Seguramente, si preguntas por uno de los primeros familiares de altas prestaciones, la gran mayoría responderá con el Audi RS2. El modelo alemán se presentó en 1994 y dejó a todo el mundo con la boca abierta, gracias a unas prestaciones que podían dejar en ridículo a muchos deportivos de su época y no solo eso, también fue el primer Audi en superar los 250 km/h. Fruto de una colaboración entre Audi y Porsche, el RS2 Avant tiene motivos para ser un coche muy recordado y también muy deseado. Sin embargo, no fue el primer familiar de altas prestaciones, ni siquiera fue el más potente. En 1992 se presentó el BMW M5 Touring e34, que llegaba con 340 CV y un planteamiento igual de deportivo.

Dos años antes, los de Múnich habían puesto en circulación una variante con carrocería familiar, que se convirtió en el primer BMW ///M familiar y en el primer BMW ///M con portón trasero. No resultó fácil para la marca desarrollar un modelo así, pues no valía con adoptar las soluciones del BMW M5 y además, tampoco había una línea de producción en BMW ///M para un coche como este. Eso obligó a que fuera ensamblado casi a mano en la planta de Garching, cerca de Múnich. Obviamente, se fabricaron muy pocos y podríamos considerarlo como el primer familiar con prestaciones de coche deportivo, el cual, apareció dos años antes que el Audi RS2 Avant, aunque muy poca gente se acuerde de ello.

El BMW M5 e34 era la segunda generación del modelo, o la tercera, si contamos al M535i e12 como un M5 –fue el antecesor del BMW M5 e28, y aunque tenía otra denominación, el espíritu y su configuración, era las de un M5–.Era un salto con respecto al anterior M5 y no solo era más potente y rápido, también era más eficaz, estaba mejor fabricado y para muchos, era más bonito. De hecho, muchos seguidores de la saga opinan que la generación e34 es uno de los BMW Serie 5 más bonitos hasta la fecha.

Como se suele decir, para gustos, los colores, pero lo que sí está claro es que el M5 Touring e34 estrenó un motor más potente que el montado en el sedán y aunque no lo pareciera a simple vista, era realmente deportivo. Los ingenieros tomaron el seis cilindros de 286 CV, motor procedente del BMW M635 CSi y del BMW M1 –en este caso rendía 277 CV– y realizaron algunos retoques para crear el propulsor S38B38.

Así, se incrementó tanto el diámetro como la carrera de los pistones, lo que provocó que el cubicaje aumentara hasta los 3.795 centímetros cúbicos, y, por tanto, permitió aumentar la capacidad de la cámara de combustión, con lo que se logró, con ayuda de otros detalles técnicos como una cámara de resonancia, alcanzar los 340 CV a 6.900 revoluciones y los 400 Nm de par a 4.750 revoluciones. Este motor, al contrario del que usaba el Audi RS2, era de aspiración natural y necesitaba de revoluciones para darlo todo, para luego enviarlo a las ruedas traseras mediante un cambio manual de seis relaciones, en lugar de un cambio manual de cinco relaciones como ocurría con el M5 sedán.

Todas las soluciones del BMW M5, inspiradas en competición, por supuesto, se trasladaron al M5 Touring casi sin cambios. Por ejemplo, los frenos estaban compuestos por cojinetes radiales, con lo que se lograba una mejor refrigeración, mientras que la suspensión era adaptativa de serie, al tiempo las barra estabilizadoras eran más gruesas.

Poco después del lanzamiento del BMW M5 Touring, el sedán recibió todas soluciones estrenadas en el familiar, como el motor más grande y el cambio manual de seis relaciones. No obstante, el BMW M5 Touring e34 es el más exclusivo y raro de aquella generación, ya que solo se fabricaron 891 unidades.