Hay que ver como cambian las cosas con el tiempo y lo que antes fue una innovación y un producto estrella, ahora tiene que transformarse y dar una patada a su pasado para poder mantener en el mercado. Ahí está el caso del Renault Espace, quizá, uno de los coches más innovadores que se pusieron en circulación, y ahora, un SUV más en la gama de Renault sin ningún tipo de interés más allá de su tamaño o, siempre según gustos, su diseño.

El Renault Espace, la primera generación, se lanzó al mercado en la década de los 80, concretamente en 1984, como un coche totalmente rompedor. Fue, al menos en Europa, el primer monovolumen de la historia y además, no un monovolumen cualquiera, sino uno bastante interesante, con un interior llamativamente modulable y capaz. Era el coche de familia ideal y su lanzamiento fue todo un acontecimiento.

Renault, durante muchos años, fue una marca con ambición, capaz de crear nichos de mercado y “obligar” a los rivales a estar presentes, como hizo, por ejemplo, con el propio Espace. En otras ocasiones, sus arriesgadas propuestas no tuvieron continuidad, como es el caso del Renault Avantime, basado en el Espace de comienzos de siglo y que fue tan extravagante y tan sinsentido, que no estuvo mucho en el mercado y por supuesto, no tuvo rivales de otras marcas.

La historia del Renault Espace comenzó en Matra, pasó por PSA y acabó en manos de Renault casi de rebote, pues ninguno mostró interés al ser un producto demasiado arriesgado para la época. Sin embargo, como hemos dicho antes, Renault era muy valiente y tenía mentes visionarias. Sirva de ejemplo los más de un millón y medio de unidades que se vendieron, cuando todavía era un monovolumen, y además, uno grande, porque ganó tamaño con cada nueva generación. El primer Espace tenía unas medidas de 4,25 metros de largo –la versión diésel, curiosamente, medía 4,30 metros–, 1,78 metros de ancho y 1,66 de alto, mientras que la batalla llegaba a 2,58 metros.

Era un coche que no solo era innovador en su configuración interior, con asientos independientes y giratorios, también técnicamente al contar con un chasis de acero galvanizado, así como algunos paneles de la carrocería de fibra de vidrio y poliéster. Con ello se ahorraba peso en un coche cuyos motores, a ojos de cualquier usuario actual, era poco potentes. Había un motor gasolina que con dos litros de cubicaje rendía 110 CV, y un diésel, turbo por supuesto, pero con 88 CV.

Por cierto, como detalle final, ¿Sabías que el diseñador del Renault Espace fue Fergus Pollock? Este señor, entre otras cosas, dio forma al Jaguar XJS y al Jaguar XK8…