Coche del día: Volkswagen Passat 2.3 V5 4MOTION

Coche del día: Volkswagen Passat 2.3 V5 4MOTION

La primera iteración del motor V5 apostaba más por el tacto y la finura que por las prestaciones


Tiempo de lectura: 4 min.

El Volkswagen Passat 2.3 V5 4MOTION era el no va más a finales de los años 90, un sedán con unas cualidades solo superadas por la variante con motor V6 que, como cabe esperar, iba un paso más allá en agrado de conducción y en finura de funcionamiento. Y no es porque el V5 fuera un mal motor, pero claro, un V6 siempre tendrá un mejor equilibrio. No obstante, el Passat V5 con tracción total se salía de la norma por su particular configuración mecánica, pero tenía el enemigo en casa con el motor 1.8 20vt.

Antes, mucho antes de que saltara el Diesegalte y acabara, o casi, con el prestigio de Volkswagen, la compañía alemana era un referente en calidad, en capacidad de desarrollo y en poderío tecnológico. Una firma que había logrado colocarse entre el segmento generalista y el premium, con modelos realmente interesantes. De hecho, se podría decir que fue durante los años 90 cuando la marca se ganó realmente su buena fama, un trabajo que ya se fraguaba desde hacía tiempo pero que, con determinados lanzamientos, acabaron por afianzar.

Lanzamientos como el Volkswagen Passat B5, la quinta generación del sedán alemán que tenía como objetivo mejorar un coche que ya era muy bueno. La única forma de mejorar un coche que ya era de los mejores, era ir un paso más allá en todos los sentidos, algo que se notó especialmente en la calidad de acabados y en la calidad de los materiales, pero también en la puesta a punto, en el tacto de conducción y en la cantidad de tecnología aplicada a cada versión. Ojo, no eran perfectos, aunque los amantes de la marca sean auténticos fanáticos, los Volkswagen siempre han pecado de “morrones”, de diseños demasiado sobrios y, por supuesto, de ser coches caros.

El interés del Passat V5 no radicaba en sus prestaciones, sino en su agrado de conducción y en el caché que otorga tener un motor de más de cuatro cilindros y 2,3 litros de cubicaje

Volkswagen Passat 2 3 V6 4MOTION

De todas formas, aunque todo lo mencionado eran características de todo Volkswagen Passat, en ocasiones no era suficiente y había que recurrir a otras artimañas, como desarrollara motores poco habituales que, básicamente, buscaban mejorar la percepción que se tenía del coche y ofrecer un argumento adicional para los que buscaban un toque diferenciador. Versiones como el Passat 2.3 V5 4MOTION ahondaban en esa idea, pues comparada con otras versiones, en el fondo, no ofrecía más prestaciones que, por ejemplo, un Passat 1.8 turbo. De hecho, incluso quedaba por detrás en algunas mediciones como las aceleraciones puras y duras.

Pero el 1.8 turbo, a pesar de ser uno de los mejores motores de su época, no podía ofrecer ese tacto que tienen los motores con muchos cilindros y con un cubicaje elevado. Con 2.324 centímetros cúbicos, culata de dos válvulas por cilindro, inyección y aspiración atmosférica, el V5 del Passat, en su primera aparición, rendía 150 CV a 6.000 revoluciones y 205 Nm de par a 3.200 revoluciones y su mayor virtud frente al 1.8 turbo era su tacto de “motor grande”, su finura –a pesar de ser un cinco cilindros– y, según algunos que pudieron conducir un Volkswagen Passat 2.3 V5, también su sonido.

Este motor se combinaba con un cambio manual de cinco relaciones –de correcto accionamiento pero recorridos un poco largos– y con un sistema de tracción total con diferencial central Torsen, el sistema de tracción a las cuatro ruedas que VAG usaba en los modelos con motor longitudinal y que Audi denominaba Quattro. Sistema que garantizaba una buena adherencia pero que, en el fondo, no le hacía falta a un coche de poco más de 200 Nm de par. Tenía sus ventajas en curva, por ejemplo, y en superficies deslizantes, pero nada realmente determinante a no ser que se tuviera la residencia en lugares donde llovía mucho o se tenía un clima muy adverso.

Con respecto a las prestaciones, nada fuera de lo normal en un coche con 150 CV y algo más de 1.400 kilos de peso. La velocidad punta, según datos oficiales, era de 221 km/h, mientras que el 0 a 100 km/h se completaba en 9,4 segundos. El consumo, como cabe esperar, rondaba los 10 litros cada 100 kilómetros y el 80 a 120 km/h, en quinta, necesitaba de 15,6 segundos.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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