La electricidad está siendo una excusa muy usada para adentrarse en la industria del automóvil por muchas empresas. Nuevas marcas de coches se han creado aprovechando la llegada de la tecnología eléctrica e incluso otras, como Huawei o Apple, que poco o nada tienen que ver con los coches, también están trabajando en sus propios vehículos con motor eléctrico. ¿Será un aliciente para la popularización del coche eléctrico? No nos queda más remedio que esperar a ver como suceden las cosas, pero si todo ocurre como esperamos que ocurra, esta forma de actuar será un desastre para los aficionados.

Pero olvidémonos de eso ahora, no seamos catastrofistas y centrémonos en las cosas buenas, porque la electricidad tiene sus cosas buenas aunque no todo el mundo lo vea. Además, suelen venir en forma de aparatos muy cañeros y espectaculares. Ahí están, por poner unos ejemplos, los Pininfarina Battista o Nio EP9, máquinas que han nacido en empresas jóvenes en esto de fabricar sus propios coches o bien, también podemos destacar coches como el Porsche Taycan o el futuro Lotus Evija, aunque estos no son precisamente novatos en la fabricación de automóviles.

Resumiendo, la electricidad si tiene sus cosas buenas, como unas prestaciones de escándalo y un potencial de desarrollo brutal, que sirve de acicate para que otras empresas vengan a ofrecer sus proyectos. Y lo mejor de todo es que suelen ser aparatos deportivos y muy potentes, aunque lejos del alcance de un usuario medio. Los inicios de una tecnología siempre son caros y exclusivos de gente pudiente, pero al menos sirve también para azuzar a las grandes marcas y que se pongan las pilas con sus proyectos. Por eso, la futura llegada del Estrema Fulminea nos parece una buena noticia, porque aprieta a los “grandes” y presenta, además, tecnología que podría ofrecer una buena base de evolución.

Una de las cosas más llamativas que promete el Estrema Fulminea es la tecnología de sus baterías, las cuales podrían ser un avance importante si finalmente llega a producción. Porque esa es otra, estamos ante una start-up formada en 2020 por Gianfranco Pizzuto, cofundador de Fisker, cuya sede está en Módena, que tiene las mismas bases que cualquier otra pequeña empresa que quiere fabricar supercoches.

Volviendo a las baterías, el Estrema Fulminea equipará celdas sólidas y supercondensador, con una densidad energética de 450 vatios hora por cada kilo. De esta forma, con 100 kWh anunciados, no debería llegar a 300 kilos de peso. Imecar Elektronik y el Grupo ABEE (Avesta Battery & Energy Engineering) están involucrados en el desarrollo de estas baterías, pero no se sabe quien suministrará el supercondensador. La autonomía prometida es de 520 kilómetros, a lo que ayudará también el peso total del conjunto, el cual rondará los 1.500 kilos.

Dichas baterías alimentarán cuatro motores eléctricos capaces de rendir 1,5 megavatios (2.040 CV). Una potencia que parece ser la “estándar” para los nuevos superdeportivos eléctricos y un objetivo imprescindible para las nuevas y pequeñas empresas que aprovechan la electricidad para entrar en el mundo del automóvil. Dos modelos mencionados anteriormente, el Pininfarina Battista y el Lotus Evija, prometen igualmente rondar los 2.000 CV.

Con estas cifras no se pueden esperar prestaciones normales, aunque lo prometido por Automobili Estrema va un poco más allá. Según afirman, la aceleración de 0 a 300 km/h se completará en menos de 10 segundos.

Debería estar listo para la segunda mitad de 2023, cuando se pondrán a la venta solamente 61 unidades a un precio, como cabe esperar, muy elevados: entre 1,5 y 2 millones de euros.