Si un motor como el de este Plymouth se escuchara en las calles españolas, despertaría la curiosidad de más de un transeúnte

Si un motor como el de este Plymouth se escuchara en las calles españolas, despertaría la curiosidad de más de un transeúnte

Su V8 fue muy popular en una de las carreras de aceleración más importantes de Estados Unidos, hoy se encuentra actualizado y listo para ser vendido


Tiempo de lectura: 6 min.

La ciudad a ritmo y en la esquina más neurálgica se oye un sonido difícilmente familiar, extraño, desubicado en tiempo y espacio. Entonces los compromisos personales pueden esperar. La curiosidad puede más. El coche va imantando a medida que la intriga crece, la intriga de los locales es su alimento y él un foráneo. Una escena que podría haberse dado en los años sesenta como campaña publicitaria de Chrysler, pero es aquí una simple ocurrencia para ilustrar la rareza que de este modelo se replicaría en las miradas de los presentes. Mera ficción… y mala también, sepan disculpar.

Pero supongamos que esto sucede por las calles españolas. Un Plymouth Sport Fury no sería algo de todos los días por estas latitudes, pero su reputación dentro del universo Chrysler tal vez permitiría que fuera identificado por algunos presentes en la escena. Dicho esto, el desconcierto puede que sea total, porque aún siendo reconocido por gente conocedora de la materia, ese sonido podría ser extraño incluso para estos apasionados del momento, quienes saben que lo que allí está es un Sport Fury, pero que no logran detectar con exactitud lo que se esconde debajo del capó.

Detrás (y dentro) de este Plymouth Sport Fury 1963

Este coche es la entrega a destacar por estas horas en el universo Bring a Trailer. Un Plymouth Sport Fury convertible modelo 1963 es lo que va camino a las manos de quien mejor pague y un escenario ya es seguro… y ahora sí que no es mala literatura, sino pura realidad: por la oferta actual, el ejemplar se irá sí o sí por arriba de los 50.000 dólares. Y que no extrañe que se venda por más, porque eso que lleva debajo del capó es un motor que ha pasado como estrella fugaz en la producción en serie. Un ocho cilindros de culto por el legado que sembró en sus días y algunas cosillas que forjaron su singularidad.

Plymouth Sport Fury Convertible 4 Speed (2)

Acompáñenme a la edad de oro de los muscle cars y las carreras de aceleración, la era del auge de los motores Mopar, los años del compromiso colectivo a partir del cual todo lo invertido era para superar potencias propias y ajenas. La época de las carreras de aceleración de la National Hot Rod Association (NHRA) por las que los fabricantes se desvivían y una categoría con popularidad que recorría todo lo ancho de Estados Unidos. Una modalidad con vigencia la Super Stock, que en los años sesenta se sintió como nunca. En las inscripciones se tenía en cuenta la relación peso-potencia de los participantes y un requisito fundamental era general: los motores podían someterse a profundos cambios, pero los bloques, las culatas y los compresores debían ser los originales.

Esa competencia fue el destino del motor Max Wedge, una leyenda de la ingeniería americana que vivió mucho y rápido, porque su corto período de fabricación –de 1962 a 1964– fue suficiente para dejar huella. Los Plymouth eran principales exponentes de la categoría y un motor de este tipo les venía a la perfección, con tal arraigo que para la marca se lo conocía como motor Super Stock. Distinto el caso de Dodge, que lo identificaba como motor Ram-charger. Pero era un Max Wedge para todos y el nombre revela el por qué: algo de este V8 tenía forma de cuña y eran las cámaras de combustión.

La popular versión del V8 Max Wedge

El primer año se utilizó en las drag racing americanas como Max Wedge 413. Esto era porque partió de una cilindrada de 413 pulgadas cúbicas. Una propuesta superadora en relación con los motores 413 estándar por contar con culatas y válvulas más grandes. El sistema de admisión Cross-Ram, invención de un grupo de ingenieros de Chrysler, tuvo mucho que ver con que el Max Wedge se ganara la popularidad en su tiempo, debido su particular funcionamiento y los resultados que de éste obtenía: el carburador del banco de cilindros derecho se reubicaba en el izquierdo y viceversa, lo que generaba un mayor flujo de aire de admisión y una maximización de la potencia y el par motor.

Plymouth Sport Fury Convertible 4 Speed (3)

Este Sport Fury en venta jamás tuvo el Max Wedge y en el hecho de que sea un modelo 1963 está la respuesta. Su motor fue la versión aumentada de este mítico V8, es decir, el Max Wedge 426. Una cifra de desplazamiento común en las carreras de aceleración de ese año, ya que había sido la propia NHRA la encargada de llevar el límite a las 427,2 pulgadas cúbicas en la categoría. Un Max Wedge 426 con más de 420 caballos como era el caso de este ejemplar convertible era una opción inmejorable para correr a velocidad de punta en la temporada ’63 del Super Stock.

Su configuración actual: cilindrada aumentada y algo de equipamiento atemporal

¿Por qué era el caso y no es? Un salto en el tiempo hacia los tiempos más recientes de este Plymouth. En el 2018, por encargo del dueño hoy vendedor, el taller Ohio Crankshaft, con sede en la ciudad de Greenville, fue el responsable de que dejara de ser un V8 426 para pasar a ser un Max Wedge de 440 ci. Fue una reconstrucción completa, pues incluyó cambios y mejoras en los carburadores dobles, en el árbol de levas, en los colectores de admisión y en el radiador. A propósito del sistema de escape, con doble salida de tres pulgadas, en la puesta a punto se agregaron unos cortes de accionamiento eléctrico, de manera que podrás imaginar el espectáculo, tanto en la realidad del Plymouth como en su papel protagónico de aquella mala ficción.

No se especifica la potencia que hoy envía a las ruedas traseras, mediante una caja manual de cuatro velocidades, luego de esas modificaciones, pero sí que a dichas actualizaciones se les suman otras como una suspensión mejorada, nuevos frenos de disco en las cuatro ruedas y un nuevo embrague hidráulico. Nótese que este artículo estuvo enfocado en la mecánica, así que la mención final va para su equipamiento atemporal, que se compone de asientos tapizados en vinilo negro con detalles en tono cobre en contraste, un tablero personalizado y una radio a la cual se le ha instalado Bluetooth.

¿Qué hará el inminente próximo propietario con este Plymouth Sport Fury? Todo un misterio. Para el comprador anónimo, el dato acerca de que el Super Stock se sigue llevando a cabo. Por algo, intuyo, el actual vendedor le ha aumentado la cilindrada. No creo que se haya debido únicamente para su uso diario.

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Mauro Blanco

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