Si hay una cosa que acumula Porsche es un palmarés deportivo de auténtica envidia. La competición está en el ADN de la mítica marca, y lo han convertido en hechos más que otros muchos. Recientemente supimos que el Porsche 919 Hybrid Evo -sin las ligaduras del reglamento del WEC- aplastó el récord en el viejo Nürburgring marcado por el 956C allá por 1983. El coche que tantas alegrías ha dado en el WEC en las últimas temporadas -para pesadilla de los Toyota, que no pudieron con ellos- ha marcado un tiempazo: 5 minutos y 19,546 segundos.

Cualquiera que haya rodado por allí con un coche o en una Playstation se hace a la idea de que es una animalada semejante tiempo, aunque sigue estando por encima de la vuelta de 5 minutos y 15 segundos de Nick Heidfeld con un BMW Sauber F1.06 (2007) de Fórmula 1, aunque no sean directamente comparables.

El Porsche 919 Hybrid Evo ganó a su antecesor por la friolera de 52 segundos, lo cual habría supuesto un abismo en una carrera real. 35 años de diferencia hacen mucho, doy fe. Ahora bien, ¿está amenazado semejante liderazgo? Hay quien piensa que sí.

Según Christian Horner, el responsable del equipo Red Bull de Fórmula 1, duda que un coche de la categoría reina actual sea capaz de batir al 919 Hybrid Evo, pero cree que el Aston Martin Valkyrie podría luchar en igualdad de condiciones. Ojo al dato. Tenemos que suponer que no se refiere a la versión de calle del mismo. También habría que ver de qué es capaz el Mercedes-AMG Project One.

La comparación sería más justa si los tres coches estuviesen encorsetados dentro de la misma reglamentación. En esta ocasión Porsche hizo lo que le dio la gana, como apretar el motor 2.0 V4 de 500 a 720 CV, aumentar en 40 CV la potencia del KERS o mejorar en un 66% la eficacia aerodinámica del coche. Del Valkyrie sabemos que tendrá 900 CV o más sacados de un V12 atmosférico. La comparación, sin duda, abre las puertas al morbo.