Los estudiantes del Grupo Volkswagen-Audi pueden sentirse muy afortunados. No solo estudian en uno de los grupos automotrices más fuertes del mundo, también se les concede la oportunidad de demostrar lo aprendido realizando un prototipo real, que luego es mostrado al mundo entero. Un auténtico lujo del que pueden presumir muchos estudiantes y obviamente, nos crea una enorme envidia. Pero envidia sana, que conste, nos encanta ver que hay futuro en nuestra industria y además, con buenas ideas.

Es cierto que muchas de esas ideas no son realizables, básicamente por cuestión de costes y de lugar en el mercado. Algo que ocurre con nuestro protagonista, ¿hay realmente un hueco en el mercado para un Škoda Scala descapotable y biplaza? Sería difícil de vender y mucho más difícil de justificar ante quien controla el dinero. Sin embargo, el Škoda Slavia, nombre auténtico que recibe este Scala spider, es un coche muy llamativo e imaginativo, creado por estudiantes de la marcha checa, que al menos nos enseña que todavía queda pasión en esta industria.

Se trata del séptimo concept que crean los estudiantes de Škoda y han trabajado en este proyecto un total de 31 alumnos de la escuela de formación profesional de la marca checa. Además, llega en el 125 aniversario de la marca, así que también se puede tomar como un homenaje que se sirve de algunas soluciones vistas en antiguos modelos de Škoda. Igualmente sirve para demostrar que el compacto de Škoda, el Scala, tiene buen potencial para diversificar su gama en diferentes opciones.

Inspirado en el Škoda 1100 OHC de 1957

El Škoda Scala, el compacto de la firma checa, llegó para ocupar un hueco importante en Europa, pues este segmento de mercado sigue acogiendo una enorme cantidad de ventas todos los años. Los checos no estaban presentes debidamente, teniendo un Škoda Spaceback que no terminaba de ofrecer lo que se espera un compacto (su plataforma era algo más pequeña y sus capacidades, algo menores). Con el Scala pusieron sobre la mesa un concepto 100 % Škoda, donde la versatilidad es principal argumento de venta, acompañada de habitabilidad sorprendente para su tamaño, ya que se basa en el plataforma MQB A0, la que emplean coches como el SEAT Ibiza o el Volkswagen Polo (sus rivales directos emplean la MQB, como el SEAT León o el mismo Škoda Octavia).

No es un coche que sea especialmente llamativo ni emocionante de conducir, más bien es un modelo lógico, muy aprovechable (tiene un maletero de 467 litros) y con unas plazas traseras que hacen sonrojar a más de un rival con plataforma más grande. Por eso sorprende todavía más en lo que puede convertirse, aunque hay que reconocer que el trabajo efectuado es mucho y profundo, pues apenas queda la mitad del coche intacta y aún así, sufre cambios, sobre todo visuales.

Para lograr el resultado que se aprecia en las imágenes, los estudiantes de Škoda han partido de un chasis totalmente desnudo. cortando techo y pilares B y C, soldando lo que serían las puertas traseras y reforzando toda la estructura resultante de todo este proceso. Se mantiene todo el equipo de rodaje, tanto delante como detrás, así como la parte delantera del habitáculo (aunque se personaliza para la ocasión), el sistema electrónico, el eléctrico, la dirección asistida y todo el equipamiento.

Su diseño, inspirado según cuentan desde la marca en el Škoda 1100 OHC (un prototipo de competición de 1957), es bastante resultón. La vista de lateral destaca por ser muy limpia y bien resuelta, con unas jorobas traseras muy bien integradas y unas enormes llantas de 20 pulgadas. La zona trasera gana carácter con un alerón negro sobre la tapa de lo que sería el maletero y los pilotos son los mismo del Scala, pero con la zona entre los mismos de color de la carrocería (en el Scala se integra con la luneta trasera, que en este caso, no existe). El difusor bajo el paragolpes trasero ayuda a generar una imagen más potente y el frontal, que básicamente es el mismo que en cualquier otro Scala, con una calandra de marco y rejilla negra con detalles en contraste, junto a una zona baja del paragolpes con un nuevo labio aerodinámico.

Habitáculo aderezado para la ocasión y 150 CV bajo el capó

El interior del Škoda Slavia, reducido a la mínima expresión, se toma directamente del Scala, aunque se instala el volante visto en las últimas novedades de la marca. Este habitáculo se decora para la ocasión con pequeños detalles que pueden pasar desapercibidos, pero generan una sensación totalmente diferente a lo visto en el compacto checo.

Por ejemplo, los asientos, casi de carreras, tienen costuras y ribetes en color blanco, con el nombre de la marca bordado en los reposacabezas integrados. Tras dichos asientos aparecen dos leones bordados que enmarcan dos altavoces, mientras que el selector del cambio (automático) y la parte superior del volante se tapizan en cuero blanco. Hay iluminación ambiental, un subwoofer de más de 2.000 vatios e instrumentación digital para el conductor. Pequeños cambios de detalle, que ofrece, como se ha comentado, una sensación totalmente diferente.

Para animar esta creación de los estudiantes de formación profesional de Škoda, se ha elegido el motor 1.5 TSI EVO de 150 CV, un bloque conocido de otros modelos de VAG y de resultados más que contrastados. No podemos comentar las prestaciones, pues la marca no ha comunicado nada al respecto y que, en esta ocasión, tampoco tiene mucho sentido conocer. Lo importante es el trabajo realizado por los estudiantes y eso se puede ver claramente en las fotos.

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