Puede que ahora nos parezca un poco chocante o incluso de mal gusto modificar el escultural diseño del Porsche 911 y una muestra de ello ya lo vimos entonces con la versión 996, pero unas décadas antes, más precisamente en la década de los 80, la marca de Stuttgart ofrecía la posibilidad de modificar su frontal y varios detalles distribuidos por su carrocería para asemejar su estética a la del coche de competición Porsche 935. El resultado final se asemejaba en cierto modo a la de otros deportivos de la época como el Lamborghini Countach y el Ferrari Testarossa, pasando a ser uno de los 911 más cotizados y llegando a estar presente en series de televisión y en las habitaciones de muchos adolescentes.

Su nacimiento se debe al encargo de uno de los patrocinadores de los equipos de competición de Porsche y su deseo de poseer todo un 935 para poder circular legalmente por carretera. Los técnicos del departamento de Solicitudes Especiales de la marca alemana desecharon la difícil tarea de transformar el coche de competición en un vehículo “civil” y decidieron modificar exteriormente el  911 Turbo 3.3, instalándole nuevas aletas delanteras que trasladaban los faros al paragolpes anterior, ubicándose estos justo por debajo de la banda de goma del frontal. Incluida esta modificación dentro del catálogo de opciones del 911 y varias unidades producidas después, no convenció la poca eficacia lumínica de las nuevas ópticas rectangulares, por lo que en Porsche se decidió modificar las aletas delanteras para que pudiesen ser instalados los faros escamoteables del 944 e incorporando tras ellos y con el tiempo, unas rejillas de ventilación de los pasos de rueda. También se añadieron sendas tomas de aire laterales en la zona donde se encontraban las protecciones antigravilla de las aletas traseras y dos faldones laterales que mitigaban visualmente la musculosa línea de la zona posterior.

De este coche, que se conocería coloquialmente como Flachbau o Slant Nose y oficialmente como Porsche 911 Turbo SE (equipamiento especial), se ensamblarían en fábrica menos de un millar de unidades, siendo las más buscadas actualmente, la de faros fijos ubicados en el paragolpes. También surgieron numerosos preparadores que realizaban este tipo de transformación a cualquier Porsche 911, además de algún que otro concesionario que realizaba esta misma operación, con componentes de la misma marca alemana, pero sobre un 911 Turbo. Su equipamiento no solo se centraba en su aspecto exterior, llegando a incorporar también techo solar de accionamiento eléctrico, sino que también afectaba al interior donde el habitáculo se podía personalizar con recubrimientos de cuero de diferentes colores y tonalidades repartidos por el interior, el volante, los asientos deportivos y la consola central que podía incluir indicadores complementarios.

Mecánicamente, incorporaría de serie la preparación mecánica disponible opcionalmente para el 911 Turbo, integrando en el propulsor de 3,3 litros un turbo e intercooler más grandes, nuevos árboles de levas, un nuevo refrigerador de aceite montado tras el paragolpes y un doble sistema de escape. Todo esto elevaría la potencia hasta los 330 CV, que junto a su modificada aerodinámica, mejoraría en dos décimas su aceleración de 0-100 km/h  y su velocidad máxima en 10 km/h. También se retocaron las suspensiones, los frenos y se instalaron neumáticos más anchos para adaptarse a las nuevas solicitudes del conjunto térmico.

Toda esta transformación conllevaba pagar el precio de la exclusividad y esto en resumidas cuentas obligaba a tener que pasar por caja y desembolsar por un 911 Turbo SE entre un 40% y un 50 % más que por un “vulgar” Porsche 911 Turbo 3.3.

Menos agraciada, estéticamente hablando, fue la versión Slant Nose realizada sobre el 964 Turbo 3.6, de la cual se realizaron solamente unas 76 unidades entre los años 1993 y 1994. Para esta modificación se optó por adaptar el frontal del 968, incorporar un paragolpes de 911 Turbo donde los faros antiniebla se sustituirían por tomas de aire e incluir en las aletas traseras unas tomas de aire muy parecidas a las que se podrían observar en el 959, con el fin de refrigerar mejor el vano motor. En la zona posterior incorporaría un nuevo sistema doble de escape y un alerón que dejaba de llevar la cubierta de goma, para parecerse en gran medida al instalado posteriormente en el 993, pintado completamente del color de la carrocería. Todo esto complementado por unas llantas Speedline de 5 brazos de 18” de diámetro.

Al igual que su antecesor y acoplado a una caja de cambios donada por el 964 Turbo 3.3, incorporaba en su propulsor el kit opcional disponible para el 964 Turbo 3.6, que incluía un turbo más grande, un nuevo colector de admisión, un sistema de distribución modificado, nuevo sistema de escape con colas dobles y un refrigerador de aceite complementario. Esto aumentaría la potencia en 25 CV, llegando a lograr unos respetables 385 CV obtenidos a 5.750 rpm y consiguiendo que su par motor alcanzase los 520 Nm a 5.000 rpm.