El SEAT Exeo Sport 2.0 TSI de 210 CV era la versión más potente de la última berlina convencional de la marca. Se ofrecía en dos tipos de carrocería, sedán de cuatro puertas y familiar, conocida como ST. También era el modelo con mejores calidades por materiales empleados y sus buenos ajustes; en un momento veremos por qué.

El modelo salió a nuestro mercado a finales del 2008 y era un ejemplo de aprovechamiento máximo de una plataforma ya existente. Se desarrolló tomando como base el Audi A4 del año 2005 (B7), que no era más que una actualización del modelo de 2001 (B6). Era y es una costumbre vigente el crear una nueva generación que duraba aproximadamente cuatro años, siendo la siguiente un restyling profundo de la anterior, por lo cual una plataforma se aprovechaba durante ocho años aproximadamente.

El Exeo tuvo muy buena acogida por parte del público, pues el hecho de ser un A4 con el logo de SEAT le otorgaba un plus de distinción. Era el mejor modelo en cuanto a su construcción en conjunto, calidad de los materiales, acabados y ajustes de los mismos

En buena lógica no se podía equiparar al 100 % con el Audi A4, con unas calidades ligeramente inferiores, y ello se reflejaba en un precio inferior. Es algo parecido a lo que ocurre entre Skoda y Volkswagen, coches con la misma base mecánica y plataformas, pero con unas calidades y acabados un punto por encima por la parte de Volkswagen.

Nuestro protagonista de hoy se puso a la venta en nuestro mercado en el año 2010. Es tan parecido al modelo de Audi -en sus dos carrocerías-, que el ojo poco experto no sería capaz de diferenciarlos al primer golpe de vista lateral de no ser por los logos específicos. Por esta razón heredó las virtudes y los defectos del A4; uno de los más notables era la falta de espacio en las plazas traseras para las piernas, aspecto que se subsanó en el siguiente A4. El maletero contaba con unos correctos 460 litros.

El nivel de equipamiento “Sport” era el más completo. Como equipamiento de serie contaba con climatizador dual, ordenador de a bordo, conexión Bluetooth, radio con reproductor de CDs junto a un equipo de sonido Bose con 10 altavoces y entrada auxiliar para fuentes de sonido externas. Otros elementos de equipamiento eran los sensores delanteros y traseros de aparcamiento, suspensión deportiva, retrovisores exteriores calefactados, volante multifunción con regulación en altura y profundidad, aire acondicionado, cierre centralizado, lunas tintadas y elevalunas eléctricos en las cuatro puertas, conexión automática de luces y limpiaparabrisas…

El 2.0 TSI se diferenciaba por las llantas, la insignia “TSI” en letras rojas y las dos colas de escape, una cada lado

A nivel de seguridad llevaba reposacabezas activos, anclajes ISOFIX para sillas infantiles en la plaza delantera derecha y en las traseras laterales, airbags frontales, de rodilla, laterales delanteros y traseros (estos últimos opcionales), ABS, controles de crucero y estabilidad, alarma volumétrica… Venía bastante completito, como podemos observar.

Un elemento curioso de equipamiento era un techo solar practicable alimentado por placas solares que servían para activar la ventilación interior, algo tremendamente útil en nuestros interminables y soleados días veraniegos. La característica se heredó del A4 también

Sus medidas eran contenidas, con una longitud de 4.661 mm, anchura de 1.772 mm y 1.430 mm de altura. La batalla era de 2.642 mm, junto a unas vías delantera y trasera de 1.522 y 1.523 mm respectivamente. Su plataforma iba acorde con sus dimensiones, colaborando a su buen comportamiento dinámico. Aplomo tampoco le faltaba con un peso que rondaba los 1.500 kg.

Bajo su capó latía el conocido motor de cuatro cilindros en línea y 2 litros (1.984 cm³) del grupo VAG. Iba situado en posición delantera longitudinal y entregaba 211 CV a 6.000 RPM, con un par motor de 320 Nm a 1.500-4.600 RPM. El bloque estaba construido en fundición de hierro y la culata en aluminio. Referente a la distribución, contaba con cuatro válvulas por cilindro, y se realizaba a través de dos árboles de levas en la culata. La alimentación era mediante inyección directa, turbo e intercooler.

Sus prestaciones estaban a la altura de la mecánica. Su velocidad máxima homologada era de 244 km/h y alcanzaba los 100 km/h en 7,1 segundos. Su consumo medio homologado era de 6,8 l/100 km según el ciclo NEDC. Los reales eran de unos 7,5 l/100 km en autopista y de 10 l/100 km en ciudad.

La caja de cambios era manual, de seis velocidades, que transmitía la potencia a las ruedas delanteras; no hubo versiones con tracción total. La suspensión era de tipo paralelogramo deformable en ambos ejes, junto a muelles y amortiguadores hidráulicos. Las barras estabilizadoras estaban presentes en ambos ejes.

El equipo de frenos contemplaba discos ventilados delante (320 mm) y discos macizos detrás (288 mm). La dirección de cremallera llevaba asistencia variable en función de la velocidad. Respecto a las ruedas iba bien calzado, con neumáticos de medidas 225/45 R17. Las llantas de 18 pulgadas eran opcionales.

Los 210 CV que entregaba el motor se notaban y mucho. El turbo hacía aparecer su magia y tan solo con acariciar el acelerador se desbocaban casi con rabia, dejándonos pegados en el asiento. Era algo de agradecer en los adelantamientos, ofreciendo una elevada seguridad en todo momento

En este acabado Sport la suspensión rebajada y endurecida obraba milagros en el comportamiento, sobre todo en curvas cerradas.  Era curioso comprobar que estaba capado en primera marcha, pues no permitía estirar al máximo el motor ya que con el pedal a tabla no se alcanzaban los valores de potencia y par máximos. En segunda ya no existía esta limitación.

Esta dureza y rigidez de la suspensión alcanzaba un equilibrio casi soberbio entre la estabilidad y el confort. En ciudad no resultaba incómoda ni seca, a la par que en carretera abierta hacía honor a su apellido Sport. En ningún momento perdía la adherencia ni se atisbaba intento de subvirar o sobrevirar, por lo que resultaba un coche cómodo, rápido y seguro. Además, el bastidor digería sin ningún problema los 210 CV. El aislamiento acústico era elevado incluso a altas velocidades.

Los frenos cumplían sobradamente su cometido. En condiciones medianamente exigentes de conducción respondían perfectamente a la presión del pedal, con una buena resistencia a la fatiga. El ABS de esa generación resultaba algo intrusivo en firme mojado, aunque en seco permitía apurar más las frenadas sin actuar. Contaba con la asistencia de la ayuda de frenada de emergencia. A pesar de la abundante caballería las pérdidas de tracción eran mínimas incluso sin la ayuda de los sistemas electrónicos de control como el ASR/TCS o el ESP.

Este SEAT Exeo Sport con el motor 2.0 TSI de 210 CV resultaba un vehículo ideal para viajar por su comodidad de marcha, su bajo nivel sonoro, la respuesta de su motor, su comportamiento dinámico y su equipamiento. La carrocería familiar le otorgaba un plus de versatilidad interesante. Tan solo le quedaba mejorar el espacio para las piernas en las plazas traseras. Su precio oscilaba entre los 29.000 euros con la carrocería sedán y los 30.300 euros con la ST en el 2010, unos 32.300-33.700 euros actualizados.

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