La semana pasada me aventuré a elegir como Coche del día uno de los modelos más relevantes del año que acaba de terminar, el Toyota GR Supra. Hoy no me he podido resistir a hacer una selección para destacar un coche de toda la década que igualmente hemos dejado atrás. Quedarse solo con uno era muy difícil, así que el finalista ha sido el Alfa Romeo Giulietta por una simple razón: el compacto italiano se ha vendido desde 2010 hasta hoy, por lo que ha estado presente toda esta década de los 2010.
El sustituto del afamado 147 hizo su debut en el Salón del Automóvil de Ginebra de 2010 para ponerse a la venta poco después. Se trataba del primer modelo del Grupo Fiat en utilizar una nueva plataforma modular desarrollada a partir de la anterior C2 de los Stilo o Lancia Delta. Con 4,35 metros de longitud, su tamaño crecía considerablemente respecto al 147 y, frente a este, se abandonó la carrocería de tres puertas para ofrecer únicamente la práctica variante de cinco accesos.
Como buen Alfa, el Giulietta destacaba por su diseño, adoptando un frontal de faros redondeados que recordaban al MiTo y le distanciaban de los grupos ópticos horizontales de otros modelos de la marca. En su vista de perfil se seguía recurriendo a los tiradores de las puertas traseras ocultos en las ventanillas, las cuales tenían una pronunciada caída hacia el pilar C. En su vista trasera resultaba algo menos arriesgado, pues no se optó por los pilotos circulares de su hermano pequeño inspirados asimismo en el 8C Competizione.
En cuanto al interior, el aumento en tamaño repercutía positivamente en espacio y capacidad de maletero, aunque la altura en las plazas traseras resultaba algo limitada frente a otros compactos. El diseño del salpicadero rompía con las formas verticales del 147 y otros Alfa, predominando ahora la horizontalidad de la parte principal del sistema de audio encastrado en una moldura que se extendía hacia la zona del acompañante.
Según el acabado variaba su color, y como accesorio Alfa Romeo ofrecía la posibilidad de cambiarla por otras pintadas en azul o blanco, así como efecto carbono o aluminio. La instrumentación sí que era típica de Alfa, con dos grandes esferas que otorgaban el mismo protagonismo al cuentavueltas o el velocímetro. Entre ellas se colocaron dos más pequeñas para el nivel de combustible y temperatura del agua, y bajo estas una pequeña pantalla monocolor con información sobre el ordenador de a bordo.
La calidad general era buena en las zonas más visibles, si bien en la parte baja del salpicadero los plásticos no estaban tan bien rematados. Como detalle positivo, contaba con guantera tapizada y salida de aire para las plazas traseras. Como aspectos negativos cabe destacar la ausencia de huecos para dejar objetos, y los pocos que tenía resultaban muy pequeños, como los de las puertas o bajo el apoyabrazos, que parecía un añadido de última hora. En la parte superior del salpicadero existía una gaveta con tapa que se sustituía por la pantalla del sistema multimedia opcional.
Inicialmente, la oferta mecánica estaba compuesta por tres opciones de gasolina y dos diésel. Por un lado, el 1.4 Turbo se desdoblaba en dos niveles de potencia: 120 o 170 CV, quedando por arriba el Quadrifoglio Verde asociado al bloque 1.750 TBi de 235 caballos. Por su parte, las versiones de gasóleo estaban representadas por un 1.6 de acceso con 105 CV y el MultiJet 2.0 con 170 CV.
Más adelante se incorporaría el diésel de 140 caballos, así como un cambio automático de doble embrague denominado TCT. En 2011 se añadió una versión propulsada por GLP y con las numerosas actualizaciones de la gama se incorporó una versión de acceso en gasolina con 105 CV y la evolución del 1.6 a 120 CV o el 2.0 de 150 como sustituto del anterior con 10 caballos menos.
Los niveles de acabado de aquella primera gama eran tres: Progression, Distinctive y Quadrifoglio Verde. El primero equipaba cuatro elevalunas eléctricos, volante de piel, ordenador o climatizador manual. El Distinctive añadía llantas de aleación de 16 pulgadas, faros antiniebla, mandos en el volante, control de crucero o climatizador automático. Por último, el Quadrifoglio sumaba faros de xenón, llantas de 18 pulgadas, tapicería mixta de piel y detalles deportivos como faldones laterales, faros oscurecidos, pinzas de freno en rojo o pedales de aluminio.
Todos ellos equipaban de serie el D.N.A., uno de los rasgos más llamativos del Giulietta. Se trataba de un selector junto a la palanca de cambios capaz de variar la personalidad del coche gracias a sus modos Dynamic, Normal o All Weather. Con el primero la respuesta del motor se volvía más inmediata, mientras que la dirección se endurecía ofreciendo un tacto más firme.
En la práctica su comportamiento permitía un excelente compromiso entre efectividad y confort, pero con un grado de estabilidad con el que era difícil poner en apuros al bastidor. No solo el diferencial electrónico condicionaba su respuesta, sino la elaborada plataforma, más ligera que la del 147, con un McPherson delante y el eje trasero MultiLink.
Como contrapartida, la suspensión podría pecar de blanda para aquellos que buscaran cierto espíritu RACER, algo que podía suplirse en parte por la suspensión deportiva opcional en el Distinctive, quizá el acabado más lógico de la gama disponible con todos los motores salvo el TBi.
Con las diversas actualizaciones y pequeños lavados de cara del Giulietta, la marca ha ido variando los niveles de acabado introduciendo los Super o Veloce, aprovechando en el restyling de 2014 para incorporar el sistema multimedia Uconnect con pantalla táctil de 5 o 6,5 pulgadas.
La última revisión de la gama ocurrió hace tan solo unos meses y actualmente la oferta del Giulietta está compuesta por dos motores que cumplen la Euro 6d, un 1.4 Turbo de gasolina y el JTD 1.6, ambos con 120 CV y transmisión manual de seis velocidades. A pesar de los años el Alfa Romeo Giulietta mantiene su estilo propio, aún con mucha personalidad y el carácter deportivo inherente a los modelos de la marca.
Que no haya sido un súper ventas hace que su imagen no esté demasiado «gastada», así que podría decirse que su diseño aguanta el tipo con el paso de los años. Tal vez por lo que representa no sea uno de los coches que aparecería en un hipotético ranking de «Coches de la década», puesto que compactos en estos diez años ha habido muchos y muy buenos.
Sin embargo, quizá sí que sea el último Alfa en esta categoría durante mucho tiempo, ya que los rumores apuntan a que no habrá sustituto a corto plazo y que la marca centrará sus esfuerzos en el Tonale. Sí, otro SUV, que es lo que ha estado de moda en los últimos años y que, probablemente, seguirán siendo los protagonistas en los años 20 que comienzan.
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Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.Pues pese a tener una década me sigue pareciendo el compacto más bonito, y con su último restyling me parece que gana en cuanto a personalidad “sport”, esto sumado a los interesantes descuentos en unidades de stock lo hace una compra más que apetecible para los que vemos los coches con cierto toque pasional.
Es una pena lo de Alfa Romeo y la compra de PSA porque se va a perder cierta esencia de los verdaderos Alfa, por no hablar de los proyectos tan interesantes que tenía la marca y se van a quedar en simple bocetos.
Pues sí, es una pena que no haya tenido éxito este modelo, porque siempre me ha gustado mucho… de todas formas un conocido tiene uno y de lo que más se queja es de la ergonomía, parece ser que le resulta muy difícil encontrar una postura cómoda de asiento, regulación de volante, pedales, etc.
Y con la fusión con PSA ya no volveremos a tener un Alfa Romeo como tal. Una pena, creo que es una marca más que se nos queda por el camino.