El origen de la parrilla de Bugatti

El origen de la parrilla de Bugatti

¿Una herradura? ¿Un huevo? He aquí la explicación


Tiempo de lectura: 5 min.

Si por algo se caracterizan los coches de Bugatti es por su peculiar frontal. Busques el modelo que busques, la forma de la parrilla ha permanecido como una seña de identidad de la marca en todos sus productos. Pero, ¿se inspiró su creador en una herradura como bien se ha dicho a lo largo de historia? ¿Fue en realidad otro objeto? Sigue leyendo y la respuesta hallarás.

Cierto es que Ettore Bugatti era un entusiasta del mundo equino. Desde su más tierna juventud, era un amante de los caballos. Los criaba a la par que también coleccionaba carruajes. Diseñó arneses, y se dice que sus corceles eran los más hermosos y grandes de aquellos tiempos. Ettore solía montar a caballo en el pueblo alsaciano de Molsheim, e incluso a veces daba la bienvenida a sus huéspedes sobre uno de ellos.

Las puertas de la fábrica, inaugurada en 1909, fueron desarrolladas de tal forma que pudiera cruzar los pasillos montado a caballo. Para no tener que bajarse de su montura, el visionario italiano desarrolló abridores de puertas para que los caballos pudieran empujarlos con la boca. Para ello se requería de un mecanismo de cierre especial, así como de grandes placas de latón que hiciesen de pestillo y que siempre tenían que ser pulidas a fondo.

Ettore Bugatti A Caballo Y Bugatti Torpedo Royale

Ettore Bugatti a caballo junto al Bugatti Royale Torpedo Packard Prototipo de 1926

Queda claro que Ettore era un gran amante de estos animalitos, y podríamos pensar que se inspiró en ellos para imprimir la calandra de sus productos. Pero he aquí el “zasca”. La forma de la fascia de sus coches no se remonta a la herradura. “El arte, la estética y la selección de materiales, junto con el diseño y el rendimiento fueron, y siguen siendo hasta hoy, los valores que impulsan cualquier automóvil Bugatti”, explica Achim Anscheidt, director de diseño de Bugatti.

Ettore tuvo una fuerte influencia artística. Su padre, Carlo Bugatti, diseñó y construyó muebles de estilo oriental, entre otras cosas. El hermano de Ettore, Rembrandt, creó esculturas de animales, como el famoso elefante danzante que más tarde serviría como la insignia para el radiador del Bugatti Type 41 Royale. Carlo tenía una predilección por las formas fluidas: elipses, curvaturas, círculos y, sobre todo, por el óvalo, palabra derivada del latín ovum para referirse a “huevo”.

Tanto en algunos muebles de su casa como sillas, mesas, y también en copas, se podían percibir estas formas. Carlo consideró que el óvalo era la forma geométrica perfecta, superior a todas las demás. Ettore, que siempre había tenido gran relación con su padre, se inspiró en la visión de este y trasladó algunas de sus ideas a los automóviles que acabaría fabricando. La parrilla del radiador en forma de huevo era uno de ellos.

Mientras que en los primeros dos años los clientes de Bugatti podían elegir entre una parrilla de radiador angular u ovalada, desde 1912 dejó de ser así. El Tipo 13 se presentó exclusivamente con la forma ovalada y, después de la Primera Guerra Mundial, su calandra fue modificada nuevamente, con nuevos materiales y una parrilla diferente. Libre de cualquier borde o ángulo, por primera vez parecía un huevo plano.

Ettore Bugatti mantuvo esta forma durante los siguientes años y modelos, tales como el Tipo 22, el Tipo 23, el Tipo 28 y el Tipo 30. Fue solo en 1924, con el legendario Tipo 35, cuando Ettore renunció a la parrilla completamente ovalada. En su lugar, desarrolló un frontal con una parte inferior plana por dos razones: aerodinámica y mejorar la posición del eje delantero. Este cambio radical hizo que el huevo se convirtiera en una herradura. Posteriormente hubo algunas excepciones, como el Bugatti Type 57, que regresó a la parrilla ovoide.

Sin embargo, en los primeros compases del cambio, cada parrilla tenía un aspecto diferente. Por ejemplo, al principio era bastante pequeña, pero poco a poco se fue haciendo más ancha. Los motores necesitaban cada vez más refrigeración debido al aumento de sus prestaciones y, a la vez, se lograba un aspecto más deportivo. “La parrilla de herradura se convirtió en un elemento de diseño prominente y una marca distintiva de Bugatti”, manifiesta Achim Anscheidt.

Con este llamativo diseño frontal, Ettore subrayó su afirmación de no construir coches en el sentido tradicional, sino verdaderos purasangres. Sus vehículos podrían verse como una síntesis de las artes que reflejan el espíritu de Ettore en el aspecto del diseño y la tecnología. Un frente dominante y potentes motores que encajan a la perfección con la filosofía que ahora se mantiene.

Además, hoy en día, un Bugatti se puede identificar solo por el aspecto de su parrilla. Sus características formas ayudan a que los más modernos modelos como el Chiron, el Chiron Sport, el Divo o la Voiture Noir se vean elegantes y deportivos al mismo tiempo. “Un Bugatti se puede identificar desde lejos gracias a la icónica interfaz con el diseño único de la parrilla. Esto es clave para la identidad y la conciencia de la marca”, concluye Anscheidt.

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Sobre mí

Luis Blázquez

Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.

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Txesz
Mecánico
Txesz

Yo siempre pensé que era una collera al revés, y tal y como emepezaba el artículo, creia que estba en lo cierto…

Pablo Mayo
Editor

Yo tampoco conocía su origen, siempre pensé que imitaba una herradura, por el amor de Bugatti por los caballos… de cuatro patas.


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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

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