Gracias al Mercedes-Benz CLS, hoy podemos tener entre nosotros al enésimo representante de las berlinas de aspecto coupé, y, en este caso, además, de altas prestaciones, el Audi S5 Sportback 3.0 TFSI quattro S-Tronic (B8.5) del 2012. Una berlina que, con respecto a su hermano “serio”, el Audi A4, ganaba una estética más deportiva, además de un práctico portón, mientras que con respecto al A5 Coupé ganaba tres plazas traseras con sus respectivas puertas de acceso.
Podríamos decir que dentro de los “S” del segmento D de Audi, el S5 Sportback sería el modelo que representaría el mejor equilibrio entre forma y función. En el mismo tamaño -y plataforma-, que un A4; contarías con una estética más agraciada, gracias entre otras cosas a una caída más acentuada del techo y unas ventanillas sin marco, que aportan siempre un plus de deportividad.
Como hándicap, perderías algo de espacio para la cabeza en las plazas traseras respecto a un A4. Aún así, cuatro personas de talla media podrían acomodarse sin problemas -incluso sumando a un niño en la plaza central trasera-. Además, está el poder llevar el equipaje de todos ellos en una “caverna” del mismo cubicaje que un A4 berlina -480 litros-, pero, más aprovechados, gracias al mencionado portón. Aún así, si para ti premiaba la practicidad por encima de otra cosa, tus ojos deberían centrarse en un S4 Avant.
Como todos los “S” de Audi, el S5 Sportback se trataba de un vehículo con el que poder rodar muy rápido, pero sin “radicalismos”. Para eso estaban -y están, y por suerte, aún alimentados por gasolina; a diferencia de los “S”, que ahora beben del jugo de las mangueras negras-, sus hermanos mayores, los RS.
Al igual que el S5 Coupé y los S4, compartía con estos motor: un 6 cilindros en V de 3 litros o 3.0 TFSI, animado por un compresor volumétrico; rendía 333 CV entre 5.500 y 7.000 vueltas. Además, y para no tener problemas en la ejecución de las maniobras de adelantamiento, una generosa cifra de par de 440 Nm entre 2.900 y 5.300 vueltas. El motor, aunque no le importaba estirar hasta la línea roja del tacómetro -cifrada en las 7.200 vueltas-, daba lo mejor de sí entre las 3.000 y 5.500 vueltas.
Las prestaciones iban muy en línea con las cifras de su motor: una aceleración hasta los 100 km/h en poco más de 5 segundos, con la bonita banda sonora de fondo de un seis cilindros y el bendito aullido de su compresor, con una velocidad máxima limitada electrónicamente, tarada en los 250 km/h.
El motor del Audi S5 Sportback iba colocado en posición longitudinal delantera, y, transmitía su potencia a través de una caja automática de doble embrague y siete velocidades a las “quattro” ruedas y de manera permanente, gracias a un diferencial Torsen. Marca de la casa desde hace años.
A la hora de frenar esta berlina de 1.675 kg se encargaban de ello unos grandes discos, de 345 milímetros para el eje delantero y de 330 para el trasero, sobre neumáticos de 245 milímetros y llantas de 18 pulgadas de serie; aunque era posible montar unas -apisonadoras- llantas de hasta 20 pulgadas. Es algo poco recomendable, ya que penaliza el confort de este coche.
El consumo no era nada exagerado para las prestaciones del coche, que en conducción normal te permitiría hacer medias de 8-9 litros a los 100 km; si eras de practicar una conducción un poco más ligera, te moverías en cifras de 11 o 12 litros. Algo totalmente asumible.
El equipamiento era relativamente completo, pero con las lagunas típicas de cualquiera berlina alemana Premium: no eran de serie cosas como el climatizador trizona -siendo de serie un monozona-, el sensor de aparcamiento trasero o el espejo interior antideslumbrante automático.
Sí eran de serie los faros bixenón, los asientos deportivos, los sensores de luz y lluvia, las inserciones en aluminio de verdad o un paquete aerodinámico exterior con cuatro colas de escape y llantas de 18 pulgadas, que difería poco del de un A5 “S-Line” normal.
Este S5 Sportback (B8.5) no era más que el restyling que experimentó toda la gama del segmento D de Audi, de las unidades que salieron allá por el año 2010 para el S5 Sportback (B8)
Comprendió, además de una revisión del motor -encaminada a mejorar algo la aceleración y los consumos-; una modificación de los faros -más rasgados y con una luz de conducción diurna diferente-, pilotos posteriores, parrilla y parachoques; así como cambios en el interior -una mayor proliferación de cromados e inserciones en negro piano, manteniéndose la elevada calidad de materiales y ajustes. Todo encaminado a un mejor “envejecimiento” hasta que apareciera su sustituto, el Audi S5 Sportback (B9).
Así que ya sabes, si quieres una berlina rápida, con la que viajar cómodamente y quieres un buen equilibrio entre estética y practicidad, puedes encontrar alguna unidad desde los 28.000 euros. Un buen precio teniendo en cuenta que este coche sin extras partía desde los 67.360 euros en 2012 (64.250 euros su predecesor). Su posicionamiento estaba evidentemente por encima del A4 sedán.
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Adrián Iniesta
Ingeniero electrónico industrial de profesión y amante de los coches por vocación. Dicen que aprendí a leer con las matrículas de los coches y que con 2 años me conocía todas las marcas y modelos. Cualquier cosa que me discutas sobre coches, te la intentaré rebatir ;)COMENTARIOS