Coche del dia: Škoda Octavia 1.8 20vt RS

Coche del dia: Škoda Octavia 1.8 20vt RS

Este coche fue una declaración y una demostración del cambio que sufría la marca en aquel entonces


Tiempo de lectura: 3 min.

Sleeper. Palabra inglesa que podemos traducir como “durmiente”, y que así, por sí sola, no dice nada, no tiene mayor significado. Sin embargo, en el mundillo del automóvil, un sleeper es un coche que, a primera vista, no parece nada del otro mundo, un coche más entre todos los demás, pero que en realidad, esconde unas prestaciones y un comportamiento más que respetables. Una definición que le va como anillo al dedo al Škoda Octavia 1.8 20vt RS, la primera generación del Octavia RS.

Mira sus formas, mira sus detalles; es un coche sencillo, sin alardes. Sí, los aficionados, que se las saben todas, reconocen lo que están viendo. El paragolpes delantero, el alerón, las llantas… son detalles que dan alguna pista sobre lo que se tiene delante, pero alguien que no tiene los conocimientos, no sabe donde mirar ni que buscar, no vería nada raro. Además, los coches actuales, una enorme cantidad de los que se comercializan a día de hoy, presentan elementos que resalta el diseño, la personalidad, pero hay mucho artificio, mucho… postureo.

El caso del Octavia 1.8 20vt no tiene artificio, pero sí que tenía una planta motriz compartida con nada menos que el SEAT León 1.8 20vt FR y con el Volkswagen Golf GTi –la segunda versión del Golf GTi IV–, el polifacético y recordado cuatro cilindros de 1.781 centímetros cúbicos, turbo y 180 CV. Un motor que también montaba, por ejemplo, el Audi TT 8N, aunque el Škoda Octavia RS montaba la caja de cambios manual de cinco relaciones, y únicamente esa, no había opción de caja automática. De todas formas, no importaba que tuviera un cambio de solo cinco relaciones, pues el par era de 235 Nm entre 1.950 y 5.000 revoluciones.

skoda octavia rs (2)

Pero claro, tener un motor como ese, hoy día todo un icono, no es suficiente. Por eso, la suspensión montaba muelles más cortos –15 milímetros menos de altura– y también más firmes, llantas de 16 pulgadas –sí, “solo” 16 pulgadas, con las de 17 pulgadas en opción– detrás de las cuales, se podían ver unos frenos específicos con pinzas pintadas de color verde.

Un montón de cosas que, quizá, tampoco signifiquen tanto, pero este coche podía acelerar de 0 a 100 km/h en 7,9 segundos y podía alcanzar los 235 km/h. Es decir, no era precisamente lento, y por si fuera poco, contaba con un maletero de 528 litros. Hoy existen coches con más maletero y más rápidos, pero hablamos de un coche de comienzos de los 2000 –fabricado entre 2001 y 2004–, que tenía una longitud de 4.507 milímetros. Es un maletero enorme –el Octavia actual mide 4.689 milímetros de largo y su maletero es de 600 litros–.

El Škoda Octavia 1.8 20vt RS es un auténtico sleeper, pocos sabrán que están frente a un coche con unas prestaciones muy interesantes. Pero lo realmente importante del Octavia RS, es que fue una demostración de hasta que punto estaba cambiando la marca. Fue este coche y no otro, el que puso a Škoda en el camino que les ha llevado hasta donde están ahora. Pocas marcas han logrado cambiar su reputación de forma tan radical como Škoda y el Octavia RS ayudó en la transformación.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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