A comienzos del Siglo XXI a nadie se le escapaba que SEAT acabaría como la firma deportiva de VAG, con Škoda encargada de los precios bajos y los modelos versátiles, mientras que Audi quedaría como la premium y lujosa. Una sensación que se potenció todavía más cuando, en 1999, se lanzó la primera generación del SEAT León, un coche que además también supuso un notable salto en cuanto a calidad, ingeniería e imagen. Quizá por eso acabó como un auténtico éxito de ventas y hoy día es uno de los modelos más icónicos de la firma.

El SEAT León llegó al mercado un año después de la segunda generación del SEAT Toledo. Básicamente, era una versión del Toledo, al que habían retirado el pequeño tercer volumen trasero y le habían realizado una puesta a punto específica y más dinámica. Fue con este coche con el que se comenzó a trabajar, seriamente, en la imagen deportiva de la marca, apoyado con las diferentes versiones deportivas del SEAT Ibiza. No obstante, las versiones FR y Cupra tardaron un poco en llegar, aunque la marca no se quedó a la espera y empezó, desde casi el inicio de la comercialización del León, a ofrecer versiones que la marca no había podido ofrecer hasta el momento.

La primera variante del compacto español en presumir de prestaciones fue el SEAT León 1.8 20vt, uno de los coches más potentes que había lanzado SEAT hasta ese momento y para ello, tiraba del banco de órganos de Volkswagen y tomaba uno de los mejores motores que ha desarrollado el grupo alemán: el cuatro cilindros de 1.781 centímetros cúbicos, turbo, culata de cinco válvulas, que rendía 180 CV a 5.500 revoluciones y un par de 235 Nm a 1.950 revoluciones. Este motor, que tuvo varias versiones, se podía encontrar bajo el capó del Audi A3, del Volkswagen Golf, del Audi TT. del Škoda Octavia, del Audi A4… Además, en el caso del León, se podía combinar con tracción delantera y tracción integral, combinaba con un cambio manual de seis relaciones.

En su momento era un coche muy interesante –y ahora también, todo sea dicho–. El 0 a 100 km/h lo hacía en ocho segundos, el 0 a 200 km/h era capaz de completarlo en 42.3 segundos, los 400 metros con salida parada podía hacerlos en 16 segundos y el kilómetro con salida parada lo completaba en 29 segundos. La velocidad máxima era de 218 km/h.

Solo había un pequeño problema, por así decirlo, y tenía que ver con su imagen. Estéticamente, apenas había diferencia entre esta versión y el resto de variantes de la gama, apenas se le podía reconocer por las llantas multirradio de 16 pulgadas. La suspensión también era ligeramente más corta, exactamente 15 milímetros más corta que el resto de modelos de la gama.

Estuvo en el mercado hasta la llegada del SEAT León FR, que se ofrecía con el mismo motor 1.8 20vt con 180 CV y la imagen que había estrenado el SEAT León Cupra 4.