Con la llegada del primer Audi A4 (B5), muchas cosas cambiarían dentro del seno de la marca de Ingolstadt. Se posicionaba más cerca que nunca de la competencia directa, donde BMW con la Serie 3 (E36) y Mercedes-Benz con su Clase C (W202) serían los rivales directos de la nueva berlina de la firma alemana dentro del segmento D. Además, con el A4 (B5), denominado en código interno como Typ 8D, llegarian nuevas motorizaciones como la de nuestro protagonista de hoy, Audi A4 2.8 V6 con culata de 30 válvulas.
Presentado en 1994, seria en enero de 1995 cuando saldría al mercado la primera generación del A4. Si bien durante el primer año y buena parte de 1996 la opción 2.8 corresponder ía al bloque con culata de 12 válvulas, derivado directamente de las mecánicas de Volkswagen y su VR6 de la generación anterior, para 1997 llegaría definitivamente el V6 de 30 Válvulas, desarrollado a partir de la mecánica 2.6 también montada en los A4 del momento, donde se mantendría la carrera de 82,5 mm y se incrementaría el diámetro hasta los 86,4 mm.
El resultado era un propulsor de 2.771 cc, asociado a un cambio manual de cinco velocidades o automático con las mismas relaciones. De hecho, la opción automática derivaba directamente del departamento de desarrollo de Porsche, que habría utilizado aquella misma tecnología en los 911 de la generación anterior, conocidos como 964, y posteriormente y tras una revisión en diferentes apartados, en los 993 del momento que optaron por la caja automática.
El Audi A4 (B5) y su variante de 2.8 V6 y 30 válvulas se convertiría en la opción más potente de la gama tras los exclusivos S4 y RS4
Esta variante del Audi A4 (B5) era capaz de trasladar al eje delantero una potencia de 193 CV a 6.000 RPM y un par máximo de 280 Nm a 3.200 vueltas, logrando de este modo mejorar la entrega de potencia en la parte baja y media del cuentavueltas, algo de lo que adolecía su antecesor de 12 válvulas. Las prestaciones, si hablamos de la versión manual y en berlina, iban acorde a los nuevos valores registrados, con una velocidad máxima declarada de 240 km/h y un aceleración de 7,3 segundos para pasar de 0 a 100 km/h desde parado.
En cuanto a las cotas de las que gozaba el A4 de primera generación, se repartían en 4.479 mm de largo, 1.733 mm de ancho y 1.414 mm de largo, disponiendo de una distancia entre ejes de 2.622 mm, datos todos ellos referidos a la versión berlina. Hay que tener en cuenta que alguna de estas cifras variaría de optar por la variante Avant -familiar- con el mismo propulsor. También dentro de la gama podríamos decantarnos por el mencionado cambio automático y por supuesto por la tracción permanente quattro.
Si nos centramos en el plano dinámico, la berlina alemana contaba suspensiones tipo McPherson en el frontal, apoyadas en un doble brazo transversal y una estabilizadora. En la zaga se mantenía la arquitectura McPherson, ayudada por un eje torsional y una estabilizadora. La frenada, por su parte, corría a cargo de discos en ambos ejes, siendo ventilados en el frontal y anclados en el interior de llantas de 15 pulgadas, calzadas estas de manera estándar con neumáticos en medida 205/60 R15, disponiendo de manera opcional de otras opciones en cuanto a medidas y gomas.
Las posibilidades de configuración en el A4 de primera generación portador de este propulsor eran variadas, disponiendo de carrocería Avant, cambio automático o manual, así como tracción total permanente quattro
Otros datos de interés serían por ejemplo la capacidad de su maletero, que en el caso de la berlina se conformaría con 440 litros, quedando en este aspecto por delante de sus rivales más directos. La variante Avant contaría con un volumen de 390 litros, ampliable hasta los 1.250 litros si abatíamos la banqueta trasera.
Por otro lado, el peso final se cifraba en 1.285 kilogramos en la berlina, peso que aumentaría de manera cuantitativa si nos decantábamos por la carrocería Avant o incorporábamos la tracción quattro o el cambio automático, superando en este caso la tonelada y media. En cualquiera de los casos hacemos referencia al peso en vacío, cifras que declaraba la propia marca en su momento.
Cambiando el tercio, y si hablamos de consumos, los motores de gasolina de Audi de la época nunca destacaron por ser parcos en este apartado. Aun así, y teniendo en cuenta el tipo de automóvil del que hoy hablamos y su mecánica V6, podemos decir que en este aspecto los técnicos de la marca afinaron la inyección indirecta multipunto obra de Bosch, logrando una media en torno a los 8,5 litros cada 100 kilómetros en la variante estándar, cifra que aumentaría hasta en un par de litros si optábamos por el cambio automático y la tracción quattro.
Con un precio en su última temporada de comercialización en el año 2000 de 5.875.000 pesetas, la tarifa se incrementaría en “un kilo” si optábamos por la versión Avant, con cambio automático y la tracción quattro. Entre medias de los dos dispondríamos de varias posibilidades de configuración, con el correspondiente recargo en cada una de ellas. Eso sí, de serie contaríamos con elevalunas eléctricos, cierre centralizado, climatizador, dirección asistida, airbag para conductor y pasajero o llantas de aleación, entre otros.
Acabados Premium y una larga lista de opcionales hacían del Audi A4 2.8 V6 (B5) una de las opciones más equilibradas de la categoría, a pesar de la ausencia de la propulsión trasera de sus rivales directos
De manera opcional la lista podia ser muy larga, ya que por ejemplo la pintura metalizada había que pagarla con un sobrecoste de 80.000 pesetas. También la tapicería de piel, techo solar o asientos eléctricos y calefactables. Navegador, volante y asientos deportivos o un equipo de llantas y neumáticos de más envergadura formaban parte de los extras a pagar fuera de la dotación estándar.
Dentro de la competencia del momento, y curiosamente cualquiera de ellos declarando la misma potencia, encontrábamos al BMW 328i (E36) con un precio de salida de 5.624.000 pesetas, aunque justo un año después aparecería los 328i (E46). También el Mercedes-Benz C 280, por el que deberíamos abonar 6,2 millones de las antiguas pesetas.
Otras opciones del momento podían ser los Saab 9000 Aero con el motor 2.3 Turbo, aunque estos eran de cuatro cilindros. Por último, Volvo nos ofrecía por una tarifa similar su S70 con el propulsor 2.5 Turbo de cinco cilindros, ofreciendo los mismos 193 CV que nuestro protagonista.
En la actualidad podemos encontrar alguna unidad de ocasión de este Audi A4 2.8 V6 30v a precios realmente bajos. A diferencia de lo que ha ocurrido con la competencia directa, la berlina de Ingolstadt no se ha revalorizado en los últimos años, quizás porque del trío alemán sea la versión menos demandada.
En cualquier caso, nos encontramos ante un gran automóvil que aún hoy ofrece un nivel de funcionamiento muy bueno, unido a unas respetables prestaciones. Además, y a partir de 1998, podemos encontrar ejemplares que ya incluyen el restyling estético que Audi aplicó al A4 (B5), denominadas Typ 8D2, las cuales conservan un aspecto más fresco que las pertenecientes a la versión “Pre” (8D).
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J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS