Seamos sinceros, el SEAT León eTSI, con su “motorcillo” de 110 CV, no es la primera opción si te gusta conducir y, así en general, te gustan los coches. La mayoría de los aficionados, con tú que lees esto o como yo, que lo redactor, y como otros tantos, preferimos algo más de motor, sobre todo en un coche como el León. Unos 130 o 140 CV sería una cifra más interesante, ¿verdad?

Pero no se trata de una cuestión de potencia sí o sí, la idea es contar con algo de soltura para determinadas circunstancias, como adelantamientos, salir de algún atolladero o de contar con cierta agilidad cuando se circula cargado. A veces, la potencia es seguridad, siempre, claro está, que se gestione con lógica y coherencia.

Sin embargo, son precisamente coches como el León eTSI de 110 CV los que ocupan lo más alto de las listas de ventas. Primero, porque son las versiones más económicas; segundo, porque luce la etiqueta ECO de la Dirección General de Tráfico y tercero, porque el común de los usuarios tiene más que suficiente con 110 CV y muchas veces no quieren, ni necesitan, más potencia. De hecho, para un uso, digamos, estándar, nosotros tampoco necesitamos más caballería; en un desplazamiento cotidiano no se usa más de 20 o 30 CV, así como unos 100 Nm.

Otro de los argumentos para comprar un León eTSI son los consumos. La marca homologa 5,6 litros cada 100 Kilómetros, y no está muy lejos de la realidad si sabes como aprovechar el pequeño motorcillo que da vida a esta versión y no eres de esas personas que, a poco que ve espacio por delante, tiende a pisar el pedal del acelerador más de lo realmente necesario. Si conduces así, no esperes bajar de los siete litros.

En el fondo, no necesitas más de lo que ofrece este SEAT León

Reconozco que, sobre el papel, las cifras que anuncian para el pequeño grupo motor eTSI se me antojan algo justos para un coche como el León, al menos, para el León actual, una grande y pesado que un León 1M – comparo con la primera generación porque fue muy popular con el mítico 1.9 TDI de 110 CV–. Pero después de usar el coche durante días, te das cuenta de que, en realidad, el coche cumple con todo lo que puedas necesitar con una solvencia más que sobrada. Nos hemos acostumbrado a ver fichas técnicas con potencias de 140 CV para arriba y ahora, cualquier cosa que no llegue a esas cifras parece poca cosa.

También es cierto que nosotros –en este caso yo– estamos un poco malacostumbrados, tenemos un coche nuevo cada dos por tres y en muchas ocasiones, hasta arriba de equipamiento, con motores potentes y todo lo que puedas desear. Eso provoca que cuando te pones delante de un coche lógico, una versión como este León eTSI, da la impresión que podría ser poca cosa. Hace unos años, un compacto con 110 CV era una opción superinteresante, pero ahora… de hecho, la mejor prueba es este mismo SEAT León con el grupo motor de 110 CV, ya que se trata de la opción menos potente de toda la gama León. No hay nada con menos caballos en el catálogo y en el fondo, creerme que funciona y además, lo hace muy bien.

Cuando me encuentro ante coches como este, siempre me asalta la duda, porque el motor, o el grupo motor en este caso, porque es semi híbrido, es muy pequeño. El eTSI se compone de un tres cilindros turbo con 999 centímetros cúbicos, asistido por un pequeño motor eléctrico y no solo tiene una potencia comedida, es que “solo” rinde 200 Nm de par. Sin embargo, el antes mencionado León 1M con el bloque 1.9 TDI de 110 CV, solo tiene 35 Nm de par más. Así, pues, ¿realmente se queda corto? Pues no, siempre que no quieras aceleraciones de infarto y altas velocidades, ya que acabarás frustrado. SEAT anuncia un 0 a 100 km/h en más de 10 segundos y una velocidad punta que no llega a los 190 km/h, suficiente para que te retiren el carnet de conducir y para realizar desplazamientos diarios con sobrada soltura.

Además, es uno de esos motores que resultan muy agradables de usar, sobre todo si acelerar “a punta de gas”, si acompañas la aceleración con el pedal –vas acelerando poco a poco, según gana velocidad–. Puedes notar un agradable empuje que además, es constante gracias al DSG de siete relaciones, puedes circular al paso de una persona con toda facilidad y puedes recorrer tramos de montaña con ligereza sin que tengas la sensación de conducir un cepo. Es cierto que no es un coche veloz, es una versión lógica y coherente, no es un deportivo, pero no puedo parar de repetirlo, es totalmente válido y muy recomendable. Representa lo que muchos buscan: una buena compra, al menos en el apartado de prestaciones. Y esto es importante, porque no existe el mejor coche, sino la mejor compra.

Un conjunto muy equilibrado

Lo que más me ha gustado de este SEAT León eTSI es lo bien que casa el motor con la caja de cambios y con el tacto general del coche. La palabra que más me viene a la cabeza es agradable, no hay problema en coger el coche para lo que sea, siempre apetece conducirlo porque, y esto para mí es bastante importante, te encuentras a gusto al volante desde el primer momento. El tacto, la posición de conducción, la respuesta del motor y de las suspensiones… es tan fácil sentirse cómodo conduciendo el León que parece diseñado específicamente para ti. Lástima que hayan centrado todos los mandos en la pantalla central, afea toda la experiencia con el coche: la gestión de la climatización es un engorro, la calefacción de los asientos tiene un acceso igualmente incómodo –los iconos son pequeños y están arriba del todo, a la izquierda–, desconectar el mantenimiento de carril es otro tostón que obliga a tocar tres iconos y así con varios elementos más.

El caso es que todo eso se puede obviar cuando empiezas a conducir, porque, aunque sea poco potente, es un León hasta la médula. En general, es un conjunto bastante neutro, la trasera está muy sujeta y cuando te pasas, arrastra de morro; seguridad y facilidad ante todo, típico de Volkswagen, pero la suspensiones, al menos desde mi punto de vista, tiene un buen equilibrio entre confort y control de carrocería, cuadran muy bien con la personalidad del motor y la sensación general es buena, muy buena. Por ciudad, por ejemplo, no achacas falta de comodidad ni flacidez de suspensiones, todo es, de nuevo, agradable. En carretera de montaña o en secundarias, la estabilidad es alta, puede gestionar curvas a muy buen ritmo y no echas en falta una suspensión más firme. En autopista es un juego de niños y la sensación de control es total, quizá demasiado, porque acabas por circular a velocidades de retirada de carnet con muchísima facilidad sin darte cuenta.

Gran parte de todo esto la tiene el puesto de conducción. El conjunto que forma el asiento, los pedales y el volante es casi perfecto, o al menos lo es para mí, es supersencillo encontrar la postura más cómoda con la que recorrer cientos de kilómetros. El tacto de los pedales ni es blando ni tampoco es un pedalier duro, tiene un término medio que facilita su manejo notablemente. El volante tiene un diámetro y un grosor de aro comodísimos, aunque la dirección está muy asistida, algo bastante común en todos los coches modernos. Hay visibilidad de sobra hacia todos los lados. Lo único que cambiaría es, como he dicho antes, la obligada gestión de todos los sistemas a través de la dichosa pantalla. ODIO esa tendencia, estoy deseando que Euro NCAP empiece a puntura la ausencia de mandos físicos y ver como reaccionan los fabricantes, ojalá que los controles a través de la pantalla pasen a mejor vida.

Una cosa que llamó bastante la atención, es el comportamiento y los consumos del motor. La poca cilindrada que indica la ficha técnica no se nota en un uso diario, ni siquiera exprimiendo el motor a tope. La presencia del motor eléctrico ayuda sobremanera en salidas desde parado y en momentos puntuales, cuando se exige potencia, y no sientes que el motor ande corto de par, porque mueve los poco más de 1.300 kilos con mucha soltura. Además, la entrega de potencia es lineal y suave, y lo mejor de todo es que los consumos no se disparan, se mantienen en cifras muy aceptables. Se ha comentado al inicio, el consumo homologado es de 5,6 litros de media en ciclo combinado –ciudad y carretera–, pero el consumo por ciudad es de 6,6 litros, que tampoco es precisamente. Son cifras fácilmente replicables, de hecho, yo logré moverme entre los 5,7 y los 6,7 litros en todo momento y sin necesidad de hacer una conducción económica. Si aprietas un poco, el consumo aumenta, pero nunca llegue a ver más de 7,2 litros, y esto fue en una carretera de montaña “pedal a fondo”.

Puede que no sea muy potente, pero es un León hasta la médula

Y ya que se mencionan la carretera de montaña “pedal a fondo”, hay que reconocer que el coche se comporta como esperaríamos de un SEAT León. Desde que apareció por primera vez allá por 1998, el compacto español siempre ha destacado por un comportamiento bastante dinámico que pronto le colocó como una referencia para los rivales y según la prensa de la época, podía poner contra las cuerdas al intocable Volkswagen Golf IV cuando aparecían curvas –otros detalles, como los acabados, quedaban claramente por detrás– y todas las generaciones que han llegado después han mantenido esa reputación.

No obstante, también es justo reconocer que el León eTSI que nos cedió la marca contaba con el acabado FR y eso afecta a su tacto y a su comportamiento. Los León FR, al menos en sus dos primeras generaciones, fueron la respuesta de SEAT al Golf GTI, por así decirlo, y fueron el deseo de muchos aficionados y amantes de los coches, sobre todo de los seguidores del SEAT León, mientras que todos los contrarios al modelo, que los había –como existen los “antiGolf, por ejemplo–, estaban deseando encontrarse alguno por carretera para medirse con ellos. Si viviste aquella época, seguro que te acuerdas de lo que digo –yo apenas tenía 20 años… –. Sin embargo, los actuales Leó FR no son ni la sombra de lo que fueron, ahora es un “simple” acabado, porque las versiones deportivas y con talante más dinámico se las ha quedado CUPRA. Aun así, el León FR actual es un coche interesante por lo que ofrece, siempre sin tener en cuenta lo que fue, algo que será muy sencillo para cualquier usuario que no tenga tanto apego al automovilismo.

La cuestión, al final, es… ¿Merece la pena el SEAT León eTSI? Pues mira, si merece la pena. Pero merece la pena siempre que no busques prestaciones escandalosas ni velocidades de locos, el León eTSI es un coche lógico, interesante y versátil, con un tacto más directo que otros modelos similares y con un diseño que, por lo general, suele gustar. Gasta poco, tiene etiqueta ECO la DGT y si necesitas más espacio puedes escoger la carrocería familiar.

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