Los muscle cars, esos deportivos americanos caracterizados por poseer un motor de ocho cilindros en uve bajo su capó delantero, se encuentran en estos momentos en una encrucijada, como en realidad sucede con toda la industria. Vigentes desde la década de los sesenta del siglo pasado, y con una nueva juventud a partir de los primeros años de este siglo, la electromovilidad se presenta como una amenaza a su supervivencia, al menos con las características propias que han venido exhibiendo a lo largo de su trayectoria.
Situados entre la espada y la batería, por así decir, su futuro se presenta lleno de incertidumbres, y algunos fabricantes ya han claudicado y han decidido o bien dejar de producir sus modelos de este segmento, o bien transformarlos en vehículos a baterías —o en algo peor, como un SUV—. A continuación, pondremos orden en los planes de las marcas que actualmente ofrecen este tipo de modelos, para aportar una perspectiva acerca de cuál es el futuro posible para el muscle car.
Dodge Challenger y Charger: la electrificación como oportunidad evolutiva
En el año 2006 Dodge recuperó la denominación Charger para un nuevo modelo que se inspiraba en las formas de la versión original y que instalaba propulsores de ocho cilindros en uve bajo su capó. En 2008 se unió el Dodge Challenger, disponible con motores Hellcat de 6,2 litros y HEMI de 6,4. Además, exhibió algunos acabados que recuperaban la tradición histórica de la marca con el modelo, como los Demon o R/T.
Nuestros ingenieros están cerca de los límites de rendimiento de los motores de combustión interna. Sabemos que los propulsores eléctricos nos pueden dar más, y si sabemos de una tecnología que puede ofrecer ventajas estamos obligados a adoptarla para mantenerlos a ellos en el liderazgo. No venderemos vehículos eléctricos, venderemos más motores: automóviles Dodge mejores y más rápidos”, declaró Tim Kuniskis, presidente ejecutivo de Dodge, a musclemarcmag.com.au
Este movimiento fue todo un acierto para la marca, y el Dodge Challenger fue, en 2022, el muscle car más vendido. Aun así, Dodge ya ha anunciado que este será el último año en el que el modelo esté disponible para su adquisición, y ha lanzado una serie de ediciones especiales a modo de despedida. Su sustituto, en forma de vehículo eléctrico, ya ha sido de hecho anunciado. El Dodge Charger Daytona SRT mantendrá la nomenclatura en el catálogo de la marca y se servirá de unos altavoces para imitar el rugido del motor de combustión presente tradicionalmente en el modelo. No sabemos si será suficiente para mantener el atractivo de este vehículo entre los amantes de los muscle cars, pero al menos sí tendrá continuidad.
Chevrolet Camaro: adiós anunciado sin sucesor en el horizonte
Cuestión diferente sucede con el Chevrolet Camaro, cuya versión moderna, que la marca lanzó en 2010, azuzada por el éxito de Dodge, dejará de fabricarse a finales de este año y nada se sabe acerca de un posible heredero en su catálogo. Este modelo apareció en 1967 y se mantuvo a la venta, en sucesivas generaciones, hasta 2002, por lo que en 2023 se pondrá fin a una trayectoria de 56 años, aunque con un hiato a principios de siglo.
Su versión actual, tras la actualización de 2016, contaba con todos los ingredientes propios de un muscle car, con versiones con propulsores LS3 de 6,2 litros, e incluso la opción de instalar un motor sobrealimentado por compresor, el LT4, asociado a un cambio manual de seis velocidades en la variante ZL1. Sin embargo, esto no sirvió para que obtuviera unas buenas cifras de ventas, y ha permanecido a la sombra de otros representantes del segmento durante estos últimos años. En 2022 solo fueron entregadas 24.652 unidades del modelo.Cuando nos preparamos para despedir la generación actual del Camaro, es difícil manifestar nuestro agradecimiento a cada propietario, a cada trabajador de la línea de producción y a cada fan. Aunque no anunciamos un sucesor inmediato por ahora, estad seguros de que este no es el final de la historia del Camaro”, afirmaba Scott Bell hace unos meses, al hilo de la despedida del modelo en su versión actual, mientras dejaba una puerta abierta a la supervivencia de la nomenclatura en el catálogo futuro de la marca
Tras su anunciada despedida, nada se sabe acerca de qué modelo se encargará de mantener vigente esta nomenclatura en el catálogo de la marca. Y es que esta cuestión sí que ha sido confirmada en los últimos tiempos, y algunas fuentes señalan que el próximo Chevrolet Camaro será un sedán eléctrico de alto rendimiento.
Ford Mustang: el último superviviente
Este modelo es quizás el más representativo de esta estirpe de los muscle cars, al menos fuera de su país de origen. No ha dejado de producirse, en diferentes generaciones, desde 1964. De hecho, en 2018 superó los diez millones de unidades vendidas a lo largo de la historia, y sigue sumando.
No hay expectativas de que la marca americana ponga fin a esta trayectoria en el futuro próximo, hasta el punto de que Jim Farley, presidente ejecutivo de Ford, afirmó en septiembre del año pasado que seguirán fabricando este modelo con motores de combustión interna durante los próximos años. Incluso llegó a señalar lo beneficioso que será para su compañía deshacerse de parte de la competencia gracias a las decisiones tomadas por Dodge y Chevrolet al respecto de sus muscle cars. Versiones recientes, como el Ford Mustang Dark Horse, ponen de manifiesto que la apuesta por el modelo sigue vigente en el seno de la marca.
Otros están abandonando este segmento, como Dodge […] Esto nos va a dar una importante ventaja, porque la gente todavía ama este tipo de automóviles”, dijo en su día Jim Farley, presidente ejecutivo de Ford, al respecto de la supervivencia de su muscle car
Ahora bien, está claro que no se mantendrá en su catálogo como modelo de combustión indefinidamente. Desde algunos medios, como Ford Authority, se ha llegado a afirmar que el final de su producción tendrá lugar en el año 2030. La marca americana parece que ya está preparando, con mucha antelación, su salida del mercado, trasladando la denominación a modelos de características muy diferentes a las del muscle car, como es el caso del Ford Mustang Mach-E. La mejor noticia que podríamos recibir acerca de su futuro será que emprenda un camino similar al del Dodge Challenger, y que la octava generación del modelo, prevista para finales de esta década, sea un vehículo a baterías que conserve al menos el planteamiento estético tradicional para esta denominación.
Adaptarse o morir
Con los anuncios por parte de estos fabricantes de que dejarán de producir sus representantes de esta saga de deportivos tan a la americana, al menos con un V8 bajo su capó, no parece que exista mucho futuro para este tipo de modelos. La necesidad —u obligación— de abrazar la electrificación provoca que, por mucho que su nomenclatura o sus líneas representativas y con toques retro se mantengan vigentes en el catálogo de las marcas, estos ya no tengan nada que ver con el planteamiento original de los muscle cars. Sobre todo si tenemos en cuenta que una de las características que los definen es contar con un V8 de gran cubicaje bajo el capó.
Mientras todo el mundo va a lanzar automóviles eléctricos al mercado, nosotros lanzaremos un muscle car y utilizaremos la electrificación no para hacerlo políticamente correcto, sino para que sea más rápido”, comentó Tim Kuniskis, presidente ejecutivo de Dodge, para referirse a los objetivos perseguidos con la transformación de su Charger
Ahora bien, los números de modelos como el Dodge Challenger o el Ford Mustang demuestran que aún hay un importante mercado para este tipo de automóviles. Y las dificultades para la adopción generalizada del automóvil eléctrico, demostradas por sus cifras de ventas y el escaso atractivo que generan para los consumidores, sobre todo los que buscan deportivos, abren una puerta a la posibilidad de que, como sucediera durante la primera década de los años 2000, estos modelos puedan vivir un nuevo renacimiento, si las instituciones lo permiten y los fabricantes confían en que puedan hacer dinero con ellos. De hecho, el camino emprendido por el Chevrolet Corvette E-Ray, híbrido y con tracción total, podría ser una forma de dar continuidad a este tipo de vehículos con un planteamiento no tan diferente al original, después de todo.
Según una encuesta publicada el año pasado por Autolist.com, la mayor parte de los consumidores —un 64 %— consideraba que había futuro para el muscle car americano. Entre las conclusiones del estudio, figuraba que los encuestados estaban más abiertos a los muscle cars híbridos, convencionales o enchufables, que a los cien por cien eléctricos. Solo alrededor del 40 % consideraban que la electrificación los volvería menos atractivos, y un porcentaje equivalente afirmaba que esta sería útil para su supervivencia. En este sentido, los atributos que se señalaron como más importantes de este tipo de automóviles fueron su rendimiento o velocidad, su diseño o imagen y su comportamiento. El sonido de su propulsor quedaba relegado al cuarto lugar, aunque pueda parecer sorprendente.
El desarrollo de los combustibles sintéticos, o electrocombustibles, puede ofrecer un halo de esperanza para la supervivencia de estos modelos, aunque esta solución más bien permitirá que los actuales o históricos representantes de esta saga sigan circulando por las carreteras en el futuro. En todo caso, lo único que está claro es que, con la finalización de la producción de la mayor parte de estos modelos, el mercado de muscle cars de segunda mano experimentará una importante burbuja en los próximos años.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS