HISTORIA DE UN  MITO: LA CARRERA PANAMERICANA, UN FERRARI 340 MÉXICO, UN RECORDADO PILOTO AMERICANO Y EL GRAN APORTE DE UN RESTAURADOR

HISTORIA DE UN MITO: LA CARRERA PANAMERICANA, UN FERRARI 340 MÉXICO, UN RECORDADO PILOTO AMERICANO Y EL GRAN APORTE DE UN RESTAURADOR

Testimonio clave e imágenes de archivo únicas convierten a este ejemplar en el más enigmático de los cuatro fabricados


Tiempo de lectura: 6 min.

Lo poético de este coche radica en que, a pesar de haber pertenecido a una camada dominante, precisamente fue uno de los que no lograron cruzar la línea de llegada. Tampoco es que no hacerlo se consideraba una excepción en la mítica Carrera Panamericana. Todo lo contrario, claro –27 muertos en cinco años, todo dicho–. Pero es que, de las cinco ediciones, Ferrari se coronó en dos. Por origen, por propósito, el Ferrari 340 México era el predestinado. No logró sentarse en la mesa chica del Oldsmobile 88, el Ferrari 212 Inter, el Mercedes Benz 300 SL, el Lancia D24 y el 375 Plus, pero Chinetti, vaya apellido para Maranello –vaya embajador de Ferrari para el mercado de Estados Unidos–, se encargó de un tercer lugar.

Lo poético en este 340 radica en su carrera inconclusa, pero lo definitivamente poético radica en por qué no la pudo terminar. Sólo cuatro ejemplares, tres de ellos de carrocería coupé y un único spider. De los tres cerrados, uno fue el que subió al podio y el otro este número 4 que nos ocupa. Podrá Ferrari presumir de aquella tercera posición, pero mejor es el antecedente de este número 4, la prueba de que no hace falta un final feliz para ser leyenda. Un mérito tremendo tiene Scott Grundfor, un innegable valor histórico el de su testimonio. Ser campeón de Fórmula 1 y ganar las 24 Horas de Le Mans en un mismo año es para elegidos. Ese fue el orgullo de Phill Hill. Entonces es cuando al testimonio de Grundfor se lo debe atesorar. Unas líneas para viajar a un momento bien específico del pasado, cuando aquellos éxitos de 1961 no asomaban todavía. Habrá sabido presumir Hill de sus hazañas, de ser uno de los responsables de que a Stirling Moss se lo conociera como “el rey sin corona”, pero mejor es el antecedente de su número 4.

Hill y su Ferrari 340 México también fueron reyes sin corona. Maldita desgracia para ellos, necesaria para dar paso al mito. Hasta superior al capítulo del Bentley 3 Litros de Le Mans, por la circunstancia y el pertenecer ésta a las páginas de antología de una carrera, insisto, tan compleja y mortal como la Panamericana. Comparable es lo que se vivía en los circuitos italianos de los años veinte, cuando los equipos extranjeros debían sortear los obstáculos de los aficionados locales. El número 4, claro, no estuvo tan astuto como los Mercedes que, para la ocasión, abandonaban su tradicional blanco para lucirse del rojo que identificaba a los coches italianos. Un camuflaje que le valió la victoria al que portaba el número 10 y que hoy es conocido como Mercedes Targa Florio 1924 en tributo a la carrera en cuestión. Sin ese acontecimiento, el reciente PureSpeed no existiría, pues en aquel Mercedes se inspira.

El caso del 340 México del piloto norteamericano cuenta con episodios por demás calificados para que esté yo aquí escribiendo sobre ellos. La desgracia en sí, pero, no menos importante, uno ocurrido varios años después. Vayamos por partes. Año 1953…

Mercedes Targa Florio 1924

Mercedes en la Targa Florio de 1924. Fotografía de Mercedes-AMG F1

Carrera Panamericana: Los lugareños se entretienen

Debo ser reiterativo. Es invaluable el testimonio que Scott Grundfor ha hecho de acceso público a través de su compañía de restauración de automóviles de colección. La fuente clave para caer en la certeza de lo injusto que es –incluyendo la propia Ferrari– que se considere aquel podio de Luigi Chinetti como lo más trascendental en lo que al 340 México se refiere. La certeza es mayor cuando, a sus líneas, Grundfos acompaña con imágenes de archivo excepcionales. Esto decía:

“Las fotos que ves en este artículo probablemente no las hayan visto más que aquellos que han tenido el coche y tengo mis dudas sobre si incluso ellos han visto realmente todas estas fotos a continuación, especialmente las fotos de época de la carrera de 1953 conducidas por Hill/Ginther”.

En fin… año 1953. Tras una participación previa en la edición de 1952, en la que tampoco había podido completar la carrera, el volante de este número 4 ahora lo tomaba Phill Hill, quien marchaba en primer lugar –rey– hasta que lo alcanzó la tragedia –sin corona– en términos automovilísticos. Ese momento está documentado en las fotos remasterizadas que pueden ver al detalle, así también como en la confirmación del propio Hill en el encuentro vital que mantuvo con el amigo Scott a principios de la década de 1980. Había nexo directo. Dos respetados talleres de restauración en Los Ángeles compartiendo época: el Scott Restorations y el Hill and Vaughn, el del mismísimo Phill.

En la recordada Pana, el gran entretenimiento de los aficionados era ver a los coches estrellarse, y la razón que ocasionó el impacto del número 4 fue, según le ha contado Hill a Grundfor, aquel público alterando –o automáticamente retirando, pues Phill no supo recordar con exactitud, según el relato– las señales de tránsito para cumplir con su cometido. Objetivo cumplido.

FERRARI 340 MÉXICO (1)

El regalo inesperado para una restauración completa

Casi 30 años después, en 1981, uno de los primeros clientes de la casa Scott encomendó al taller su por aquel entonces nueva adquisición. Sí, el número 4, que pronto se convertiría en todo un deportivo de exhibición. Observen esas otras fotos, las del Ferrari 340 México completamente renovado y las que lo muestran desarmado durante el proceso de restauración. Fue durante los días finales del trabajo que sucedió lo inesperado: Phill Hill apareciendo con la matrícula original con que el coche había corrido en aquella Pana del ‘53. Con semejante regalo, la obra estaba ahora completa, material y simbólicamente.

“Esta 340 fue una de las restauraciones más difíciles que intenté en mi local de Los Ángeles y una que siempre recordaré (…) Estoy agradecido de haber sido una pequeña parte de su vida”. Palabras de un sujeto que, tal parece, se ha sentado a escribir con la memoria inalterada en una mano y el corazón en la otra. Que ha sido parte de la vida del mítico número 4 no quedan dudas. Su contribución ha hecho al mito tanto como el accidente del recordado piloto americano.

Proceso restauración Ferrari 340 México
Fotografías de Scott Grundfor
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Mauro Blanco

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