La versión más potente de la berlina media de Martorell en el mercado español, allá por 1991, era el SEAT Toledo GT 1.8 16v (1L). Podríamos considerarlo como un sedán compacto de tres volúmenes con carácter familiar y ciertas pretensiones deportivas (el 2.0 GT 16v no llegaría hasta 1994), y supuso una ruptura por parte de SEAT en lo referente a los modelos fabricados hasta la fecha.
Las curvas dominaban su carrocería, tan de moda a principios de los 90, y aunque en apariencia tenía tres volúmenes, tampoco era un sedán al uso, pues contaba con una práctica quinta puerta en el maletero. Para acentuar su carácter deportivo y diferenciarlo del resto de versiones se le añadieron un spoiler delantero, unos faldones laterales y un alerón sobre la puerta del maletero, y los retrovisores se pintaron del mismo color que la carrocería. Las bulbosas llantas de cinco radios eran de diseño exclusivo para el modelo.
Para recordar el tamaño de una berlina para la familia media, sus dimensiones eran las siguientes: 4.321 milímetros de largo, 1.662 mm de ancho y 1.424 mm de altura. La batalla era de 2.471 mm, junto a unas vías de 1.429 y 1.424 mm delante y detrás respectivamente. Calzaba neumáticos de medidas 185/60 R14, aunque podía llevar como opción unos de medidas 195/50 R15. Su peso homologado era de 1.130 kilogramos, y el depósito de combustible tenía una respetable capacidad de almacenamiento de 60 litros.
La calidad de materiales empleados y de los acabados ganó varios enteros respecto a modelos pretéritos de la marca, viéndose claramente piezas y elementos empleados por otros modelos de marcas del grupo como la propia Volkswagen (véanse los interruptores y mandos de las luces y de los limpiaparabrisas) y Audi (salpicadero, cuadro de instrumentos y paneles de las puertas). Los asientos mostraban un buen diseño ergonómico, de naturaleza envolvente los delanteros, y contaban con el buen mullido de la época.
Su motor era un viejo conocido del Grupo Volkswagen, un cuatro cilindros de 1,8 litros y 136 CV, de demostrada fiabilidad y muy buen rendimiento, superando los 200 km/h de velocidad punta y bajando de los nueve segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado
La postura de conducción era muy buena, agradeciendo la regulación en altura del asiento y del volante, este último más pequeño que en el resto de las versiones. La visibilidad también era elevada gracias a la elevada superficie acristalada, aunque algo penalizada hacia detrás por la elevada altura del maletero y la presencia del alerón. Este problemilla quedaba subsanado con la presencia de dos grandes retrovisores exteriores. Pero, en general, su gran habitabilidad y maletero (550 litros) remarcaban su carácter familiar.
El motor empleado era un conocido del grupo, con cuatro cilindros en línea de 1,8 litros (1.781 cm3), con el bloque de fundición de hierro y la culata de aluminio. La distribución era mediante un doble árbol de levas en cabeza y cuatro válvulas por cilindro. Entregaba 136 CV de potencia a 6.100 RPM y 160 Nm de par a 4.500 RPM. La alimentación se realizaba a través de inyección electrónica K-Jetronic. Era el mismo que llevaba el Golf e Ibiza GTI 16V, con el comportamiento mejorado a bajo régimen gracias a unas modificaciones realizadas en la admisión.
La caja de cambios manual contaba con cinco marchas, que enviaban la potencia a las ruedas delanteras. La dirección era de cremallera asistida, con 3,5 vueltas de tope a tope. En cuanto a la suspensión delante mostraba esquema independiente, con sistema McPherson, triángulo inferior, muelles amortiguadores hidráulicos y barra estabilizadora; la trasera era semi-independiente de brazos longitudinales interconectados por perfil en uve. El equipo de frenos estaba a la altura, con discos ventilados delante y macizos detrás, con ABS.
Las prestaciones destacaban por ser de lo mejor del segmento, pues alcanzaba una velocidad máxima de 207 km/h, aceleraba de 0 a 100 km/h en 8,8 segundos y recorría los 1.000 metros desde parado en 30,2 segundos. En cuanto a sus recuperaciones, pasaba de 80 a 120 km/h en cuarta en 10,2 segundos y 14,1 segundos para el mismo registro en quinta. Por prestaciones, podía competir contra pesos pesados como el Mercedes-Benz 190E 2.3 (W201) y el BMW 318iS (E36), o compactos como el Peugeot 309 GTi y el Fiat Tipo 1.8 i.e. 16V.
El SEAT Toledo GT 1.8 16v aunaba un comportamiento deportivo con un excepcional carácter familiar y versatilidad por su gran espacio interior y su enorme maletero al que se accedía por una gran quinta puerta
Los consumos no se podían considerar tampoco exagerados, con 10,9 l/100 km por ciudad, 6,3 l/100 km por carretera convencional a 90 km/h de crucero, 7,6 l/100 km a 120 km/h de crucero por autovías/autopistas y 12,4 l/100 km con una conducción alegre por carreteras secundarias. Todos los datos de prestaciones y consumos están extraídos de una prueba real, no los homologados en la ficha técnica del vehículo. Pero no solo su motor era enérgico, el chasis también estaba a la altura, no como en el Opel Kadett GSI 16V.
Su estabilidad era intachable gracias su esquema delantero tomado directamente del Golf y un trasero muy similar al de Passat. Demostraba un comportamiento muy neutro y noble, tomando las curvas a buen ritmo con el eje delantero marcando fielmente la trayectoria indicada por el volante, incluso demostrado un ligero comportamiento sobrevirador que ayudaba al conductor a redondear el viraje. Sus cuatro discos de freno ofrecían una respuesta muy eficaz, con buenas distancias de frenado y una gran resistencia a la fatiga.
En resumen, este SEAT Toledo GT 1.8 16v era un gran coche familiar, con una gran habitabilidad interior y un enorme maletero. Su diseño moderno, su fiabilidad mecánica, su calidad de acabado y su alto nivel de equipamiento de serie, junto a un precio competitivo lo convirtieron en un modelo deseado por los clientes europeos, no solo en España (aunque fuese su mercado dominante).
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS