En el mercado desde el año 2017, el Ford Fiesta está considerado como uno de los mejores en cuanto a comportamiento, aunque eso no es lo que hace de este modelo uno de los más populares de España. Este utilitario americano pero de fabricación europea, tiene muchos lazos con nuestra piel de toro, pues hace ya más de 40 años, su primera generación se comenzó a fabricar en España. Es más, la planta que tiene la marca en Almussafes, en Valencia, se construyó expresamente para dar vida al Fiesta.

Hace ya tiempo que no se fabrica en España, pero estuvo durante muchos años saliendo de la planta de Almussafes a toda Europa, donde se convirtió en unos de los best seller del segmento. No obstante, por muy superventas que sea, Ford no se puede permitir el lujo de relajarse, más bien lo contrario si es que quieren mantener la popularidad del modelo. Así, por tanto, le llega el turno de la renovación.

Al igual que le ha ocurrido al SEAT Ibiza, por ejemplo, el Ford Fiesta se somete a un restyling que cambia muchas cosas, como por ejemplo, el frontal o algunos detalles entre las diferentes versiones de la gama. Al mismo tiempo, se ofrecen nuevas opciones de acabado, más equipamiento y mejoras en otra serie de apartados que buscan, como cabe esperar, mantener su atractivo en un segmento que cada día está más amenazado por los SUV. El segmento B está viendo como los SUV se acercan peligrosamente a sus porcentajes de venta y eso, no es buena señal para los utilitarios.

Los cambios estéticos se centran en el frontal

Si hay que destacar algo del restyling del Ford Fiesta, no hay duda que sería el frontal. Los cambios estéticos de esta ligera renovación se centran principalmente en esta parte del coche, donde una calandra de mayores dimensiones es la protagonista. Y ese simple añadido, cambia por completo el aspecto del Fiesta. Los faros, aunque no sea tan obvio a simple vista, también cambian ligeramente, al igual que el paragolpes, no en balde, la nueva calandra ocupa gran parte del mismo. Atrás apenas se ha tocado nada, manteniendo las mismas formas.

En el habitáculo nos encontramos con novedades en forma de mínimos detalles, que además, provienen casi en su totalidad de la diferenciación que ha introducido la marca para cada variante del modelo. Mantiene los mismos acabados anteriores, pero ahora, las diferencias entre unos y otros son mucho mayores. Así, los acabados Trend y Titanium tienen una calandra que luce un marco cromado de alto brillo y una rejilla específica. El ST-Line sigue siendo la terminación más deportiva, con una calandra con rejilla en panal de abeja, llantas específicas y un aspecto general más dinámico.

También se mantiene el Ford Fiesta Active, la versión crossover del utilitario, que es la más diferenciada de todas las versiones. La calandra tiene lamas verticales de gran grosor, las llantas tienen un diseño diferente y mucho diámetro, al tiempo que las protecciones plásticas y el pequeño cromado en los laterales del paragolpes delantero le confieren un aspecto bastante llamativo.

El acabado más exclusivo y elegante, es el Vignale, que añade materiales de mayor calidad, acabados y adornos más refinados. Las llantas también son diferentes en los Fiesta con paquete Vignale.

Mismos motores, pero más equipamiento

No cambia, sin embargo, la gama de motores. El Ford Fiesta cuenta con una oferta mecánica bastante limitada, aunque no parece ser un problema. Por lo general, las variaciones más vendidas son siempre las más económicas, algo lógico por otra parte. Son versiones que están animadas por los motores más sencillos y menos potentes, así que el motor más popular es el 1.0 EcoBoost de 100 CV, que se mantiene como bloque de acceso a la gama.

El siguiente motor disponible, o mejor dicho, la siguiente versión del 1.0 EcoBoost es la variante micro híbrida de 125 CV, la cual, puede equipar el cambio automático de doble embrague Powershift de siete relaciones. Como tope de gama, el 1.0 EcoBoost Hybrid de 155 CV. No hay diésel, ni híbrido convencional o enchufable, tampoco hay versión con motor eléctrico.

La lista de equipamiento, por su parte, si recibe nuevos elementos entre los que destaca la nueva instrumentación digital tomada directamente del Ford Puma. Se trata de una pantalla de 12,3 pulgadas cuyas funciones son algo limitadas y su presencia es, más estética que funcional. La pantalla en el centro del salpicadero es de 8 pulgadas y cuenta con el sistema SYNC3 y gracias a la aplicación Ford Pass, se pueden gestionar algunas cosas del coche desde el teléfono, como abrir las puertas o saber donde lo aparcamos en el típico parking de supermercado.

Tiene control de crucero adaptativo con función de parada y arranque, reconocimiento de señales, asistente de aparcamiento activo, control de puntos ciegos, alerta de tráfico cruzado, frenada de emergencia activa, asistente de mantenimiento de carril, asistente precolisión…

El Ford Fiesta ST también adopta todas las novedades

La variante más cañera de la gama, el Ford Fiesta ST, también adopta todas las novedades que recibe la gama, desde las estéticas hasta las tecnológicas. Es de los pocos coches de su clase, seguido del Hyundai i20 N y del Volkswagen Polo GTI, que todavía se ofrecen en el segmento de los utilitarios. Y es una lástima, porque son coches que ofrecen unas prestaciones muy interesantes, más que de sobra para la gran mayoría de los usuarios en carretera abierta.

Así, el Ford Fiesta ST luce la nueva calandra con rejilla en panal de abeja, los pequeños retoques estéticos en faros y paragolpes frontal. Los faros cuentan con iluminación Matrix LED, los pilotos están ligeramente oscurecidos y en las fotos oficiales, aparece pintado en una tonalidad verde de nuevo cuño, que recuerda al Ford Focus RS presentado en el 2008 y puesto a la venta en 2009 y que ya hemos visto en el Ford Puma ST. También se estrenan unos nuevos muelles “vectoriales”, un equipo patentado por Ford y acompañados por unos amortiguadores Tenneco.

Y hablando de caballería, el Ford Fiesta ST mantiene el propulsor intacto, es decir, sigue estando animado por el 1.5 EcoBoost de 200 CV, aunque en esta ocasión el par máximo aumenta desde los 290 Nm a los 320 Nm entre 1.600 y 4.000 rpm. Unas cifras que permiten alcanzar nada menos que 230 km/h de velocidad punta y acelerar desde parado hasta los 100 km/h en poco más de 6 segundos.