Tenemos que remontarnos al primer cuarto del siglo pasado para hablar de nuestro protagonista de hoy, el Alfa Romeo 6C 1750 Gran Sport, presentado como modelo genérico “sin apellido” (6C, en italiano “sei chi”) en 1925 y vendido en numerosas carrocerías hasta su final en 1934. Un modelo cargado de cuore sportivo que nos remonta a los inicios del glorioso pasado de la firma milanesa en la competición.
Para hablar del 6C como modelo a secas podríamos dedicar páginas y páginas; pero nos centraremos en el modelo 1750 con carrocería Gran Sport. Cabe decir que en aquella época, al no estar extendida la técnica de las carrocerías monocasco -aunque Lancia con el Lambda fuera pionera en esto en 1923-, las posibilidades de carrozar a estos primitivos coches eran infinitas. Así, para el 6C, de los lápices de nombres ilustres como Zagato, Touring o Pininfarina salieron numerosas carrocerías, entre ellas las Sport, Berlina, Torpedo o Spider.
La carrocería que nos ocupa, Gran Sport, era un bonito cabriolet -o spider convertible, gracias a su capota de lona- precedido por un “Gran” que denotaba que era la versión prosciutto de Parma “pata negra”. Contaba con un parabrisas practicable, unos aerodinámicos guardabarros y un largo capó con branquias laterales para la refrigeración del motor. Una carrocería que se remataba con una trasera redondeada que podía alojar en su exterior hasta dos ruedas de repuesto, pensado para las largas y accidentadas competiciones de la época, idénticas a las otras cuatro, con llantas de radios negras.
En su interior nos encontraríamos una banqueta corrida tapizada en piel que parecía más el sofá de una casa, ya que por aquel entonces no se pensaba demasiado en el agarre y seguridad del conductor/piloto. También hallaríamos una larga palanca de cambios metálica que emergía del suelo con pomo de madera -para evitar quemarse la palma de la mano-, un volante de cuatro radios simétricos y una completa instrumentación.
Este modelo fue diseñado pensando en la competición, y pese a que también fue vendido para el público general, se trataba de una actualización del 6C 1500 de 1928, también destinado a las carreras. Ambos motores fueron diseñados por el ingeniero Vittorio Jano.
Entre las hazañas de este 1750 cabe destacar dos victorias consecutivas en la Mille Miglia, en 1930, siendo Alfa Romeo los cuatro primeros coches en cruzar la línea de meta, y en 1931. Su antecesor, el 6C 1500, ya había vencido en la edición de 1928. No menos importantes fueron -aunque sin victoria- grandes resultados que cosechó tanto en la Targa Florio, las 24h de Spa o el Tourist Trophy de la Isla de Man.
El nombre “X”C, utilizado en numerosas ocasiones posteriores por la marca -recordemos entre otros al precioso 8C Competizione de 2007, o más recientemente, al ligero 4C de 2013- es una nomenclatura cuyo número “X”, hace referencia simple y llanamente al número de cilindros del motor que cobija en su capó.
Pues sí, como es obvio, este coche montaba un seis cilindros en línea en posición longitudinal. Con 1.752 cc y doble árbol de levas en cabeza, gracias a la ayuda de un compresor volumétrico podía llegar a rendir 102 CV de potencia en las versiones Testa Fissa, siendo su potencia en las versiones normales de 85 CV.
Gracias a su peso de 840 kg era capaz de alcanzar los 170 km/h, una auténtica salvajada para un coche de su época. Mientras que otras versiones del 6C 1750 se conformaban con potencias más modestas -de entre 46 y 80 CV- y velocidades menos salvajes de entre poco más de 100 y 135 km/h-.
Su sustituto llegaría en 1950, el Alfa Romeo 1900. De este 1750 Gran Sport 213 unidades fueron fabricadas, de las cuales únicamente seis Testa Fissa. Os podéis imaginar los precios que puede alcanzar cualquier unidad. Para que os hagáis una idea, en RM Sotheby´s se va a subastar en junio un Gran Turismo -quizás menos cotizado-, y su precio de salida es de 400.000-450.000 euros, y el febrero se anunció un Gran Sport entre 900.000 y 1.300.000 euros. Un laureado clásico de competición para carteras holgadas.
Adrián Iniesta
Ingeniero electrónico industrial de profesión y amante de los coches por vocación. Dicen que aprendí a leer con las matrículas de los coches y que con 2 años me conocía todas las marcas y modelos. Cualquier cosa que me discutas sobre coches, te la intentaré rebatir ;)COMENTARIOS