Coche del día: 1964 Ford Fairlane Thunderbolt

Coche del día: 1964 Ford Fairlane Thunderbolt

Un sedán de dos puertas perfecto para carreras de aceleración


Tiempo de lectura: 5 min.

El Ford Fairlane Thunderbolt era un muscle car con una carrocería sedán de dos puertas, y se fabricó en una serie limitada de 100 unidades. Era una versión experimental de carreras orientada a las pruebas de resistencia que se celebraban en Estados Unidos. Únicamente se fabricaron en el año 1964. De estas 100 unidades, 51 llevaban un cambio automático MX Cruise O-Matic de tres velocidades, y las otras 49 contaban con un cambio manual de cuatro. Con esta centena se cubrían las necesidades de producción para asegurar la participación en el campeonato NHRA Super Stock de Ford de ese año.

La obsesión por reducir el peso era notoria, eliminando elementos como la rueda de repuesto, gato, material fonoabsorbente, alfombras, o  la utilización de la fibra de  vidrio en puertas, capó y parachoques delanteros, o unas ventanillas laterales y luneta trasera de plexiglás. Aun así, en báscula rondaba los 1.500 kg

Basado en el sedán Fairlane, unía el conjunto chasis/bastidor de este modelo de peso ligero, según los estándares estadounidenses – entre 1.453 y 1.540 kg, según la fuente consultada- junto a un motor de 427 pulgadas cúbicas (7 litros) con dos carburadores cuádruples Holley, procedentes del más grande y pesado Galaxie. Desarrollaba 431 CV a 6.000 RPM y 651 Nm a 3.700 RPM de par motor máximo, aunque estos datos eran más bien conservadores, con unas estimaciones reales de unos 600 CV. El capó presentaba un generoso abultamiento a modo de rejilla de refrigeración del enorme motor.

La introducción de semejante motor implicó un rediseño de elementos tan importantes como la suspensión delantera del automóvil, tanto de sus elementos como los puntos de unión al chasis. También se trabajó de forma muy concienzuda en la reducción de peso, utilizando la fibra de vidrio en puertas, capó, guardabarros y parachoques delanteros -las primeras unidades-, junto a unas ventanillas laterales y luneta trasera de plexiglás. Las últimas unidades llevaban el parachoques delantero en aluminio por cuestiones de regulaciones de competición.

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1964 Ford Fairlane Thunderbolt – Fotografía: Mecum Auctions

Otras medidas de ahorro de peso incluyeron la eliminación de parasoles, equipo de radio, calefacción, limpiaparabrisas del lado del pasajero, reposabrazos, espejos, material fonoabsorbente, alfombras -sustituidas por otras de goma-, moqueta, gato, rueda de repuesto… Los asientos delanteros procedían de los vehículos policiales de Ford o de la camioneta Econoline, ambos tipos más ligeros y rudimentarios. El asiento trasero era el estándar del sedán Fairlane.

Su corazón era un 427 V8, que generaba 431 CV a 6.000 RPM y 651 Nm a 3.700 RPM de par motor. Fuentes fiables apuntaban una potencia real de 600 CV, que le permitían alcanzar los 100 km/h desde parado en poco más de 4 segundos

Los faros de serie se eliminaron y en su lugar se instalaron unas tomas de aire protegidas por una malla metálica que canalizaban directamente el aire a un filtro de aire especial situado encima del motor. Los faros auxiliares de 5,75” (146 mm), habitualmente en un número de cuatro, se activaban mediante un interruptor accionado con el pie. Aunque esté homologado para circular legalmente por calles y carretera, las relaciones finales de la transmisión no lo hacían práctico para la circulación fuera de las pistas.

Era un coche grande, pues medía 5,02 metros de largo, 1,83 m de ancho y 1,38 m de alto. Esta serie reducida de 100 unidades no se construyeron en las cadenas de montaje convencionales del resto de vehículos de Ford. Se realizaron de forma separada gracias al trabajo de Andy Hotton, de la empresa Dearborn Steel Tubing. Aquí se construyeron las carrocerías y se añadieron los V8 427 ci, que se combinaron con una transmisión manual de cuatro velocidades Borg-Warner o una automática de tres.

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1964 Ford Fairlane Thunderbolt – Fotografía: Mecum Auctions

Las primeras 11 unidades se pintaron de color Burdeos Vintage, mientras que las 89 unidades restantes eran de color White Wimbledon. Aunque bajo el capó encontrábamos un V8 de 7 litros, el código con el que se identificaba el motor era un “K-Code” 289 de alto rendimiento, una serie de motores V8 de bloque pequeño (small block) con válvulas en cabeza a 90o.

Dada su naturaleza especial, Ford situó una placa remachada de metal dentro de la puerta de la guantera con el siguiente texto:

“Este vehículo ha sido construido especialmente como un coche ligero de carreras e incluye ciertos componentes de fibra de vidrio y aluminio. Debido a la finalidad especializada para la que se ha construido este coche, y con el fin de lograr la máxima reducción de peso, los estándares de calidad normales de la Ford Motor Company en términos de ajuste de paneles exteriores y la apariencia de superficies no se cumplen en este vehículo. Esta información se incluye en este vehículo para asegurar que todos los clientes que compran este coche son conscientes de la desviación de los estándares regulares de alta calidad de acabado de Ford Motor Company”.

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1964 Ford Fairlane Thunderbolt – Fotografía: Mecum Auctions

Utilizado sobre todo en las carreras de ¼ de milla, tan populares en Estados Unidos, en la Lions Drag Strip de noviembre de 1963 tardo 11,61 segundos en recorrerla y alcanzó los 201 km/h. En la final de la NHRA Winternationals de 1964 tardó 11,78 segundos y alcanzó los 198,59 km/h. Los 100 km/h desde parado los hacía en 4,3 segundos y su velocidad máxima era de 200 km/h, dato secundario habida cuenta su naturaleza de aceleraciones puras y duras.

Para los coleccionistas de miniaturas, las marcas Hot Wheels y Ertl Company las ofrecen al público, y Revell vende un kit de plástico a escala 1/25. También es conocido por aparecer en el videojuego de Xbox 360 “Forza Motosport 4”, en el “Forza Motosport 7” de la Xbox One y en el juego para smartphones “CSR Classics”.

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Sobre mí

Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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