El proyecto VX62, iniciado a comienzos de la década de los 90, ha quedado en el olvido para muchas personas. Sin embargo, aquel proyecto, llevado a cabo por Volkswagen y Ford, dio lugar a tres modelos, casi clones entre sí, en una época en la que los monovolúmenes eran vistos como el coche del futuro.
Aquellos coches eran, seguro que los recuerdas: el Ford Galaxy, el Volkswagen Sharan y el SEAT Alhambra. Tres monovolúmenes de gran de tamaño, tres coches claramente enfocados a un uso familiar, muy similares entre sí. Volkswagen se encargó del desarrollo mecánico, es decir, del apartado del chasis y los motores, mientras que Ford se hizo responsable de su industrialización.
De los tres, el menos serio y más “dinámico” fue el SEAT Alhambra, cuya presentación se llevó a cabo durante el salón de Ginebra de 1995, y empezó la producción en 1996. Fue el primer monovolumen de SEAT, y durante mucho tiempo, el único disponible –los SEAT Altea llegaron mucho después de su lanzamiento–.
Las diferencias del SEA Alhambra con el resto, se basaban, sobre todo, en el apartado estético. Como hemos dicho, apareció en 1996 y por entonces, estaba a la venta la primera generación del SEAT Toledo, el SEAT Ibiza 6K, el pequeño SEAT Arosa –este apareció justo un año después–; las formas del frontal y la trasera –más bien los grupos ópticos y poco más– buscaban asemejarse a las líneas de diseño presentadas por los modelos mencionados. El resto era compartido con los otros modelos miembros del Proyecto VX62.
Básicamente, era el mismo coche, pero se diferenciaba en acabados, equipamiento, algunos motores y en los detalles de diseño ya mencionados. Las pruebas de la época también lo catalogaban como el más dinámico y divertido de los tres, el más juvenil, si un coche de este tipo puede ser juvenil, claro… y destacaba por ofrecer aire acondicionado en todas las versiones.
La gama de motores era interesante. Para muchos, el mejor motor era el 1.8 20vt, que para la ocasión era la versión de 150 CV y podía combinarse con un cambio manual o un automático –hasta el año 2000, con cambio manual de cinco relaciones y automático de cuatro–. También estaba disponible el motor 2.0 atmosférico de 115 CV, aunque era un motor que a todas luces se quedaba escaso para el tamaño del coche.
Había motores diésel, los ya mítico s 1.9 TDI, que hasta el año 2000, solo se ofreció en versiones de 90 y 110 CV, este último con 235 Nm de par, que permitían mover con algo de soltura a un monovolumen tan grande.
El motor estrella fue el 2.8 VR6, que con 174 CV, era el más potente de la gama, pero también un propulsor muy atípico en un coche como este, con marcadas aspiraciones familiares. Una auténtica rareza de la que se vendieron muy pocos –a partir del 2000, el V6 rendía 204 CV–.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Tengo un seat alhambra tdi 115 cv y va de escándalo es del año 2002