Pidamos permiso a BMW y al Serie 3 Compact para decir que el Audi A3 (8L) fue el primer compacto Premium, un término que quizá por entonces ni se usaba, ya que leyendo revistas de la época hacían referencia simplemente a marcas “de prestigio”. El de Múnich había aparecido en 1993, pero ya sabemos que era más una berlina recortada que un segmento C al uso. Sin embargo, sirvió para que sus rivales vieran que podría haber cierto tirón y, así, en 1996 la marca de los cuatro aros lanzaba al mercado su vehículo más pequeño en muchos años tras el Audi 50 basado en el Polo.
Y acertaron, pues el inicio de su comercialización fue todo un éxito, con largas listas de espera que llegaban a varios meses. Y eso que su puesta en escena no fue muy ambiciosa en cuanto a número de opciones mecánicas. De hecho, comenzó vendiéndose únicamente con el bloque 1.8 atmosférico estrenado en el Audi A4.
Durante esos primeros meses se perfiló el cliente tipo al que iba dirigido un vehículo como el A3: según estudios de mercado de entonces, el cliente que se había decidido por el compacto de Audi era un 30 % femenino, 50 % solteros y 48 % con estudios superiores. Asimismo, la edad media del poseedor de un Audi A3 se situó en 37 años, así que nos podemos hacer una idea del conductor que ponía sus ojos en él.
Pero probablemente pocos de ellos sabían que el Audi A3 compartiría plataforma y elementos mecánicos con varios modelos del Grupo VAG como el futuro Golf (1J), el Skoda Octavia (1U), SEAT Toledo (1M)… No obstante, nadie lo confundiría con cualquiera de ellos, ya que el A3 contaba con un diseño inequívocamente Audi. El frontal se asimilaba al del A4, mientras que la zaga se asemejaba a la del Avant, dándole un aire de familia.
En su vista de perfil no había referencias dentro de la propia marca, y que el pilar C fuese tan grueso podría ser una mera coincidencia o un recurso que hiciera recordar al Volkswagen Golf (1H), referencia ya obligada en el segmento de la que Audi no quería oír ni hablar, aunque sí dijeron que el “A3 empieza donde acaba el Golf” sin ser del todo cierto.
Con todo, y pese a lo expuesto, el Audi A3 se convirtió en un coche deseado tanto por un conseguido diseño que entremezclaba robustez con líneas redondeadas junto a una calidad interior notable y un equipamiento destacable. Elementos de seguridad como el ABS o doble airbag eran de serie en toda la gama, mientras que otros detalles recordaban a coche de categoría superior como la inclusión del climatizador automático de fábrica o asientos delanteros regulables en altura. Ello sin recurrir a la larga lista de opciones para tener al A3 a nuestro antojo.
Se partía de tres niveles de acabado bien definidos: Attraction, Ambition y Ambiente. El más demandado fue el Ambition, de talante deportivo con llantas de aleación, suspensión rebajada o volante de tres radios forrado en cuero.
El diseño del salpicadero, en dos tonos, era típicamente Audi, y más allá de su aparente calidad, destacaba por la ergonomía con todos los mandos muy a mano y de sólido manejo, así como la practicidad por los numerosos huecos donde dejar impedimenta, a destacar las gavetas con tapa en las puertas o bajo los asientos delanteros. Estos resultaban realmente cómodos y con mucha sujeción en el caso de los deportivos, lo que unido a la regulación en altura y profundidad del volante lograban una postura de conducción óptima.
En cuanto al espacio, era un riguroso cuatro plazas sin demasiado hueco para las piernas detrás, aunque sí una generosa altura para no rozar con las cabezas en el techo. Se accedía cómodamente gracias al sistema Easy-Entry con el que se desplazaba la banqueta al tiempo que se abatía el respaldo. Por su parte, el maletero cubicaba 350 litros de capacidad, con formas regulares muy aprovechables.
Al hablar de comportamiento veíamos que el Audi A3 estaba más enfocado al confort que a la deportividad, incluso con la suspensión rebajada. No por ello era malo, pues la estabilidad resultaba impecable, apoyada en unos generosos neumáticos con una medida mínima de ancho de 195 mm. En conjunto, era un coche fácil de conducir que no aportaba grandes sensaciones hasta la llegada del S3, sino eficacia controlada sin grandes pegas.
Casaba a la perfección con las pretensiones de sus motores. Llegó primero con el 1.8 de cuatro cilindros y 20 válvulas con 125 CV que no ofrecía un rendimiento demasiado brillante, pero otorgaba prestaciones suficientes. Le siguió el A3 1.8T turboalimentado con culata de 20 válvulas y 150 CV; aquello era ya otro cantar, pues es de sobra conocido el potencial de este motor en cualquier carrocería en el que fue montado, convirtiéndose en toda una referencia por su relación entre prestaciones y consumos.
Para los preocupados en esto último o los que quisieran unirse a la inminente moda del gasóleo, Audi incorporó poco después el archiconocido 1.9 TDI, si bien a España llegó solo en su variante más potente de 110 CV. Completó la gama el tranquilo 1.6 de 102 CV con culata de ocho válvulas.
Poco a poco fue actualizándose con los TDI renovados gracias al sistema de inyecctor bomba, y en el A3 vimos las versiones de 100 y 130 CV, pero no hubo rastro del 115 o el 150 CV que sí montó el Golf GTI TDI. El 1.8 Turbo evolucionó a los 180 CV en su versión normal y a los 210 o 225 CV en el S3. También se asoció a la tracción total quattro.
Les quedó una gama completa, pero no tanto como el Golf IV, que contó con motores V5 para el GTI o V6 para el Golf VR6, y estrenó la tecnología de inyección directa con el 1.6 FSI, tecnología que no vimos en el A3 hasta su segunda generación.
A su llegada BMW lo había vuelto a intentar con el Serie 3 Compact (E46) y Mercedes-Benz contaba ya con el Clase C SportCoupé siguiendo el camino de acortar su berlina media. Además, con la llegada del A3 cinco puertas se fortalecía su carácter práctico que le alejaba de sus compatriotas aún más, y esa fue la baza del exitoso A3 Sportback que es lo que ha quedado en la generación actual del compacto de Ingolstadt.
Con los Serie 1 y Clase A fue perdiendo fuelle, pero ahora que estos comparten configuración de tracción delantera, tal vez el Audi A3 pueda volver a alzarse como la referencia de los compactos.
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Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.COMENTARIOS