Coche del día: BMW Z3 2.0 Roadster

Coche del día: BMW Z3 2.0 Roadster

Una de las versiones más lógicas e interesantes de la gama


Tiempo de lectura: 3 min.

El BMW Z3 2.0 Roadster era una de las opciones más interesantes del biplaza alemán, aunque por lo general, todos los usuarios, ávidos de poderío mecánico, apostaran por mecánicas más grandes. Apareció con la segunda generación del modelo, o más que segunda generación, con el restyling que sufrió a finales de los 90. De hecho, el Z3 2.0 estuvo muy poco tiempo en el mercado, tan solo un par de años: 1999 y 2000.

La llegada del BMW Z3 tenía cierto sentido, pues el Mercedes SLK campaba a sus anchas en un segmento de auténtico nicho y coches como el Mazda MX-5 tenían un éxito de ventas inimaginable para el tipo de coche del que hablamos. Es más, uno de los principales motivos de existencia del BMW Z3 es el éxito del Miata japonés, uno de los rivales que los alemanes se habían puesto en el punto de mira, aunque los usuarios acabaron por “obligar” a poner en circulación versiones que no se habían previsto de antemano.

El BMW Z3 se había diseñado para ser un roadster de potencia media, por así decirlo, no más de 150 o 160 CV, en un formato muy pequeño y muy ágil; sirva de recordatorio que el eje trasero procedía de un modelo ya descatalogado: el BMW e30. Por ello, entre otras cosas, las versiones más potentes eran bastante delicadas de conducir en determinados escenarios o, directamente, un suplicio, como pasaba con el BMW Z3 M con piso mojado. Sin embargo, el Z3 2.0 Roadster era todo lo contrario, se podría decir que presentaba la mejor combinación, o casi, que se podía tener en el modelo.

Sus 150 CV puede parecer pocos, pero su tamaño y su corta batalla lo hacían del Z3 2.0 un coche muy divertido de conducir

BMW Z3 2 0i Roadster (2)

Bajo el capó recibía un seis cilindros con culata de 24 válvulas, con 1,991 centímetros cúbicos de carrera corta –80 por 66 milímetros para diámetro y carrera respectivamente–. Distribución por cadena, dos árboles de levas en cabeza e inyección, para rendir 150 CV a 5.900 revoluciones y 19,4 mkg a 3.500 revoluciones. La caja de cambios era manual de cinco relaciones, cuyos desarrollos eran más o menos cortos –la cuarta tenía 27,5 km/h a 1.000 revoluciones y la quinta era de 33,5 km/h a 1.000 revoluciones–.

Quizá 150 CV puedan parecer pocos, pero hablamos de un coche que estaba diseñado para generar sensaciones a cielo abierto, y para ello, no es necesario una velocidad abrumadora, sino un buen “feeling” y capacidad para gestionar curvas lo más rápido posible. Aun así, el BMW Z3 2.0 Roadster no era lento, podía alcanzar los 210 km/h, los 400 metros con salida parada los completaba en 16,4 segundos y los 1.000 metros en 30,4 segundos. Solo había un pero: el consumo. La revista Motor 16 registró 10,7 litros de media, lo que permitía recorrer unos 427 kilómetros con los 51 litros de su depósito de combustible.

La autonomía se podría considerar suficiente para cualquier salida de fin de semana, pero el Z3 2.0 invitaba a rodar muy rápido en carretera de montañana por la enorme suavidad del propulsor –los seis cilindros mandan–, al amplio margen de uso y al buen tacto general del coche. Ahí, en conducción rápida, el consumo podía flirtear con los 15 litros, lo que reducía notablemente la autonomía.

Como cabe esperar, no era barato. El BMW Z3 2.0 Roadster costaba, sin extras, 5.050.000 pesetas, 30.352 euros de 1999 –54.239 euros con IPC incluido hasta 2024–.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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