Coche del día: Audi 90 Quattro IMSA

Coche del día: Audi 90 Quattro IMSA

Dotado de un par impresionante aplicado a la tracción total Quattro, fue avasallador en las pistas norteamericanas


Tiempo de lectura: 4 min.

Si tuviéramos que escoger un modelo procedente de algún fabricante europeo creado por y para crear publicidad en los Estados Unidos quizás nos quedaríamos con el Audi 90 Quattro IMSA GTO. Y es que, aunque fue un vehículo imposible de homologar para su circulación en carretera, la efectividad de la que hizo gala en las carreras se puso hábilmente al servicio de presentar en aquel país las bondades de la nueva tracción Quattro. Pero vayamos por partes. En primer lugar, debemos indicar cómo en América los vehículos europeos han tenido más predicamento del que se pudiera pensar en un primer momento.

Así las cosas, durante los años cincuenta los pequeños roadster británicos cosecharon un nicho de mercado más que interesante. Siempre como una alternativa exótica y efectiva en curvas a los potentes pero enormes descapotables producidos en el país. Además, llegados los años ochenta las berlinas alemanas fueron ganando una presencia mayor, abierta durante la década anterior gracias al excelente incremento de unidades Mercedes más allá del Atlántico. Así las cosas, cuando para finales de los setenta el Grupo Volkswagen ya había relanzado definitivamente a Audi resultaba de lo más interesante posicionarla en el mercado norteamericano.

Eso sí, ¿cómo hacerlo? Pues bien, la respuesta llegó un poco antes de la mitad de los ochenta, cuando la novedosa tracción Quattro irrumpió con fuerza en el Campeonato Mundial de Rallyes desbancando al Lancia 037 y todos los demás modelos con propulsión trasera. Llegados a este punto, Audi hizo del sistema Quattro su gran bandera tecnológica, presentándola como la mezcla perfecta para situar a cualquier automóvil en ese difícil punto de equilibrio donde la seguridad y el agarre se dan la mano con la potencia y la deportividad. No obstante, había un problema. Y es que usar los éxitos en los Rallyes podía vale para Europa pero no para Estados Unidos, donde estos apenas contaban con afición alguna.

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Audi necesitaba un golpe publicitario de importancia para entrar con más fuerza en el mercado norteamericano, usando para ello la competición y la tracción Quattro

Audi 90 Quattro IMSA GTO, publicidad para el mercado americano

A fin de dar visibilidad a su sistema Quattro en los Estados Unidos, Audi decidió participar en la icónica carrera de ascensión celebrada cada año en Pikes Peak. De esta manera, en 1987 arrasó gracias al pilotaje de Walter Rörhl con un S1 adaptado gracias a unos espectaculares alerones. Sin embargo, quedaba aún algo más por hacer. Algo más constante que una efímera carrera por prestigiosa que fuera. Y, además, debía ser sobre asfalto.

Con todo ello Audi se centró en ganar el campeonato de la Trans-Am. Celebrado desde finales de los años sesenta, a través de diversas normativas aquí se habían dado cita algunos de los GT más espectaculares de todos los tiempos incluyendo no pocos muscle car de potencias exóticas. Las más de las veces tributarios poco más que en el nombre a los correlativos de calle. Llegados a este punto, en 1988 el Audi 200 Quattro lograba a la primera la victoria de títulos y fabricantes durante la temporada de aquel año.

Obviamente, aquello fue para los fabricantes norteamericanos igual de deshonroso que la victoria en el DTM del Alfa Romeo 155 V6 TI en 1993 para los germanos. De esta manera, el reglamento cambió de forma sorprendente para intentar dejar fuera de combate al Audi 200 Quattro de cara al año siguiente. Y sí, se consiguió. Aunque al mismo tiempo el fabricante alemán puso toda la carne en el asador para construir a contrarreloj lo que se acabaría convirtiendo en el Audi 90 Quattro IMSA. Un vehículo de carreras que no comparte con su correlativo de serie prácticamente nada a excepción del techo o la distancia entre ejes.

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Con su enorme par motor aplicado a la tracción total, el empuje de este coche fue avasallador en la temporada de 1989 revalidando el éxito del 200 Quattro del año anterior

Por lo demás, la carrocería se rehizo totalmente llegando a no incluir puertas – están pintadas, y el piloto entra por la ventanilla al igual que en las series de la NASCAR – intentando rebajar el peso todo lo posible usando materiales como el kevlar. Respecto a la mecánica, el Audi 90 Quattro IMSA se motoriza con un bloque de aluminio con hasta 709 CV, heredero directo del cinco cilindros con turbocompresor que tantas alegrías había dado en el Campeonato Mundial de Rallyes. La velocidad máxima estaba en 310 kilómetros por hora y el par en unos 720 Nm. Atención a esa fuerza llevada al suelo por un sistema de tracción total Quattro. Así las cosas, consiguió ganar siete de las trece carreras de la temporada aún habiendo entrado en juego ya en la cuarta debido a que el modelo no pudo estar listo para la primera. Con todo ello, logró ser segundo tanto en pilotos como en constructores en aquel 1989. Misión publicitaria cumplida.

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Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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