Enfrentamos al Opel Astra GSe y al Opel Grandland GSe para comprobar cual es más deportivo

Enfrentamos al Opel Astra GSe y al Opel Grandland GSe para comprobar cual es más deportivo

Mas potencia y peso para el SUV, pero también un tacto más directo y suspensiones más firmes


Tiempo de lectura: 10 min.

Cuando Opel anunció la puesta en escena de la gama GSe, tengo que reconocer que tuve buenas sensaciones. Los GSe representan la nueva gama deportiva de la firma, pero cuando pudimos tener entre manos a los dos modelos encuadrados dentro de dicha familia, las sensaciones no fueron tan buenas, sino algo contradictorias. Por un lado, ambos coches, el Opel Astra GSe y el Opel Grandland GSe, no cuentan con una deportividad desbordante ni tienen un talante claramente deportivo, son coches rápidos, pero no tienen una personalidad como la que pueda tener, por ejemplo, un CUPRA León o un CUPRA Ateca. En realidad, el Opel Astra GSe estaría más cerca de un Toyota Corolla GR Sport por talante y comportamiento, mientras que el Opel Grandland GSe sería una contraoferta al Peugeot 3008 GT.

Es cierto que esperaba algo más deportivo, coches menos taimados y con algo más de carácter y, quizá, eso llevó a tener unas sensaciones un poco decepcionantes. Pero decepcionantes por carácter, no por prestaciones o comportamiento, pues ambos coches cumplen sobradamente y pocos usuarios encontrarán pegas en alguno de ellos. Sin embargo, hubo un detalle que nos hizo pensar que sería interesante juntar a los dos coches en un solo reportaje: el Opel Grandland GSe parecía más deportivo que el Opel Astra GSe. Las suspensiones del Grandland GSe parecían más duras y el comportamiento en curva más directo y reactivo, además, daba la impresión de ser más rápido y aceptar mejor maniobras como frenadas fuertes en el último momento, cambios de carga de acelerador en medio de la curva… Así se lo comenté a la gente de Opel, quienes estuvieron de acuerdo en dejarnos los dos coches para un reportaje.

La verdad es que me resultaba chocante que un SUV fuera más deportivo, por sensaciones y por tacto, que un compacto. Vale que sean los coches de moda – llevan más de 10 años de moda… – y que, por determinadas circunstancias, como el peso, sea más interesante ponerle un motor más potente al SUV que al compacto, pero no me cuadraba, ni a Miguel tampoco, que fuera necesario hacerlo más deportivo. Quizá fuera eso, sensaciones y en realidad, el Grandland no es más deportivo que el Astra, pero nada mejor que juntas a los dos y comprobarlo, además, ¿no es una buena excusa para tener dos coches potentes –225 y 300 CV para Astra y Grandland respectivamente– y salir a divertirnos un rato? Puede que este sea nuestro trabajo, pero somos amantes de los coches y en ocasiones, el apartado profesional y el pasional se juntan de tal manera que no se pueden separar.

Opel Astra GSe vs Opel Grandland GSe (6)

Así, pues, con los dos coches en el garaje, comenzó el análisis para comprobar si, realmente, nuestras sensaciones son correctas y el SUV es más deportivo que el compacto. De hecho, el análisis comenzó el mismo día que recogimos los coches, pues nos llevamos los dos al mismo tiempo y fue inevitable empezar a comparar cosas. Teníamos las sensaciones de la vez que los probamos por separado y no hacía falta mucho tiempo de adaptación, así que desde el primer momento la cosa se puso interesante, porque casi al lado de la Opel hay una salida a la M40, autopista que debemos tomar para llegar casa y ya en la incorporación se vio claramente el que Astra no puede seguir al Grandland en aceleración.

El Grandland GSe hace valer su mayor potencia

Cuando fuimos a recoger ambos modelos no fue Miguel quien vino a por ellos, fue Javi, quien nos echó un cable hace tiempo con el Battle SUV. Fue él quien se puso a los mandos del Grandland y quien iba en cabeza marcando el paso, un paso que no fue precisamente lento. Hay que ver lo que corre ese coche, pues nada más enfilar el carril de aceleración, empezó a poner tierra de por medio. El Astra GSe, pedal a fondo, era incapaz de mantener el ritmo que imponía el Grandland, algo que, por otra parte, se podría considerar lógico dada la diferencia de potencias entre uno y otro. El Astra GSe cuenta con 225 CV y el Grandland GSe se va hasta los 300 CV –y con tracción total–. Pero también hay una diferencia de peso que debería ser un argumento a tener en cuenta, pero no parece afectar en exceso. El Astra GSe pesa poco más de 1.700 kilos, el Grandland GSe supera ligeramente los 1.800 kilos.

No importaba la situación ni la forma en la que se probara la aceleración, el Grandland se ponía por delante siempre. Recuerdo un momento en el que nos encontramos con un par de camiones articulados en paralelo, y los habituales ocupantes del carril izquierdo –deben tener plaza reservada– que, como suele ser costumbre, no miran por los espejos y no se echan a la derecha. Javi se apartó a la derecha en espera de que todo se calmara un poco y los huecos aparecieran, justo en el mismo momento en el que los coches que tenía delante se apartaban con él, así que aproveché la situación y pise a fondo para ponerme en cabeza. Son 225 CV y el Astra GSe corre y no tarde en abrir distancia con mi tocayo a los mandos del Grandland, aunque él tardó el mismo tiempo en cogerme el rebufo; hay que ver lo que corre ese coche…

Opel Grandland GSe (7)

 

Llegamos a casa y dejamos los coches apartados, era la hora de comer, no había intención de seguir con los juegos, ya habría tiempo para ello. Teníamos siete días por delante y los depósitos llenos, solo necesitaba unos cargadores para poder tener las baterías al completo. La verdad es que resulta la peor parte de todas, el tener que buscar cargadores y el dejar allí los coches, porque el punto más cercano a mi casa requiere de media hora de paseo. No me gusta tener que dejar el coche tan lejos de casa durante tanto tiempo, pero a veces no queda más remedio. Sin embargo, en esta ocasión, el cargador no funcionaba y el resto de puntos de carga estaban más lejos todavía. ¿Resultado? Los Opel GSe, ambos híbridos enchufables, tenían las baterías totalmente agotadas. Es cierto que se cargan durante la marcha y siempre hay algo de electricidad disponible, pero olvídate de tener más de un 2% con la frenada regenerativa.

Ese 2% fue el máximo de carga que tuvimos durante los siete días de prueba, y creo que es un escollo, un problema para quien tiene un híbrido enchufable y vive, como yo, en un piso, aunque en un pueblo relativamente grande –ya no digamos de uno más pequeño… –. Puedes pensar en cargar el coche cuando vayas a la compra, yo lo he hecho en alguna ocasión, pero nunca sales con más del 10%, una carga que se gasta en el trayecto de regreso a casa a poco que se te olvide activar el modo híbrido –cuando hay carga, por defecto, arrancan siempre en modo eléctrico–. Con ese 2% de carga se tiene potencia en aceleración y también se puede circular en eléctrico de vez en cuando, pero no esperes mucho más.

Suavidad y confort para el Astra GSe

Así, pues, tenemos dos coches que no alcanzarán las prestaciones prometidas, algo que ocurre con todo híbrido enchufable que circule con la batería descargada. Es decir, el Grandland no tendrá los 300 CV anunciados, y el Astra GSe tampoco tendrá los 225 CV homologados por la marca. El motor de gasolina del Grandland, un 1.6 turbo, rinde 200 CV, mientras que en el caso del Astra, la cosa se queda en 180 CV –el mismo de combustión es el mismo–. En el día a día, apenas notas la falta de carga en la batería, se puede circular por el centro urbano en eléctrico en muchas ocasiones, pero cuando toca pisar a fondo, el tema es diferente. En esas situaciones, en urbano, el tacto del Grandland se nota más firme, tanto de suspensión como de frenos, mientras que el Astra es algo más suave siempre. Incluso la dirección asistida parece más blanda en el caso del Astra.

Opel Astra GSe (3)

Hay otra cuestión que marca diferencias. El volante del Grandland es diferente al volante del Astra, de hecho, es el mismo que ha llevado el modelo desde que llegó al mercado hace ya unos años y resulta más grueso y más agradable de usar que el montado en el Astra, que tiene un aro muy fino y poco deportivo. En cuanto a estética también me gusta más el volante del Grandland, pero eso es una cuestión más personal y no afecta al resultado final.

Si afecta el tarado de suspensiones, como es lógico, que en todo momento se mostraba muy diferente de un coche a otro. Bajarse del Grandland GSe y subirse en el Astra GSe, permite apreciar un claro contraste en el tarado de las suspensiones, que son siempre más blandas en el Astra. El compacto es más confortable, mima más al pasaje y, como cabe esperar, se mueve algo más en cuanto a gestionar curvas se refiere. No pierdes sensación de control ni tampoco presenta problemas de estabilidad, simplemente, la suspensión es más suave y menos deportiva comparada con el Grandland. En el SUV, se nota claramente que va dura, la carrocería se mueve menos, se notan más los rotos del asfalto y las curvas las gestiona, aparentemente, con mayor solvencia. Solo la posición de conducción, bastante más alta, resta algo de confianza al afrontar virajes a un ritmo elevado.

Lo probamos en varias ocasiones, tanto con asfalto roto como recién aplicado, en curvas de todo tipo, hasta en caminos de tierra. Siempre teníamos la sensación de que el Opel Grandland GSe lleva unos tarados de suspensión más firmes. Es más, durante el tiempo que tuvimos los dos coches, siempre preferí coger el SUV porque su tacto, más duro, me gusta más. Y no solo es más duro, también responde antes a la órdenes del volante, frena con mayor confianza y por supuesto, dada la mayor potencia del grupo motor, es más rápido en recta. En curvas no parece haber mucha diferencia, al menos en nuestro caso. Miguel y yo cambiamos de coche constantemente, unas veces iba él delante con el Astra o con el Grandland, y otras veces iba yo, y por lo general, siempre podíamos mantener el mismo ritmo. A los mandos del Astra da la impresión de ir un poco más forzado, hay que aplicarse más para ir igual de rápido que con el Grandland, pero tampoco hay una gran diferencia.

Opel Astra GSe vs Opel Grandland GSe (4)

Cuestión de gustos, pero sobre todo, de precios

Al final, ¿es más deportivo el Grandland GSe o el Astra GSe? De esto iba todo, ¿no? Yo me atrevo a decir que, a mi parecer, dentro de que no son realmente deportivos –aunque sí bastante rápidos–, el Grandland GSe tiene un punto de deportividad mayor. Miguel piensa lo mismo, así que la cosa está clara, al menos para nosotros. De todas formas, todo es cuestión de gustos, como siempre, pero sobre todo, de precios. El Opel Grandland supera por poco los 50.000 euros, mientras que el Opel Astra GSe se queda cerca de los 40.000 euros –38.100 euros para el compacto, 51.891 euros para el SUV–.

La diferencia de precio es mucha, al igual que la diferencia en potencias, pero a la hora de la verdad, en una conducción diaria, la diferencia es casi nula. Donde se marcan diferencias de verdad con esas suspensiones más firmes y esa mayor potencia del Grandland es en carretera, sobre todo en secundarias y a buen ritmo, una conducción que no todo el mundo realiza.

Galería de fotos

Opel Astra GSe vs Opel Grandland GSe

38.100 euros
Opel Astra GSe vs Opel Grandland GSe
77.2

Comportamiento en carretera

7.0/10

Comportamiento en ciudad

7.5/10

Confort

8.0/10

Consumo

706.5/10

Habitabilidad

7.5/10

Infoentretenimiento

6.5/10

Prestaciones

7.5/10

Relación valor/precio

7.0/10

Seguridad

8.0/10

espíritu RACER

6.0/10

A favor

  • Opel Astra GSe: diseño, facilidad de coducción, asientos
  • Opel Grandland GSe: tacto general, prestaciones, diseño

En contra

  • Opel Astra GSe: volante de aro fino, dirección muy asistida, suspensiones blandas
  • Opel Grandland GSe: peso, posición de conducción alta, precio
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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

Ángel Arias

La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

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