Coche del día: Audi AVUS quattro Concept

Coche del día: Audi AVUS quattro Concept

El Bugatti 16.4 Veyron de Audi que al final no pudo ser


Tiempo de lectura: 4 min.

Este prototipo de Audi se presentó en el Salón del Automóvil de Tokio de 1991. Su estructura en aluminio le daba una ligereza y seguridad que no le otorgaba el acero, aunque no fue el primer prototipo de Audi en aluminio pues un mes antes presentó el quattro Spider. Estos conceptos sirvieron como base para la futura producción del A8 en 1994. El Audi AVUS quattro Concept se considera el abuelo del Audi R8.

El motor que movía al AVUS quattro iba a ser en un principio un bloque de seis litros W12 y 60 válvulas que producía 509 CV y un par motor de 539 Nm, constituido por tres bancos de cuatro cilindros que formaban una W, una arquitectura inédita hasta el momento y que era utilizado en otros modelos de otras marcas del grupo como Bentley, mecánica que evolucionó hasta el actual 6.0 W12 TSI.

Este propulsor único llevaba seis árboles de levas en cabeza, con tres válvulas de admisión y dos de escape por cilindro. Hasta el 2001 estos motores no iban a estar disponibles por lo que la unidad que se presentó en el Salón de Tokio llevaba una maqueta del motor muy bien hecha en plástico y madera pintados

El AVUS tenía las cuatro ruedas directrices, girando las traseras en el mismo sentido que las delanteras, pero con un pequeño ángulo, mientras que este ángulo de giro cambiaba su sentido cuando se introducía la marcha atrás, para facilitar las maniobras de aparcamiento. También iba equipado con un ABS muy evolucionado para la época, con seis sensores para captar datos, y un desarrollado sistema de limpieza y filtrado de los gases procedentes del escape, aspecto este último junto con el uso masivo de aluminio que se usaron en los posteriores Audi de serie.

Supuso el primer gran intento de la marca en crear un auténtico superdeportivo con motor central trasero, tracción integral quattro formada por dos diferenciales Torsen (Torque Sensivity, sensible al par) y cambio manual de seis marchas. Sus prestaciones teóricas eran de infarto: de 0 a 100 km/h en tres segundos y una velocidad máxima de 340 km/h.

Si nos fijamos en él nos damos cuenta que sigue teniendo un imponente diseño hoy en día, imaginémonos lo impactante que supuso su imagen en 1991. Empieza lo que supuso una revolución y casi una obsesión para Audi, el uso del aluminio, que aplicó posteriormente a modelos de serie como el A8 mencionado anteriormente o el TT, por citar un par de ejemplos.

Con un diseño rompedor, una carrocería en aluminio pulido y abrillantado que daba la sensación de estar cromado, a modo de homenaje a las flechas de plata de los 30 de Auto Union y unas puertas con sistema de apertura de tijera, tenía todas las papeletas para ser un verdadero superdeportivo de culto.

El nombre de AVUS (“Automobil-Verkehrs und Übungs-Straße”), algo así como “tráfico de automóviles y camino de pruebas”, procedía de un histórico circuito alemán situado en las afueras de Berlín, que en un principio se proyectó como una autovía experimental, la cual podría ser utilizada además como pista de carreras. Con dos larguísimas rectas de más de dos kilómetros y dos curvas, un lugar perfecto para probar las prestaciones de un superdeportivo de raza, que se codeó en su día con un verdadero icono del momento, el McLaren F1. Audi eligió este nombre en homenaje a este antiguo circuito donde disputaban sus carreras del periodo tardío de entreguerras compitiendo con rivales como Mercedes o Alfa Romeo.

Al igual que Bentley pudo tener su Veyron con el Hunaudières, ninguno de estos modelos se convertiría en el máximo exponente tecnológico del grupo alemán, que se decantó por el Bugatti 16.4 Veyron, que fue, es y será uno de los superdeportivos más rápidos que nunca se hayan construido. Parece que el inmenso grupo alemán posee una varita mágica en su mano, pues casi todo lo que tocaba se convertía en un gran éxito, si no que se lo digan a Bugatti.

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Sobre mí

Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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Txesz
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Txesz

Una especie de reinterpretación del Auto Union de competición de los años 30, acentuado por aquella carrocería brillante… Anterior al momento en que Audi empezó a reivindicar en serio su historia.

Lástima que se quedase en un prototipo de salón, sin ni siquera ser funcional.


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