El Fiat Panda 1.2, el coche urbanita por excelencia, se presentó en 2003 bastante más hormonado que la generación anterior, comercializada desde 1980. Creció 100 mm más, hasta los 3.538 mm, a medio camino entre el Seicento y el Punto, y curiosamente medía lo mismo que su rival español Arosa. Casi se podría considerar un monovolumen, con una silueta frontal / trasera cuadrada, pues medía lo mismo de alto que de ancho -1.578 mm-. Al ser tan estrechito se homologó como un cuatro plazas, ofreciendo como opción cinco, pero a buen seguro iban a ir muy apretaditos.
Su precio de venta resultaba muy económico, por lo que no podíamos esperar unas terminaciones y acabados de lujo. En la versión Dynamic el asiento del conductor solo podía regularse la inclinación de la banqueta, variando la altura de la parte más cercana al respaldo; en su posición más inclinada quedaba un apreciable hueco entre banqueta y respaldo, pero sin resultar incómodo. El volante solo se podía regular en altura.
La posición de conducción se acercaba a la de un monovolumen, con un nivel alto respecto a los pedales. A su favor, la palanca de cambios estaba situada en el salpicadero, cerca del volante, quedando muy a mano para su uso. Su interior estaba aprovechado al máximo, pero a cambio había que sacrificar la postura de conducción, muy erguida y sin apenas modificaciones. Pero el espacio es el espacio, y no se podían obrar milagros con el maletero, con unos escuetos 206 litros, aunque ofrecían la opción del respaldo posterior partido y deslizante, aumentando hasta los 236 litros.
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A veces se lleva a extremos la economía y el ahorro, pero en seguridad no se debería ser tan rácano. Los cinturones de seguridad delanteros llevaban pretensores y limitadores de carga, mientras que los traseros no lo ofrecían ni como opción. Al menos sí ofrecían como opción el airbag frontal para el acompañante, los laterales delanteros y el de cabeza (window bag) en la mencionada versión Dynamic. Se agradecía en verano la opción de un techo solar (SkyDome), que constaba de dos grandes paneles de cristal, accionable eléctricamente uno de ellos, acompañado de dos cortinillas de tela. También llevaba aire acondicionado de serie.
El ABS era de serie, un Bosch 8, contaba con repartidor electrónico de frenada (EDB); incluía además otras funciones como el ASR (Anti Slip Regulation), que limitaba la posible pérdida de tracción de dos maneras, bien limitando el flujo de aire hacia el motor en el caso de patinar las dos ruedas, o en el caso de ser solo una rueda la que perdía la adherencia accionaba el freno de la misma. El control de estabilidad (ESP) era opcional, e incorporaba el frenado de emergencia HBA, que multiplicaba la fuerza ejercida en el pedal de freno en situaciones de emergencia. También contaba con asistente de frenado en rampa (Hill Holder), incluso en marcha atrás.
Si pasamos al tema de los propulsores, nos encontramos con un dilema a la hora de elegir el tipo de combustible, pues en este segmento no es un aspecto determinante el ahorro que podía suponer el uso del gasóleo frente a la gasolina. Tal vez el mejor motor fuese el 1.2 de gasolina, el mismo que llevaba el Punto, que se ofrecía con cambio manual de cinco marchas o con uno automático (manual robotizado) de tipo Dualogic. Con este último los consumos homologados se reducían un par de décimas de litro.
Este motor de 1.2 litros -1.242 cm3– y cuatro cilindros en línea era ya un veterano usado por Fiat, de la conocidísima familia FIRE. Tenía la culata de aluminio, el bloque de hierro y el cárter inferior en acero estampado. Contaba con un solo árbol de levas y ocho válvulas. La alimentación era por inyección multipunto, y entregaba 60 CV a 5.000 R.P.M, con un par máximo de 110 Nm a 2.500 R.P.M.
Sus prestaciones homologadas eran muy discretas: una velocidad máxima de 155 km/h, 14 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado y un consumo medio de 5,6 l/100 km según el ciclo NEDC. La caja de cambios manual llevaba unos desarrollos largos, por lo que la velocidad máxima se alcanzaba en cuarta. Existió una versión de 16 válvulas, que rendía 80 CV a 5.000 R.P.M, con una velocidad punta de 172 km/h y 6,0 l/100 km.
También se ofrecía en mecánica diésel, con el motor 1.3 Multijet, que rendía 69 CV y 180 Nm de par máximo a partir de 1.750 R.P.M, un motor muy ligero y compacto, y con unos consumos ligeramente menores que el de gasolina. Los desarrollos con este motor estaban ajustados para que alcanzase la velocidad máxima al régimen de potencia máxima. Más adelante hubo versiones a GLP y con gas natural comprimido o GNC (Natural Power) con la misma mecánica 1.2 como base. En 2006 llegó la versión más deportiva, Panda 100 HP, con motor 1.4 de 16 válvulas.
La suspensión era la normal en este segmento de coches, McPherson en el eje delantero y rueda tirada con eje torsional detrás. Los elementos elásticos, los habituales muelles helicoidales y amortiguadores telescópicos. Los frenos eran de disco en el eje delantero, ventilados en la versión diésel, y siempre tambores detrás.
La dirección contaba con asistencia eléctrica, con dos programas de asistencia diferentes, accionables mediante un botón en el salpicadero: “Normal” y “City”, este último superasistido e hipersuave, para maniobrar en ciudad a velocidades inferiores a 25 km/h. Los neumáticos de serie eran de medida 155/80 R13 con llantas de chapa, ofreciendo como opción unos de medida 165/65 R14 con llantas de aleación.
Esta versión del Panda estaba pensada sobre todo para utilizarse en ciudad y sus alrededores, por comodidad y suavidad de manejo, y que gracias a su compacto tamaño se manejaba a las mil maravillas por las calles de nuestras urbes. Si añadimos como alicientes el cambio automático Dualogic y la asistencia extra de la dirección, resultaba un producto perfecto. Y mejor en gasolina. El diésel era más apto para trayectos interurbanos.
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Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Se os ha pasado el panda 100hp, todo un juguetito que no me hubiese importado tener.
Sí, se nos pasó la mención, aunque sea un modelo que merece bien un comentario aparte.
Siempre vincularé este coche al que tuvo un compañero de la universidad durante unas semanas, como vehículo de cortesía, mientras reparaban su Alfa 147 recién comprado. De los últimos de la primera fase.
Cambios al corte y rodando a veces sin el filtro del aire. Qué sonido…