La próxima generación de automóviles será, posiblemente, la última que equipe motores de combustión interna. Al menos así se vislumbra el futuro en estos momentos, mientras en Europa se deciden entre cortar de raíz la existencia de motores que sean contaminantes. Obviamente, cortar de raíz en la automoción, pues en aviación y en los vehículos marítimos las cosas son bien diferentes.

El caso es que estamos a dos pasos de una revolución, pero todavía hay quien cree en los motores de combustión y apuesta por ellos para los próximos años. No en balde, todavía quedan entre 10 y 15 años para la desaparición del automóvil tal y como lo conocemos. Y no, no estamos siendo exagerados, cuando el coche eléctrico sea la única opción, nada será igual a lo que tenemos en estos momentos.

Y entre los fabricantes que apuestan por la combustión, lejos de firmas como Ferrari o Aston Martin, aparece nada menos que Mazda. Y hemos hablado en alguna ocasión del futuro de la firma nipona tras el registro de un logotipo, de la llegada de un eléctrico con autonomía extendida y de un posible motor de híbrido sobre la base del motor Wankel. Sin embargo, ahora vamos por otros derroteros y nos centramos en otras novedades que nada tiene que ver y que se parece mucho a lo desarrollado en Baviera.

La última novedad de la marca de Hiroshima ha sido el restyling del Mazda CX-5, un best seller que acapara una gran cantidad de ventas en la marca, hasta convertirse en su modelo más popular, un auténtico pilar actualmente sobre el que se erigirán las futuras novedades. Por un lado, cuando le llegue el momento de la renovación total, el CX-5 será el encargado de estrenar una nueva plataforma que también servirá como base para gran parte del catálogo. Una plataforma que será muy distinta a la actual.

Al parecer, la nueva plataforma servirá de base para el mencionado CX-5, pero también para el Mazda 6 y Mazda CX-9. También, siempre según rumores, será motivo para el lanzamiento de una versión “coupé” del CX-5, el Mazda CX-50. Es más, según la fuente, el CX-50 será el encargado de estrenar esta plataforma, la cual, dará soporte a modelos destinados al segmento premium.

Será una plataforma adaptada para usar grupos propulsores electrificados, pues ahora mismo ningún fabricante puede pasar sin electrificación, sobre todo en Europa, mientras que abandonará la tracción delantera adoptando la propulsión. Además, junto a esta novedad, Mazda estrenará un nuevo bloque de seis cilindros en línea.

El motor de seis cilindros en línea es un desarrollo del que se conocen datos desde hace, al menos, año y medio. Llegará en versiones diésel, gasolina y con tecnología e-Skyactiv X, pero no estará disponible hasta 2022 como pronto (su fabricación comenzará a comienzos de ese año). Irá colocado en posición longitudinal y podría ir unido a un sistema de tracción total así como tener cilindradas entre los 3.0 y los 3.3 litros. La propulsión queda por el momento descartada, pero no así la hibridación a 48 voltios e incluso una hibridación enchufable. La potencia rondaría los 285 CV.

Una inversión en un nuevo motor de combustión y además, uno de seis cilindros y elevado cubicaje no parece tener mucho sentido tal y como están las cosas. Todos los fabricantes están reduciendo el desplazamiento y añadiendo turbos para reducir consumos y emisiones, pero sin que suponga perder prestaciones por el camino. Cobraría sentido si fuera un propulsor con destino a los Estados Unidos, donde por el momento, la combustión interna tendrá camino libre más allá de 2035, pero no para Europa, donde solo tendrá 10 años de vida comercial.

La plataforma, siempre que sea para el segmento premium, parece ser más lógica. Ahora mismo, salvo Audi y algún modelo pequeño de BMW y Mercedes, todo es propulsión o tracción total y si Mazda quiere entrar seriamente en esa guerra, no le queda otra que adoptar las mismas armas. Por calidad de fabricación, por tacto y por sensaciones, Mazda no tendrá problemas en plantar cara a los gallitos del segmento.