El GMA T.33 es una oda al deportivo clásico de motor central

El GMA T.33 es una oda al deportivo clásico de motor central

Gordon Murray ha vuelto a traer los deportivos de los años 60 a la actualidad, con un nivel de ingeniería, prestaciones y atención al detalle inigualables.


Tiempo de lectura: 6 min.

Gordon Murray es, probablemente, una de las figuras más importantes en la historia del automovilismo. De su mano han salido más de 40 coches, tanto de competición, como para la calle, y cuya leyenda sigue ampliando a día de hoy con creaciones como el T.50 o el recién llegado GMA T.33.

Nacido en Sudáfrica en 1948, el profesor Murray, siempre ha mostrado en sus diseños un pensamiento lateral que le ha llevado a buscar caminos alternativos para bordear las normas, o soluciones inéditas en sus coches de calle para diferenciarse del resto; el Brabham BT46B “fan car”, con su ventilador trasero que succionaba el aire de la parte inferior para obtener un agarre descomunal, o la configuración de tres asientos del McLaren F1 para un mejor centrado de masas, son un gran ejemplo de esta forma de pensar.

50 años de carrera profesional en una mente tan excepcional han dado para mucho, y estoy seguro que para cualquier mortal, el hecho de haber creado el que es considerado como el primer hiperdeportivo (el McLaren F1), ya bastaría, pero no. Gordon Murray es ante todo, un apasionado de los coches , y a día de hoy, sigue ampliando su leyenda con superdeportivos distintos que no han sucumbido a los convencionalismos que marca la época actual.

Si hace poco más de un año el mundo del automóvil contenía la respiración con la reinterpretación moderna del McLaren F1, el GMA T.50, ahora le toca el turno al GMA T33; una nueva obra maestra inspirada en los deportivos favoritos de Murray de los años 60, y que promete ser otro hito en la historia de los superdeportivos.

La vuelta a la belleza

El GMA T.33 plasma a la perfección la obsesión por un diseño atemporal junto con un bajo peso, que caracterizan a las dos creaciones de Gordon Murray Automotive. En el caso del T.33, el hecho de no contar con el ventilador, aún le acerca más a aquellos deportivos italianos de los 60 en los que el diseño no presentaba ningún compromiso y la única misión era crear una obra de arte de la ingeniería.

Sin duda alguna, el T.33 es único en su planteamiento, y, gracias al uso de los mejores materiales e ingeniería, se consiguen unas cotas difíciles de superar en su segmento. No en vano, estamos hablando de un coche que mide poco más de 4,4 metros de largo, 1,85 de ancho y 1,135 de alto, y que para la báscula en algo menos de 1.100 kilogramos. Como referencia, el Porsche Boxster, el cual Gordon Murray tomó como referencia en cuanto a dimensiones, roza los 1.300 kilogramos, y es mucho menos potente.

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El bajo peso del T.33, se consigue partiendo de un chasis monocasco de fibra de carbono y aleación ligera de aluminio, el cual supone un ahorro de peso del 50% respecto a uno convencional de estampación de acero

Y si el exterior es bello y funcional, el interior no lo es menos. Dentro del T.33, se respira una atmósfera minimalista que si bien, presenta una configuración biplaza más convencional que la presente en el T.50, no le hace menos especial. Todo en el interior está pensado para tener una función y ser ligero. Tanto es así, que en los tiradores de las puertas, el propio metal del que están hechos, es más ligero que la tira de cuero que los reviste.

El motor: una carta de amor a la combustión interna

Si el diseño recuerda a los deportivos de antaño, el V12 atmosférico de alto giro trae a la memoria los Fórmula 1 de los 70. El Cosworth GMA.2, que mueve al T.33, es una variación del empleado en el T.50, que se ha adaptado a las necesidades del nuevo modelo. La zona roja se sitúa en este caso en 11.000 rpm y las prestaciones que consigue son simplemente increíbles para un motor de 3.994 centímetros cúbicos: 615 CV a 10.500 rpm y 451 Nm a 9.000 rpm.

No obstante, las cifras puras no cuentan la historia completa, ya que esta planta motriz, pese a ser atmosférica, no presenta el comportamiento típico de estos motores, que en otros tiempos eran muy “puntiagudos”; no respondían bien a bajo régimen. Aquí tenemos disponible el 75% del par motor a tan solo 2.500 rpm y el 90% desde 4.100 revoluciones por minuto.

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Parte del rendimiento de este V12 se debe a un sistema “ram air” que mejora la ingesta de aire de admisión a alta velocidad, similar al que emplean los fórmula 1

Todo en este motor se ha afinado para ofrecer la respuesta de aceleración más rápida posible, y por si fuera poco, la luneta trasera lo deja ver en todo su esplendor, con la toma de aire que llega hasta los conductos individuales de admisión. Este motor, es sin duda el pináculo de la combustión interna y casi con total seguridad, el último que construya GMA sin recurrir a la hibridación, lo cual lo hace aún, si cabe, más especial.

Para bajar toda esta potencia, los 100 afortunados compradores del GMA T.33 tienen dos opciones: o bien una caja manual de 6 relaciones o una caja semiautomática diseñada ex profeso para el T33 por el especialista Xtrac. Nosotros tenemos claro cuál elegiríamos.

La perfección de la conducción

Todo el diseño y la potencia no son nada si el manejo del vehículo no es placentero, aunque este no es el caso. Desde el chasis, la suspensión y la aerodinámica; todo ha sido afinado para ofrecer un producto eficaz.

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Especial mención merece la aerodinámica del vehículo, la cual ha sido afinada para ofrecer una gran carga aerodinámica, sin recurrir a casi ningún elemento externo que rompiera el diseño. A parte de un discreto alerón retráctil, no encontrarás nada más en el T33 que pueda perturbar su pureza de líneas. De hecho, la mayor parte de la carga recae sobre el difusor trasero, en el que se ha empleado la tecnología PBLC (Passive Boundary Layer Control), que mejora la eficiencia del difusor y evita recurrir a aditamentos externos.

Parece mentira que el T33 consiga una carga aerodinámica de 150 kilogramos con un diseño exterior tan limpio. Esto es sin duda, gracias al ingenio y la audacia de GMA

En un mundo en el que cada vez se cuenta con menor diferenciación mecánica, en el que las marcas buscan ahorrar costes y los coches se parecen cada vez más entre sí, de vez en cuando viene un rayo de luz, de la mano de algún genio como Gordon Murray, que nos brinda una creación magistral, rebosante de pasión por los coches bien hechos. Nuestra mayor enhorabuena por esta pieza de ingeniería, y ojalá, quienes se hayan podido permitir los más de 1,9 millones de euros que cuesta cada unidad, los conduzcan.

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Sobre mí

Francisco Jiménez

Ingeniero mecánico adicto a todo lo que queme gasolina… y por qué no decirlo, también de lo eléctrico. Mi meta es no dejar nunca de aprender la técnica que rodea a la automoción y si ya puedo transmitir lo poco que sepa, tanto mejor. Sí, soy de esos que no recuerdan muy bien los nombres de las personas pero jamás olvidan qué coche tienen.

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