El Citroën AX 14 TRD nunca será recordado por sus prestaciones o por su deportividad, pero tuvo muchas virtudes que merecen ser recordadas. Por ejemplo, era el diésel más barato del mercado a finales de los años 80, como también fue considerado de los más rápidos de su tipo. Todo, con un tacto “de gasolina”, a excepción del sonido del motor, que era imposible de camuflar.
¡Genial! Todos los aficionados al automóvil, o al menos los que gastan más primaveras, recordarán ese eslogan visto en televisión, en los anuncios del Citroën AX. El utilitario francés fue un bálsamo para la compañía, que pasaba por unos tiempos difíciles y pudo ver la luz al final del túnel gracias al modelo. Las ventas del Citroën AX fueron muy altas y a pesar de que llegó el último a la fiesta, su versión diésel supero a todos los rivales sin aparente esfuerzo.
La tecnología diésel tuvo su apogeo a finales de los 90 y comienzos de los 2000, pero ya en la década de los 80 empezaron a ganar en prestaciones y, sobre todo, en agrado de uso. El Citroën AX 14 TRD fue uno de los coches que abrió el camino para reducir la distancia entre los propulsores de gasolina y los diésel en lo referente al tacto de conducción, aunque para ello, en la marca tuvieron que hacer las cosas de una forma un poco diferente: adaptar un motor de gasolina para el uso de gasóleo.
El AX 14 TRD era la referencia del segmento; los que corrían tanto como él gastaban más, mientras que aquellos que gastaban menos también corrían menos
Citroën, a pesar de contar con todo el banco de órganos del grupo PSA, no pudo encontrar un motor que se pudiera meterse en el pequeño hueco para el motor disponible. Por ello, tal y como hizo Volkswagen con el Polo, tuvieron que partir de uno de los motores gasolina ya ofertados en la gama y convertirlo a diésel. Eso permitió que resultara un propulsor muy ágil, con una capacidad para ganar régimen poco habitual en un diésel.
Hablamos de un cuatro cilindros en línea con 1.360 centímetros cúbicos, dos válvulas por cilindro y un árbol de levas en culata alimentado por una válvula de inyección rotativa, que rendía 53 CV a 5.000 revoluciones y 8,6 mkg a 2.500 revoluciones –unos 80 Nm–. La transmisión de cinco relaciones y accionamiento mecánico, tenía unos desarrollos bastante ajustados hasta la quinta, que era claramente de desahogo en autopista –32,75 km/h a 1.000 revoluciones–. Aun así, se alcanzaba la velocidad máxima, del orden de 155 km/h, en quinta.
Uno de los puntos fuertes del Citroën AX 14 TRD, además de su motor, eran los frenos, tomados directamente del AX GT, pero por otro lado, había que pagar aparte por cosas como el cierre centralizado, los elevalunas eléctricos delanteros, las llantas de aleación o por las lunas tintadas. El aire acondicionado no se contemplaba ni como extra. La cuestión es que tenía que ser así, para poder venderse por 1.299.112 pesetas, 7.808 euros de 1988, unos 22.167 euros si sumamos el IPC hasta 2024.
Como siempre en un diésel, la mayor baza del AX 14 TRD eran los consumos. La revista Autopista registró, en diciembre de 1988, un dato de 5,40 litros a 120 km/h; 6,88 litros a 140 km/h, así como una media de 4,74 litros cada 100 kilómetros. El depósito de combustible era realmente pequeño, solo 36 litros, pero la autonomía superaba los 700 kilómetros teóricos.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS