El Auburn 851 SC Speedster fue el último automóvil que fabricó la compañía estadounidense Auburn Automobile Company. Fue desde 1934 hasta 1937, año en el que la marca cerró definitivamente las puertas de la factoría de Connersville (Indiana). Antes llegaron el Speedster 115, una renovada versión de este rebautizada como 8-88 y el Speedster 125. Todos ellos gozaron de la misma configuración cabrio, además de portar una mecánica V8.
Es en 1934 cuando Errett Lobban, empresario dentro del sector de la automoción, naval y aérea, que por aquel entonces se había hecho con la compañía, decide contratar los servicios del diseñador de automóviles Gordon Buehrig, que desde temprana edad ya había trabajado con marcas tan prestigiosas como Packard, General Motors o Stutz, y se había encargado del diseño de un modelo mítico como es el Duesenberg Type J, que a su vez y con el tiempo se dividiría en diferentes versiones sobrealimentadas que incluso batirían algún récord de velocidad de la época.
El Auburn 851 SC Speedster fue el último automóvil de la marca norteamericana, tras los Speedster 115 y 125, en cualquiera de los casos con una configuración roadster y un portentoso V8 latiendo en su interior
En definitiva, Auburn quiso crear un automóvil de corte deportivo que gozaría de esa impronta típica de la década de los años 30, donde sus líneas estaban presididas por unos grandes pasos de rueda, o su esbelta parte trasera tipo “cola de barco” (boattail), que tan de moda se puso en aquellas fechas, y que posteriormente en los años 60 reeditaron modelos tan emblemáticos como el Chevrolet Corvette C2 y C3.
En cuanto a la mecánica, la marca sigiuió confiando en el robusto y eficiente V8 con el que había ido evolucionando con el pasar de los años. Un compresor volumétrico ayudaba al bloque de 4.585 cc a llegar hasta los 150 CV a 4.000 RPM, enviados a las ruedas traseras mediante un cambio manual de tres velocidades. Con unas cotas internas de 77,78×120,6 mm, el propulsor yanqui contaba con dos válvulas por cilindro en culata, una alimentación mediante un carburador de generosas proporciones de la marca Strombreg, y el mencionado sobrealimentador -de ahí el SC- firmado por Schweitzer-Cummins.
Si nos centramos en la zona del bastidor y sus componentes, este espectacular roadster estaba ensamblado sobre un chasis reforzado en alguna de sus partes y fabricado en acero. Para la suspensión contaba con ballestas en ambos ejes, junto a un kit de amortiguadores helicoidales, además de barra estabilizadora en el tren posterior. La frenada se confió en tambores en cada una de sus ruedas, siendo estos accionados mediante un circuito hidráulico. El conjunto quedaba apoyado sobre llantas y neumáticos en medidas 6,50×15 pulgadas.
Con un diseño emblemático, el Auburn 851 SC Speedster solo estuvo en el mercado poco mas de dos años, pudiendo ensamblar un número de ejemplares cercano al medio millar
Ya dentro de su habitáculo primaba una terminación a base de cuero y madera, conjugando un estilo clásico y elegante que, junta a la estética tan bien resuelta por el diseño de Buehrig, era un festín visual en toda regla. En definitiva, un automóvil único en todos los sentidos, capaz de rodar a velocidades por encima de los 160 km/h sin inmutarse, y establecer un nivel de confort equiparable al de sus rivales más selectos de la época.
Pero la realidad es que, por aquellas fechas, y tras la Gran Depresión vivida en los últimos compases de la década de los años 20, el consorcio de empresas que por aquel entonces eran propiedad de Errett Lobban, entre las que se incluían las marcas de automóviles Cord, la propia Auburn o la mencionada Duesenberg, no atravesaba su mejor época. Sus coches eran demasiado caros para una época tan dura.
Tras dos años de fabricación, 1935 y 1936, y un cambio de denominación del modelo que en la última temporada pasó a denominarse Auburn 852 SC Speedster, aunque no se apreciaron cambios de ningún tipo salvo la variación de su nomenclatura, la empresa estadunidense cerró sus puertas para siempre.
Atrás quedaron no más de 500 unidades fabricadas a lo largo de los dos años y medio aproximadamente de producción, convirtiendo en la actualidad a cualquiera de aquellos ejemplares en una obra de arte digna de cualquier museo, y por ende a precios reservados tan solo a unos pocos afortunados. Si no somos de este pequeño grupo porcentual de amantes del motor, podremos recurrir a la empresa especializada en recrear réplicas del modelo, Speedster Motorcars, que a buen seguro nos costará bastante menos que hacernos con una unidad original, aunque manteniendo aquella linea que llevó al Auburn 851 SC Speedster a la cima del segmento de motor en aquella época tan convulsa en la que se comercializó.
J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS