A primera vista nadie casi nadie diría que el FIAT Tipo estuviera llamado a ser un deportivo. De hecho, este modelo creado para suceder al Ritmo se presentó en 1988 con el afán de ser un digno competidor del Astra, el 309 o incluso el Golf. Algo que, de hecho, logró. Gracias en parte al uso de una plataforma completamente nueva, definida por la mezcla de estabilidad y rigidez para ser tan exitosa que llegó a usarse como base en modelos tan diferentes como el Tempra, el Coupé e incluso el Lancia Delta del momento. Todo ello usando el acero galvanizado para prevenir así los problemas de corrosión.
Así las cosas, con el FIAT Tipo llegaba una opción serena y coherente para el día a día, más aún dada la amplia gama de motorizaciones donde casi cualquier cliente podría encontrar algo acorde a sus necesidades. No obstante, siendo un coche nacido en Italia las cosas no podían ser tan extremadamente racionales. Más aún cuando estábamos a finales de los ochenta. Una década en la que los GTI habían llegado para poner la deportividad al alcance de las masas, utilizando como puntos de partida sencillos utilitarios de los segmentos B y C.
En el caso de FIAT, ésta ya había presentado su apuesta en este sentido con el Uno Turbo de 1985. Un pequeño y ligero deportivo con motor de 1.3 litros para rendir unos 105 CV. Hoy en día, aún uno de los modelos más celebrados y divertidos de entre todos los que participaron por aquella fiebre deportiva de los ochenta. Así las cosas, con el Uno Turbo parecía que FIAT ya había hecho lo que debía para ese nicho de mercado. Sin embargo, lo cierto es que en el mismo la referencia era el Golf GTI. Un coche que, tanto por tamaño como por prestaciones, quedaba por delante del Uno. Por ello, aprovechando la salida del FIAT Tipo la marca decidió dotar al mismo de una variante prestacional. La 2.0 16V.
Gracias al Uno Turbo de 1985 FIAT ya había tenido experiencia en el ámbito de los deportivos compactos y populares del momento, dando un paso más allá con este modelo que buscaba medirse con el Golf GTI
FIAT Tipo Campeonato de Turismos, un gran rendimiento
A finales de los años ochenta FIAT se encontraba en uno de los mejores momentos de su historia a nivel tecnológico. No en vano, bajo ella se cobijaban desde hacía dos décadas marcas como Lancia y Ferrari, siendo seguidas justo en aquel momento por la propia Alfa Romeo. De esta manera, las posibilidades de compartir tecnología aplicada a la deportividad no paraban de crecer. Por ello, la versión más prestacional del Tipo tomó su bloque de dos litros directamente del Lancia Thema.
Gracias a ello, era capaz de alcanzar 146 CV a 6.500 revoluciones por minuto con un par de 175 Nm a 4.250 giros. Buenas prestaciones para un modelo así, aunque su consumo no lo hacía ser la mejor opción para el día a día. No obstante, realmente ése no era su cometido, pues desde el comienzo FIAT supo que el Tipo 2.0 16V sería un coche para minorías. Algo que ha evidenciado el tiempo, alzándolo cada vez más como un preclásico de lo más interesante y deseado.
Más allá de sus ventas, el terreno de aquel FIAT Tipo estaba en los circuitos. En aquellos campeonatos de turismos nacionales alejados del altísimo nivel del BTCC británico o el DTM germano. Así las cosas, aquí en España el FIAT Tipo con bloque de dos litros fue particularmente exitoso en manos de Antonio Albacete, quien homologó una unidad preparada en el Grupo A arrasando en la categoría intermedia – había tres – del Campeonato de España de Turismos a comienzos de los noventa.
A comienzos de los noventa Antonio Albacete logró excelentes resultados en la clase intermedia del Campeonato de España de Turismos con una unidad del Grupo A
En su caso, el FIAT Tipo pilotado por Antonio Albacete podía superar fácilmente los 190 CV. Recibiendo una severa reducción de peso así como nuevos ajustes en las suspensiones, con trapecios tubulares y amortiguadores de gas. Además, los frenos se optimizaron con unos discos que recibían la mordida de pinzas con hasta cuatro pistones. Con todo ello, incluso las miradas más descreídas se tuvieron que rendir a la evidencia, verificando a este coche como una excelente base para unidades destinadas a los campeonatos de turismos. Y es que, en fin, por mucho que fuera un sencillo coche familiar lo cierto es que es un FIAT. Grupo automovilístico que tiene la deportividad muy a mano.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS