La marca de Wolfsburgo ha presentado recientemente su Volkswagen Polo GTI R5 definitivo, y decimos definitivo ya que se ha mostrado con su aspecto estético final. Este Polo R5, listo para competir en la temporada 2019, guarda parecidos con los integrantes de la familia GTI “de calle” gracias a la elección de colores y patrones gráficos.

Sus colores de guerra: un predominante color rojo y motivos en blanco y negro, a diferencia del blanco como color principal del modelo presentado en diciembre del pasado año. Cuenta con un motor 1.6 turbo de inyección directa, que junto a su bajo peso de poco más de 1,2 toneladas -peso mínimo homologable para esta categoría- y su potencia cercana a 280 CV le permiten catapultarse hasta los 100 km/h en 4,1 segundos, apenas unas décimas más que un WRC.

Para el desarrollo de este nuevo modelo se han necesitado casi dos años y 10.000 kilómetros de exhaustivas pruebas en todo tipo de condiciones climáticas ya que, debido a la normativa en vigor, la vida útil de este vehículo será de cinco años. Se espera que los primeros coches sean entregados en noviembre, empezando a ser vistos de la mano de equipos privados en el Mundial WCR2 o en el Europeo de Rallyes, entre otros, para la inminente temporada 2019.

Esta categoría, heredera natural de los S2000 y RRC (Regional Rally Car), cuenta con limitaciones con respecto a sus hermanos mayores, los WRC: unos 280 CV de potencia máxima -frente a 380-, distinto paquete aerodinámico, empleo de piezas de serie para abaratar costes, caja de cambios secuencial de cinco velocidades o brida del turbo de 32 mm (36 mm en los WRC). Fabricantes como Ford -con el Fiesta-, el Grupo PSA -con los DS3 y 208- y Škoda -con el Fabia-, llevan desde 2013 fabricando sus modelos del segmento B de acuerdo a la homologación para esta categoría.

Además de esta versión, hay otro Polo destinado a la competición, el Polo R Supercar para Rallycross.