Hace poco, Audi nos adelantó que presentaría tres coches concepto, todos ellos eléctricos, que darían forma al futuro de la marca. Marcarían el camino que recorreran en los próximos años, un camino protagonizado por la electrificación y una digitalización total y completa. Uno de esos coches concepto fue el Audi Skysphere Concept, presentado con motivo del concurso de Elegancia Pebble Beach y ahora le toca el turno al segundo, llamado Audi Grandsphere, un coche muy diferente tanto por concepto como por objetivos, aunque no por ello menos espectacular.
La electrificación del automóvil está dando lugar a una mayor valentía por parte de las marcas. Los diseñadores parecen tener mayor margen de trabajo y los fabricantes, permiten que esos trabajos más “liberales”, puedan llegar a producción. Todavía están siendo bastante conservadores, pero el enorme cambio que estamos viviendo en cuanto a tecnología y motores, también lo veremos en cuanto a diseño. Y ya va siendo hora, todo sea dicho.
Cuando se presentó el Audi Skysphere Concept, llamó la atención por sus formas y por el tipo de automóvil, un descapotable de altísimos vuelos, con un largo capó y unas enormes ruedas, que buscaba representar el Gran Turismo sin techo del futuro según los cánones de Audi. Muy espectacular, no cabe duda, que se ve fuertemente contrastado con el nuevo Audi Gransphere, un sedán de formas menos arriesgadas pero igualmente fuera de lo normal en Audi.
¿De verdad esto es un Audi?
Obviamente, lo que más llama la atención es su diseño, un coche de formas muy fluidas y sin aristas, que rompe con todo lo que hemos visto en la marca hasta el momento. Audi fue de los primeros fabricantes en implementar una gigantesca calandra en sus coches, con la puesta en escena del restyling del Audi A8 en 2007 y con los actuales modelos sigue la misma tendencia. Un rasgo que podemos apreciar en este Grandsphere, que aún siendo un eléctrico, incorpora una calandra de enormes proporciones, pero formas totalmente diferentes a lo que actualmente podemos ver en la marca alemana.
La vista lateral es sencilla, limpia, sin líneas superfluas e incluso sin un tirador que rompa la tranquilidad. En este caso es evidente que la aerodinámica manda. Sin embargo, es en la popa donde más nos podemos centrar, ya que como en el Skysphere, existe un enorme voladizo que recuerda a un yate. Tiene un pilotos muy delgados, líneas tan simples como en el resto del coche y un difusor que destaca por dos enormes bocas, pero también, nuevamente, por una enorme sencillez.
En ningún momento se intenta camuflar su enorme tamaño, pues llega a los 5,35 metros de longitud, con dos metros de ancho y 1,39 metros de alto. La batalla es una dato espectacular, pues alcanza los 3,19 metros, superior a la distancia entre ejes del actual Audi A8 L. Los diseñadores querían que no se pareciera a un sedán tradicional, querían ofrecer una imagen más cercana a un GT, pero con cuatro puertas y unas formas dictadas en gran parte por el túnel de viento.
Con unas dimensiones tan grandes, es lógico que sus enormes ruedas con llantas de 23 pulgadas queden un como camufladas, pero su diseño se ha inspirado en las llantas de un espectacular concept presentado en los 90: el Audi Avus. Así al menos afirman desde la marca.
Carga rápida, mucha autonomía y mucha potencia
La electricidad es el futuro y en muchos casos, también es el presente. Es cierto, como todos ya sabréis, que necesita evolución en algunos apartados para poder ponerse al nivel de otras tecnologías, como los motores de combustión. Y nos referimos, principalmente, al tema de autonomías y repostajes, obviamente, pues en cuanto a cifras de potencia la electricidad ha sido capaz de superar a la combustión con bastante facilidad, aunque sea sobre el papel. Luego, en la práctica, su compromiso entre aceleración y velocidad punta solo ofrece máquinas que son auténticos dragster, pero con poca velocidad punta para sus niveles de potencia.
Es la potencia y el par por lo que más se caracteriza la electrificación y en el Audi Grandsphere Concept no es diferente. Monta dos motores eléctricos, dos en el eje delantero y otros dos en el trasero, que mediante una gestión electrónica ofician de tracción total. El conjunto, rinde nada menos que 530 kW, que traducido a caballos de vapor son 720. El par asciende a 960 Nm y la capacidad de las baterías es de 120 kWh.
Dichas baterías se colocan en el piso, aprovechando la enorme batalla del coche y evitando molestar en el habitáculo. Algo a lo que también ayuda la ausencia de caja de cambios, como cabe esperar. Pero volviendo a las baterías, su tecnología de carga trabaja a 800 voltios, como en el caso del Audi e-tron GT y garantiza que se pueda cargar a potencias de hasta 270 kW. Audi asegura que con apenas 10 minutos de carga, se obtiene una autonomía de más de 300 kilómetros y en menos de 25 minutos, se pasa del 5 al 80 % de la capacidad de carga. Con las baterías plenamente cargadas, el rango de uso llega a 750 kilómetros, según el sistema de propulsión y la potencia seleccionados. Promete un 0 a 100 km/h en menos de cuatro segundos y la velocidad máxima está limitada en aras de una mayor autonomía.
Un habitáculo sin pantallas ni accesorios
Hoy día, el habitáculo de los Audi más avanzados y equipados, es un compendio de pantallas que puede llegar a abrumar a cualquier usuario que no esté acostumbrado a ese nivel de tecnología y digitalización. Una forma de trabajar que desaparece por completo en el Audi Grandsphere. Aquí no hay ni una sola pantalla, ni siquiera se ve la instrumentación hasta que se pone en marcha el coche. Audi lo llama, curiosamente, desintoxicación digital, colocando en este interior madera y lana, tejidos suaves al tacto, materiales sintéticos y metal utilizado como revestimiento de paneles.
El diseño, en general, sigue los mismo patrones que el exterior. Todo es sencillo, sin elementos superfluos ni líneas recargadas. Un habitáculo muy diáfano, pero elegante y futurista. Las pantallas se sustituyen por imágenes proyectadas sobre la superficie de madera y bajo el parabrisas. Su distribución depende del modo de conducción, ya sea manual o autónoma de nivel 4, un momento en el cual, el volante desaparece.
Situado en el revestimiento de la puerta, hay un nuevo elemento de control llamado “MMI touchless response”. Si el conductor está activo al volante y en posición adelantada, puede utilizarlo para seleccionar de forma háptica varios menús de funciones a través de un mando giratorio y distintos botones, y hacer clic en los diferentes niveles; una operación sencilla e intuitiva. Si el conductor reclina el asiento muy hacia atrás durante el modo de conducción autónoma, no tiene que prescindir de estos elementos de confort. En este caso se utiliza una combinación de un sistema de seguimiento ocular con control gestual. Un sensor dirigido al ojo detecta la línea de visión cuando hay que activar la unidad de control; el pasajero sólo tiene que hacer movimientos análogos con la mano que se asemejan al funcionamiento háptico, y puede manejar el sistema de la misma forma, sin necesidad de tocar nada.
Todavía queda un tercer concept, el Audi Urban Sphere, será el siguiente y último concept de esta saga que ahonda en la deportividad del Skysphere, en el lujo y el confort del Grandsphre y también, cómo no, en el “lifestyle” urbano con el tercer coche concepto. Será presentado en el Salón de Shangai de 2022.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS