 Turbo y 115 CV con el que se conseguían prestaciones serias para un vehículo de este tipo, pero no era especialmente frugal. En otros mercados como el alemán se ofreció una versión descafeinada de 90 CV que no llegamos a ver por aquí.

Opel Adam Slam interior 2013

Opel Adam Slam (2013)

Por todo ello, el Adam estaba concebido como un coche eminentemente urbano, hábitat en el que no se echaban de menos más prestaciones, pero sí esos centímetros extras frente a los coches del segmento A que se quedaban en el entorno de los 3,5 metros. Porque tampoco se reflejaba en un interior más amplio o un maletero acorde.

De hecho, era la capacidad de maletero uno de sus mayores puntos críticos con sus 170 litros de volumen, cuando un Seat Mii cubicaba 251 litros. No obstante, en las plazas delanteras encontrábamos un buen espacio a lo ancho y una postura de conducción de coche más grande sin ir tan pegados a las puertas como en un Fiat 500 o rozando con el codo del acompañante.

Sentados aquí hallábamos un salpicadero con muy buena calidad y agraciado diseño, de nuevo semejante al de la categoría superior sin la simpleza de la mayoría de vehículos del segmento A

Se le notaba sólido, bien hecho, con detalles cuidados gracias al empleo de plásticos blandos que no veíamos en prácticamente ningún coche pequeño. Sin embargo, también con la moda de las pantallas enormes para manejar el equipo multimedia, IntelliLink en este caso, la del Adam quedaba en una posición demasiado baja que provocaba tener que desviar demasiado la mirada de la carretera para manejarla.

Opel Adam Rocks 2014 1

Opel Adam Rocks (2014)

Otro sacrificio más en pos del diseño. Y si todo esto nos sabía a poco Opel decidió completar aún más la gama. Por un lado llegó el Swing Top, un techo de lona retráctil que no era ninguna novedad en el mercado, pues lo habíamos visto años antes en la primera generación del Renault Twingo.

La segunda variante de carrocería se denominó Adam Rocks, y no era más que una versión con aditamentos estéticos que seguían la moda SUV con molduras y pasos de rueda ensanchados en plástico negro o suspensión ligeramente elevada. Y por último la firma del rayo se atrevió a lanzar un Adam deportivo bajo el apellido S, toda una “pelotilla” con 150 CV que, al margen de sus buenas prestaciones, le convertían en un coche aún más exclusivo.

En la cima de su andadura comercial el Adam llegó a ofrecer un sinfín de posibilidades: gasolina, GLP, cambio automático robotizado, versión deportiva, crossover, techo de lona…

Tal vez para los aficionados al motor este Adam S fuese la versión más interesante de la gama, pero al mismo tiempo la más minoritaria por el público al que iba dirigido el pequeño Opel. En cualquier caso no cumplió las expectativas de ventas y, aunque no llegó a ser un gran fracaso por sus números en algunos países de Europa, en España pasó totalmente desapercibido.

Opel Adam S 2015 1

Opel Adam S (2015)

Quizá fue que el cliente (o más bien la clienta) potencial formaba parte de un público muy específico que buscaba la exclusividad o diseño de un MINI o DS3 a un precio notablemente más bajo. Sin embargo, el más racional Opel Karl tampoco llegó a triunfar, lo cual me hace pensar que el segmento A es un coto muy cerrado al que es difícil penetrar, algo así como ocurre con las berlinas grandes que no sean de las marcas Premium alemanas.

Hacia el final de su vida la gama del Adam fue reduciéndose al mínimo mientras sus oponentes aparecían con más versiones que nunca imitando esa tendencia a la personalización. Lo vimos en los últimos Twingo, en el C1 o 108 incluso con opción de techo de lona, variantes deportivas en el Up! o en el acabado N Line del i10, así como las opciones camperas en el Ka+ Active o Picanto X Line.

Puede que Opel no fuera entonces muy desencaminada y se trató solo de una cuestión de tiempos. Lo que sí parece claro es que ahora en su era PSA no veremos nada similar al Adam, ya que ese hipotético papel lo ocuparía la aspiracional DS. El segmento A sigue decreciendo, paradójicamente se mantiene con versiones eléctricas que, siendo mucho más caras que las básicas de gasolina, sí son una forma relativamente económica de acceder a un coche eléctrico.

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Sobre mí

Ángel Martínez

Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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