Un icono de los rallyes a finales de los años 60 fue el Ford Escort Twin Cam, un utilitario convertido en una máquina de competición. La primera generación del Ford Escort fue un coche con una clara vocación estratégica y de una vital importancia comercial para su fabricante, especialmente en el continente europeo.
Se presentó en el Salón de Bruselas en enero de 1968. Se codeó con ejemplares como la versión descapotable del Lamborghini Miura, Opel Commodore GS o Alfa Romeo 1750 Berlina, pero el Ford Escort de primera generación era la verdadera estrella, un coche generalista del segmento C, sin aspectos interesantes a priori. Sustituyó a la cuarta y última generación del Anglia, un modelo que se fabricó desde 1959 hasta 1967.
No llevaba los últimos adelantos técnicos, pues su configuración era la clásica de la época: motor delantero y tracción al eje trasero -que además era rígido- y frenos de disco en las ruedas delanteras y de tambor en las traseras. Al menos llevaba un esquema McPherson en el eje delantero, una dirección de cremallera y un doble circuito independiente de frenos. Su diseño se realizó pensando en gustar a todos, sin destacar por ser demasiado anodino ni demasiado atractivo, para seducir a la mayor cantidad posible de clientes.
Su importancia estratégica y comercial venía dada por el deseo de Ford de ser el vehículo de acceso de la marca al gran público, el hito automovilístico que motorizó al Reino Unido, como lo fue el SEAT 600 para los españolitos. Se consideró como la réplica de la marca del óvalo al Volkswagen Escarabajo, el turismo más vendido en su época en Europa. Una curiosidad del coche es que fue el primer Ford fabricado de forma conjunta y simultánea en la posguerra por dos países archienemigos durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania (RFA) e Inglaterra.
Para hacerse una idea de la importancia del modelo, se vendieron más de 2,7 millones de unidades de la primera generación (1967-1975), todas ellas fabricadas en Europa
Entremos en detalle con nuestro protagonista, el Escort Twin Cam, descrito con apelativos como “un Escort con pantalones de deporte”, o “la locomotora de la gama”. Su fabricante lo anunciaba tal que así: “Usted ha tropezado con un anuncio del nuevo Escort Twin Cam y ahora, probablemente, no podrá dormir esta noche”.
De esta particular versión se fabricaron 883 unidades hasta abril de 1971. Se diferenciaba de sus hermanos de gama por su parachoques delantero dividido en dos partes, una suspensión mejorada o por sus ruedas de medidas 165 R13, pero sobre todo por un motor retocado procedente del Ford Cortina Lotus, un 1.6 de cuatro cilindros y 102 CV potenciado hasta los 115 CV. En el bloque motor aparecía la grafía “LOTUS”.
El motor se denominaba 3020 E y era un bloque en línea en posición delantera longitudinal, doble árbol de levas en cabeza (DOHC) y dos válvulas por cilindro. Su cilindrada total era de 1.558 cm3 y entregaba los 115 CV a 5.500 RPM, junto a un par máximo de 140 Nm a 4.000 RPM. La alimentación se realizaba a través de dos carburadores Weber 40 DCOE. La culata era de aluminio, mientras que el bloque era de fundición de hierro.
Lo que parece un tubo de escape en la parte superior es todo lo contrario, la admisión. El escape era convencional. La potencia se transmitía al eje trasero mediante una caja manual de cuatro velocidades y además disponía de diferencial autoblocante. Su esquema de suspensiones constaba de McPherson delante y eje rígido detrás con ballestas y barra Panhard.
Sus dimensiones eran 3,98 metros de largo, 1,57 m de ancho y 1,39 m de alto, junto a un liviano peso de 785 kg en vacío
Según el fabricante, su velocidad máxima era de 185 km/h y los 100 km/h desde parado los alcanzaba en 9,3 segundos. Superaba en estas mediciones al Porsche 912, al Ford Cortina Lotus o al Mercedes 280 S. Eran unas prestaciones más que decentes, pero a cambio había que pagar con unos consumos elevados, del orden de los 18 l/100 km en conducción deportiva.
Resultaba un coche divertido de conducir, con una gran facilidad para sobrevirar y hacer derrapar al eje trasero, corrigiéndose con sencillez a base de toques de acelerador. La postura de conducción no era precisamente cómoda ni ergonómica, y la suspensión era demasiado dura y seca, pero a cambio su caja de cambios era precisa y estaba bien escalonada, con unos frenos que eran muy efectivos.
A nivel deportivo ganó pruebas tan importantes como el rallye de San Remo de 1968, y los rallyes de Irlanda, de los Tulipanes de Holanda, de Austria, de Acrópolis y el de los 1.000 Lagos. En 1969 volvió a ganar el rallye de los Tulipanes, el de Austria, el de Ypres, el de Checoslovaquia y el de los 1.000 Lagos. En 1970 repitió con el de Checoslovaquia y el de los 1.000 Lagos. No se podía quejar de palmarés.
Pero su motor ya no tenía más posibilidades de desarrollo, por lo que su sucesor fue el Ford Escort RS 1600, presentado en el Salón de Ginebra de marzo de 1970, definido por Ford como “the potent mix”, algo así como la mezcla o el combinado potente. Su motor era totalmente nuevo, el 1600 FC BDA de 16 válvulas de 1.599 cm3, con 122 CV y fabricado por Cosworth. Pero esta ya es otra historia…
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Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS