Todos los detalles del nuevo BMW 3.0 CSL

Todos los detalles del nuevo BMW 3.0 CSL

Este modelo, del que solo se fabricarán 50 unidades, combina la característica imagen de la versión original con la más moderna tecnología


Tiempo de lectura: 10 min.

Las siglas CSL han aparecido en contadísimas ocasiones en modelos de producción del fabricante bávaro —aunque hace poco descubrimos que podrían haber sido más—, o de su división deportiva, para ser precisos. Y es que la M de este departamento de BMW y estas tres letras, con su concepción original —Coupé Sport Leichtbau, o cupé de construcción ligera, en español—, están íntimamente ligadas en la historia de la marca.

En estos momentos finales del año en que BMW M celebra su quincuagésimo aniversario, han desvelado finalmente la versión de producción —aunque en cortísima tirada— del concept 3.0 CSL Hommage de 2015. Ejecutado el homenaje, desaparece el apellido, y en las próximas líneas os contamos todos los detalles de este nuevo BMW 3.0 CSL de 2023, que será el cuarto representante en la historia de BMW que combinará una matrícula con el apellido CSL. Los BMW M3 CSL, presentado en 2001, y BMW M4 CSL, de reciente aparición, forman parte también de esa corta lista.

BMW 3 0 CSL (2023) 29

El nuevo “Batmóvil”

Tan solo se fabricarán cincuenta unidades de este nuevo BMW 3.0 CSL, tantas como años cumple la división deportiva de BMW, como bien sabemos. Representan menos de un tercio de los BMW 3.0 CSL fabricados entre 1973 y 1975 —solo 167, a efectos de homologación para las carreras—. Aquel modelo, cuyo germen fue un prototipo desarrollado por Alpina, estaba basado sobre el BMW E9, diseñado por Wilhelm Hoffmeister, y representaba una versión de competición con la que BMW quiso adentrarse como equipo oficial en las carreras de turismos, donde arrasó. Al amparo de la entonces recientemente constituida BMW Motorsport GmbH, el BMW 3.0 CSL conquistó seis títulos del Campeonato Europeo de Turismos: el de la temporada inaugural, en 1973, y otros cinco más desde 1975, estos de forma consecutiva.

Este modelo homenaje trae a la actualidad los aspectos configuradores de la versión de carreras de hace ya medio siglo. Adquiere líneas y elementos en su imagen exterior que son inconfundibles —condensadas en los colores púrpura, rojo y azul sobre la pintura en blanco Alpinweiss— y evocadores de esa presencia característica que le llevó a recibir el apodo de “Batmóvil”. Y también en su configuración mecánica es respetuoso con el esquema de su predecesor: seis cilindros en línea para su motor —de 560 CV—, caja de cambios manual —de seis relaciones esta vez— y potencia enviada al eje trasero.

Vayamos por partes. Como decíamos, ya a primera vista la presencia del nuevo BMW 3.0 CSL retrotrae al modelo original. Lo hace, por ejemplo, la calandra de doble riñón, que aunque es de gran tamaño, conserva proporciones más clásicas que en modelos modernos como el BMW M4 —sobre el que está basado, en realidad—, aunque hablamos de un rasgo más bien atemporal en la marca muniquesa. Lo mismo sucede, en vista lateral, con los bordes de las ventanillas —con un acabado en aluminio satinado, como el perímetro de los riñones—, los cuales generan ese codo Hoffmeister que algunos echamos de menos en ciertos modelos actuales. Sobre esta superficie, además, están inscritos los logos de BMW, un detalle también traído del original, aunque estos iban entonces sobre el propio pilar C.

Los faros delanteros en tonos amarillos, con tecnología láser, son un homenaje a las carreras de turismos y al modelo original, y se acompañan de luces traseras de diseño futurista, que generan efectos en tres dimensiones gracias a hilos de luz láser

Se ha procurado que el frontal cayera lo más vertical posible, para acercarse al aspecto del morro tan característico de los modelos de BMW de aquel entonces, apodado “de tiburón”. Son también representativas las dos entradas de aire, una en cada lado del faldón delantero, plenamente funcionales y destinadas a la refrigeración de sus frenos, así como los muy ensanchados pasos de rueda. Como apunte personal, tengo la impresión de que estos están integrados con la carrocería de manera mucho menos orgánica —sobre todo los traseros— en esta versión definitiva que en el concept de 2015.

El alerón, anclado a los pasos de rueda —que en este caso está homologado para el uso en vías públicas y no se entrega escondido en el maletero, como sucedía con el original—, continúa con el homenaje, dominando la vista trasera. Aquí también destaca el difusor en la parte inferior, en cuyos extremos laterales aparecen las cuatro salidas de escape, distribuidas por parejas. Los silenciadores, por cierto, son de titanio y ahorran unos 4,3 kg de peso, según la marca.

Y es que la ligereza, aunque menos a la vista, es otra pieza elemental en este homenaje. Si en el modelo original el aluminio aparecía en diversos elementos de su carrocería, en este caso se recurre al CFRP —plástico reforzado con fibra de carbono—. El techo, el capó, la tapa del maletero, los faldones delanteros y traseros, difusor y alerón traseros… todos ellos incorporan este compuesto, también presente en el interior, como veremos más adelante. El deflector que está situado sobre el techo, por su parte, es de plástico reforzado con fibra de vidrio y también estaba presente en el BMW 3.0 CSL original.

En este BMW 3.0 CSL de 2023 se ha reducido el aislamiento del habitáculo para reducir la masa total del vehículo, como ya sucedió en el modelo original de los años setenta del siglo pasado

BMW 3 0 CSL (2023) 28

Las llantas, pintadas en color dorado, son forjadas, de aleación ligera y con anclaje monotuerca, con un diseño de radios en Y que deja ver las pinzas de freno pintadas en rojo, y 20 pulgadas de diámetro en el eje delantero, por 21” en el posterior. Montan neumáticos Michelin Pilot Sport 4S desarrollados específicamente para este BMW 3.0 CSL moderno, con el número 50 grabado en sus flancos.

En el interior de este biplaza, el espacio ocupado habitualmente por los asientos traseros se ha sustituido por dos cómodos huecos, apropiados para guardar sendos cascos de camino al circuito. En él abunda también el CFRP, presente en los paneles de las puertas, por ejemplo, o en los asientos M de fibra de carbono, que cuentan con inserciones extraíbles para los reposabrazos. Están tapizados en Alcantara en color negro, al igual que el volante. Varias inscripciones que rezan 3.0 CSL ayudan a evitar esa angustiosa sensación de desorientación, tan habitual como desagradable, asociada a no poder saber con certeza en qué modelo estamos subidos una vez que estamos dentro.

Cincuenta años de evolución que evidencian sus entrañas

Cuando el BMW 3.0 CSL original fue concebido, en su vano motor se instaló el que por entonces era el motor de seis cilindros en línea más potente en un vehículo de producción de BMW hasta entonces. En su versión de 3.153 cc de capacidad, entregaba 206 CV de potencia máxima. Con un peso total del conjunto de tan solo 1.270 kg, la relación peso-potencia quedaba en unos 6,2 kg por caballo.

En el modelo actual la historia se repite, eso sí, con números que dan cuenta del medio siglo que los separa. El propulsor, también de seis cilindros en línea, está basado en el que incorpora el BMW M4 GT3 ganador esta temporada en el DTM, aunque con una cifra de potencia máxima algo más moderada —600 CV en su caso—. Son 560 CV los que entrega en este BMW 3.0 CSL de 2023, con 550 Nm de par. Vuelve a ser el propulsor de seis cilindros en línea más potente instalado hasta la fecha en un BMW de producción. Supera los 551 CV que declara el BMW M4 CSL actual, y con 75 kg en báscula menos que este —se queda en 1.625 kg—, el Batmóvil de 2023 ofrece una relación peso-potencia estratósferica para un coche de calle, tan solo 2,9 kg/CV.

Ningún otro seis cilindros en línea instalado en un BMW homologado para la carretera ha declarado más de los 560 CV que ofrece el de este nuevo BMW 3.0 CSL, un hito que también protagonizó su predecesor en su momento de lanzamiento

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La caja de cambios en este BMW 3.0 CSL moderno, que es de propulsión, como debe ser, también cumple con lo esperado por los puristas y es manual, de seis velocidades. Cuenta con sistema de punta-tacón automático para las reducciones, aunque puede desconectarse manualmente, y es accionada mediante una palanca de cambios con un pomo en color blanco y específico del modelo, que cuenta con el número 50 grabado en su parte superior, entre los indicadores del lugar de inserción de cada marcha. El eje trasero incorpora un diferencial activo de accionamiento electrónico, que trabaja en asociación con el control dinámico de estabilidad —DSC— para optimizar la tracción en cualquier circunstancia —y también para promover esas esperadas sonrisas al permitir salir de las curvas de lado con facilidad—.

La suspensión recurre a amortiguadores pilotados electrónicamente. Incorpora el tren de rodaje adaptativo de la división deportiva de BMW, así como dirección electromecánica con relación variable M Servotronic y un equipo de frenos carbocerámicos. En cuanto a este último, los discos de freno delanteros, de 400 mm de diámetro, están abrazados por pinzas fijas de seis pistones, mientras que en el eje trasero estas son de un pistón, con discos de 380 mm de diámetro. Desde el interior se podrá optar por dos configuraciones, con efectos sobre el comportamiento de dichos frenos y, de forma asociada, la sensación transmitida por su pedal.

La fabricación de las 50 unidades numeradas de este nuevo BMW 3.0 CSL se llevará a cabo el año que viene y durante un lapso de tres meses. Tendrá lugar en la planta del grupo BMW con mayor capacidad en Europa, localizada en Dingolfing, Baviera, y donde se ensambla su serie 7. Gran parte de los procesos se llevarán a cabo de manera artesanal y se desconoce cuál será su precio final, aunque se especula que podría estar situado en el entorno de los 750.000 euros. No cabe duda de que se convertirá en el BMW más caro disponible y, de ser así, también estará por encima de algunas unidades del modelo original que se encuentran actualmente a la venta, como este BMW 3.0 CSL de 1973, anunciado por 520.000 euros a día de hoy.

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David García

No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.

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