BMW se encuentra en pleno lanzamiento del nuevo BMW i4, el sedán eléctrico con el que asaltan el segmento del Tesla Model 3 y con el que pretenden marcar las pautas en cuanto a electrificación con talante deportivo. La Bayerische, desde hace mucho tiempo, siempre se ha caracterizado por la dinámica de sus coches y por sus versiones deportivas, algo que no cambiará con los eléctricos, ni mucho menos. De hecho, su primer eléctrico “tocado” por los ingenieros de BMW Motorsport es una realidad y obviamente, se encuentra en la gama del nuevo i4.
La firma alemana ya ha dado a conocer la versión más deportiva de la gama, el BMW i4 M50, y ojo, porque promete sensaciones muy, muy fuertes. Equipa dos motores eléctricos con los que alcanza, nada menos, que 544 CV, mientras que la autonomía homologada se va hasta los 510 kilómetros. Sin embargo, no adelantemos acontecimientos, porque estos más de 500 CV no estarán siempre disponibles y si son exprimidos a fondo, tampoco se llegará nunca a la autonomía anunciada.
De todas formas, si no quieres tantas prestaciones, el resto de la gama i4 será una posible opción más que satisfactoria, pero no esperes potencias medias. El BMW i4 tiene una gama que parte de los 250 kW, o dicho de otro modo, 340 CV. Se trata del BMW i4 eDrive40, una variante que anuncia 590 kilómetros y que será la única disponible, junto al mencionado M50. Por supuesto, al contrario del más potente, el i4 eDrive40 solo tendrá un motor y será propulsión, aunque comparte el mismo paquete de baterías.
Prestaciones “ecológicas” y baterías de 110 milímetros de alto
En el caso del más potente, cada motor está colocado sobre un eje. El delantero ofrece 190 kW (258 CV) y el trasero 230 kW (312 CV), mientras que el eDrive40 solo tiene uno en el eje trasero con 250 kW (340 CV). Estos motores, de tipo síncrono, han sido desarrollados por la propia BMW y tienen un factor de eficiencia del 93 %, funcionando mediante excitación. Volviendo al M50, la potencia básica es de 476 CV, que gracias al modo SPORT, que activa la función Sport Boost, se alcanzan los 544 CV antes mencionados, pero durante algo más de 10 segundos. El par motor también aumenta hasta los 795 Nm.
Se puede decir, por encasillar al modelo y ofrecer una imagen más concreta de su tamaño y su categoría, que estamos ante la versión eléctrica del BMW Serie 4 Gran Coupé. La longitud alcanza los 4.785 milímetros y la anchura es de 1.852 milímetros. No son coches ligeros, como cualquier eléctrico, aunque en este caso superan a su principal rival y con el que será comparado constantemente: el Tesla Model 3. El BMW i4 eDrive40 arroja sobre la báscula 2.125 kilos, mientras que el i4 M50 llega a los 2.290 kilos. Unas taras que se deben, lógicamente, a la presencia de las baterías.
Dichas baterías, como ya se ha comentado, son compartidas por las dos versiones. Son de iones de litio y tienen 80,7 kWh, admitiendo cargas a 11 kW con corriente alterna (necesita alrededor de 85, horas para una carga completa) y hasta 200 kW con corriente continua (en 10 minutos puede cargar 164 kilómetros en el eDrive40 y 140 kilómetros en el M50). Están colocadas en la parte baja del piso y tienen solamente 110 milímetros de altura. Su posición también ayuda a conseguir un buen reparto de pesos, algo que normalmente es importante, pero en un eléctrico lo es más por tener mayor peso. Una de las curiosidades más interesantes de estas baterías, es que BMW ha conseguido que todos sus suministradores, empleen electricidad obtenida desde fuentes renovables. Incluso las carcasas de aluminio del sistema de propulsión eléctrica se fabrican con energía obtenida totalmente de fuentes renovables y ecológicas.
Esta forma de trabajar, con energía procedente de fuentes limpias y sostenibles, es un apartado que la marca se ha tomado muy serio desde que puso en circulación los primeros BMW i. En la fábrica situada en Munich solo se utiliza energía hidroeléctrica y la huella de carbono resultante, se recoge en un documento de validación ratificado por auditores independientes. Así, el certificado correspondiente al BMW i4 eDrive40, indica que su potencial de calentamiento global es alrededor de un 47 % menos, si lo comparamos con un modelo de tamaño y estilo similar y motor diésel, a lo largo de 200.000 kilómetros.
Puesta a punto específica para el BMW i4 M50 y sistema de recuperación de energía adaptativo
La dinámica de conducción de ambos modelos estará muy influenciada por la posición de las baterías, pero también por la concepción de la suspensión. El eje delantero adopta un sistema de paralelogramo deformable, mientras que el trasero es un multibrazo, igual para las dos versiones. Sin embargo, el i4 M50 se diferencia del eDrive40 por tener unos cojinetes diferentes y por equipar amortiguadores de dureza variable y regulable. La dirección también es específica para el M50, más rápida y con desmultiplicación variable en función de la velocidad.
Como buen eléctrico, el BMW i4 incorpora sistema de recuperación de energía en frenada, pero según cuentan desde BMW, es un sistema adaptativo. La gestión electrónica analiza la situación de la carretera y la conducción, mediante la información recogida desde el equipo de navegación y los sensores para los sistemas de asistencia a la conducción. Si el coche se acerca a, por ejemplo, una rotonda, un cruce o un tramo de carretera con un límite de velocidad muy bajo, se activará una retención muy elevada. Si se conduce con un estilo anticipativo, BMW asegura que el 90 % de las frenadas se pueden hacer con el sistema de recuperación de energía.
De hecho, este sistema se activa automáticamente como “red de seguridad”. En caso de circular por inercia, sin tocar los pedales, y el i4 se acerca a un coche, se activa el sistema de retención/recuperación de forma automática.
El conductor también tiene la posibilidad de seleccionar el nivel de recuperación que más desea, accediendo al menú. La potencia máxima de recuperación es de 116 kW en el i4 eDrive40, mientras que en el caso del i4 M50 alcanza los 195 kW.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS