El Lexus IS F es la versión más prestacional que ha existido en la gama IS de Lexus, su sedán medio (segmento D). Únicamente se comercializó con la segunda generación -XE20- y montaba un cachondo y sediento motor 5.0 V8 sin turbo, 423 CV a las ruedas traseras a través de un cambio de convertidor de par de ocho relaciones. Un aparato la par de interesante y del que guardo gratos recuerdos a pesar de no subirme en uno desde hace seis años ya.

En la generación actual -XE30- no existe como sedán, sí como coupé (RC F), que pese a no ser un derivado directo, sí cumple la función de coupé del segmento D. Lo único a tiro del comprador español es el IS 300h con paquete F Sport, es decir, mucha apariencia y aristas para un coche que tiene 223 CV combinados. Aunque la mona se vista de seda, pues mona se queda. No parece que vaya a existir en esta generación, así que ya hay que esperar a la siguiente, que puede debutar en la segunda mitad de 2020 de acuerdo al sitio japonés Spyder 7.

La cuarta generación del Lexus IS, llamémosla provisionalmente XE40, seguirá teniendo una versión híbrida y otra gasolina turboalimentada que difícilmente veremos en Europa Occidental. La plataforma será la variante de propulsión trasera de la arquitectura TNGA, y se espera que la berlina crezca un poco. ¿Y el IS F? Según esta fuente, tendrá la misma cadena cinemática ya vista en el Lexus LS 500, es decir, un 3.5 V6 turboalimentado que rinde 422 CV. Esa cifra prácticamente coincide con la del musculoso V8 del IS F (XE20). Se espera para 2022.

Lexus IS 300h F Sport (XE30)

Lexus no ha renunciado todavía a los V8, de hecho, el RC F y el LC 500 tienen un 5.0 V8 (el mismo 2UR-GSE, evolucionado) con 477 CV de potencia, sin turbo, y con homologación Euro 6. Ante la necesidad de seguir reduciendo consumos y emisiones el paso a un V6 turbado es más que comprensible, y en consonancia a competidores de su misma categoría con motores de seis cilindros caracolados. Seguirá siendo un modelo muy de nicho, porque parece meridianamente claro que los motores gordos en V sin turbo están condenados a desaparecer, salvo en modelos boutique o para gente que no tiene ningún apuro económico a la vista.