El Mercedes-AMG GT llegó al mercado cuando los alemanes jubilaron el genial Mercedes SLS AMG, un GT de espectacular estampa que ocupó el lugar de otro GT no menos espectacular: el Mercedes SLR McLaren. Sin embargo, el AMG GT tomó un camino algo diferente, encogiendo de tamaño y apuntando a un segmento algo más deportivo. A nadie se le escapa que ha sido un éxito y su evolución, además de servir de inigualable escaparate para AMG; también ha servido para superar a sus antecesores en prestaciones y espectacularidad.
Ahora está afrontando el final de su vida comercial, esperando que los ingenieros acaben con el desarrollo del que será su sustituto, al tiempo que recibe algunas de sus versiones más prestacionales y cañeras. La última de ellas, presentada hace unos días, pretende rendir homenaje a los 55 años que lleva en activo AMG, llevando el concepto del GT a su variante más racing, incluso por encima de los participantes en las categorías GT3 y GT4. Se llama Mercedes-AMG GT Track Series y además de ser lo más salvaje creado sobre la base del GT, destaca por no estar homologado para circular por vías públicas ni tampoco para ninguna categoría en especial. Está destinado, únicamente, a ser exprimido en circuito en track days por 55 afortunados millonarios.

Sí, solo se van a fabricar 55 unidades, una por cada año de vida de la empresa que fundaron Hans Werner Aufrech y Erhard Melcher. Y básicamente, se puede considerar un Black Series que no tiene en cuenta ninguna normativa de homologación, pudiendo llevar al límite todo su potencial como vehículo deportivo, adoptando infinidad de soluciones procedentes de las categorías GT3 y GT4.
Con un simple vistazo se puede apreciar que está más cerca de un coche de carreras que de uno de calle. El paquete aerodinámico tiene gran parte de culpa, con nuevo divisor delantero y un enorme alerón en la zaga para aumentar la carga a alta velocidad, también hay salidas de aire sobredimensionadas y un nuevo capó con aberturas de ventilación. Todo ello diseñado sin tener en cuenta los límites que ponen las normativas de homologación (solo mira las aberturas del frontal, demasiado grandes para ser homologadas). Además, todo ello se remata con mucha fibra de carbono para reducir peso (capó, alerón, paragolpes…).
No falta un habitáculo despojado de todo lo innecesario y aderezado con más fibra de carbono y elementos más propios de competición. Los asientos, de fibra e carbono, son auténticos “buckets” de carreras (según asegura la marca, con estándares de seguridad más elevados que los exigidos por la FIA), el volante es un desarrollo en colaboración con Cubre Control, la instrumentación emplea el sistema DDU 1 de Bosch y se añade una jaula integrada fabricada con tubos de acero.

Bajo el enorme capó delantero se encuentra una evolución más salvaje del V8 4.0 biturbo de AMG. Tras algunas modificaciones procedentes de competición, el rendimiento del propulsor alemán llega a 734 CV y 850 Nm de par (14 CV y 50 Nm adicionales respecto al Black Series), que llegan a las ruedas traseras mediante un cambio Hewland HLS con diferencial ajustable. También hay suspensiones Bilstein configurables en todos sus parámetros, así como un ABS y un control de tracción con 12 modos de actuación.
Cada Mercedes-AMG GT Track Series tendrá un precio de 405.757 dólares, 363.500 euros, sin impuestos. Quien desee tener uno en su garaje (pocos llegarán a rodar nunca), tendrá que tratar directamente con Mercedes-AMG, pues no se venderán a través de los concesionarios de la marca. En el precio se incluye “capacitación técnica”, soporte de ingenieros para los días de pista o eventos de club, así como acceso a un suministro de repuestos.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Maquinón, pero tiene el mismo problema que todos los Mercedes: el centro del volante no coincide con el centro del asiento, problema de ergonomía. ¿Por qué no corrigen esto?
Pues no me había fijado, pero si se trata de un tema que se repite en todos sus coches, algún motivo habrá para hacerlo. Mercedes no es de esas marcas que dejan un fallo sin corregir porque se pasan de presupuesto.