La primera generación del Audi TT quedará, sin lugar a dudas, en el recuerdo de muchísimos aficionados. No solo fue un coche rompedor por su diseño y por el resultado general que se logró con el coche, también contó con una versión de competición que resultaba de lo más espectacular: el Audi TT-R para DTM. Poco después de la puesta en escena del Audi TT, el Campeonato Alemán de Turismos, el conocido como DTM –Deutsche Tourenwagen Masters– volvía a ponerse en marcha tras una temporada de parón. Y volvía sumamente espectacular.

El DTM ha pasado por diferentes etapas a lo largo de su historia, incluso llegó a convertirse en el Mundial de Turismos, pero la normativa, bastante permisiva, acabó por provocar que el gasto se disparara y que todo se fuera al traste. Y esto es un resumen de lo que ha ocurrido en varias ocasiones. Cuando se volvió a poner en marcha en el año 2000, la espectacularidad de sus coches, una de las señas de identidad del DTM, se mantuvo. Este regreso del Campeonato Alemán de Turismos, marcado especialmente por la lucha entre Mercedes y Opel, también supuso la aparición de la primera variante de competición del Audi TT bajo el mando del ABT Team, que se presentó nada menos que con cinco coches.

Aquella primera aparición del Audi TT-R DTM, no era oficial, es decir, no se contó con el apoyo de la marca a nivel competición. De hecho, cuando el Audi TT-R DTM se alzó con su primer campeonato en 2002, Audi todavía no había ofrecido apoyo directo a ABT. La marca no se implicó oficialmente hasta 2004, con el cambio de normativa a las carrocerías sedán y la aparición del Audi A4 DTM.

El Audi TT-R DTM en realidad se llama ABT-Audi TT-R porque no es un coche oficial, es un desarrollo del especialista en Audi ABT que no contó con apoyo directo de la marca. La firma alemana, en ese momento, estaba inmersa en ganar las 24 horas de Le Mans y había intención de que otras cosas menores les distrajeran.

Comparado con cualquier Audi TT de producción, el destinado al DTM solo se parece en la carrocería. En aquellos, el DTM permitía grandes cambios aerodinámicos, como se podía y se puede apreciar a simple vista. Además, bajo el capó delantero había un V8 con un ángulo de 90 grados –el TT nunca ha montado un V8– capaz de rendir 455 CV a 6.800 revoluciones y 510 Nm de a 6.000 revoluciones –contaba con una brida para restringir las prestaciones–. El coche solo pesaba 1.080 kilos, el mínimo por reglamento.

El Audi TT-R para el DTM solo ganó el campeonato de 2002, aunque puede presumir de numerosas victorias en carrera.