Coche del día: Toyota Avensis D4-D (T220)

Coche del día: Toyota Avensis D4-D (T220)

Uno de los últimos modelos en adoptar la inyección por ráil común en los turbodiésel


Tiempo de lectura: 3 min.

El Toyota Avensis D4-D fue uno de los últimos sedanes de tamaño medio en sumarse a la tendencia del common rail en los motores turbodiésel, aunque valió la pena la espera, ya que puso en liza prestaciones, consumos y agrado de conducción al nivel de los mejores, pero con el característico tacto de Toyota.

A finales de los 90, si se quería tener cierta repercusión en el mercado europeo, había que tener en el catálogo, como poco, un motor turbodiésel en la franja de potencia más popular: entre los 100 y los 120 CV. No importaba la marca, no importaba el precio, el turbodiésel era imprescindible, y si no, que se lo digan a Honda, que tuvo que desarrollar su i-CDTI, el primer diésel de la marca, para poder optar a unas ventas decentes.

Similar caso podría ser el de Toyota, que en 1999 lanzaba el Avensis D4-D con 110 CV, un coche cuyo propulsor adoptaba el sistema de inyección directa por raíl común que Alfa Romeo y Bosch habían puesto de moda por sus buenos resultados. Adopción que se había vuelto obligatoria para poder lograr prestaciones y consumos al nivel de los mejores, a no ser que fueras Volkswagen, claro; los alemanes recorrían su propio camino con los TDI.

De hecho, el buen hacer del 1.9 TDI de Volkswagen fue, en parte, causante del auge de los turbodiésel con potencias comprendidas, como hemos dicho antes, entre los 100 y los 120 CV. Era la franja de potencia más popular en Europa, con presencia de todas las marcas generalistas en todos los segmentos. Sirva de ejemplo que cuando el Toyota Avensis D4-D llegó a las tiendas, tenía que verse los faros con el Citroën Xantia 2.0 HDi, el Opel Vectra 2.0 TDi 16v, el Renault Laguna 1.9 dCi, el SEAT Toledo 1.9 TDI, el FIAT Marea JTD… Todos ellos, modelos con unas cualidades más que buenas; fue una generación de coches que será recordada durante mucho tiempo.

Toyota Avensis D4 D (1)

No era el mejor en nada, pero por prestaciones y consumos, se colocaba justo en medio de la tabla; solo le faltaba un turbo de geometría variable

Así, el sedán japonés se unía al club con un motor que se colocaba en la media del segmento tanto por prestaciones como por consumos. Tenía 1.995 centímetros cúbicos, culata de 16 válvulas con dos árboles de levas, inyección common rail y un turbo con intercooler. Solo fallaba, por así decirlo, en que no montaba tubo de geometría variable, un detalle que se dejaba notar en la entrega de potencia, que se antojaba algo floja hasta cerca de las 2.000 revoluciones.

Las cifras oficiales eran similares a todos los rivales. Hablamos de 110 CV a 4.000 revoluciones, un par de 250 Nm entre 2.000 y 4.000 revoluciones, consumos oficiales de 5,7 litros cada 100 kilómetros, una velocidad máxima de 195 km/h y un 0 a 100 km/h en 11,4 segundos. Coche actual, en el número 601, publicó una prueba del Avensis D4-D con registros en el 0 a 1.000 metros en 33,1 segundos y el 80 a 120 km/h en quinta en 10,7 segundos, cifra esta última que superaba, entre otros, al SEAT Toledo 1.9 TDI de 110 CV.

Como todo Toyota, el Avensis D4-D era un coche, en general, muy neutro de reacciones, agradable de conducir y muy rutero. Además, no era especialmente caro, pues Toyota pedía 3.270.000 pesetas –19.653 euros de 1999, sin sumar inflación–, tarifa que se quedaba, curiosamente, por debajo de los 3.763.000 pesetas que costaba el Xantia 2.0 HDi y por debajo de los 3.320.000 pesetas que costaba el SEAT Toledo 1.9 TDI –ambos con un equipamiento similar al Avensis, obviamente–.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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